LA BIBLIA - INTRODUCCIÓN

La Biblia no ha caído del cielo. Aquí están libros que no se proclamaron desde las nubes, con algún parlante celestial, sino que se reunieron pacientemente a lo largo de siglos en el seno del Pueblo de Dios, gracias a la fe de sus minorías más conscientes.

Durante unos 18 siglos, desde Abraham hasta Jesús, el pueblo de Israel descubrió, cada vez con mayor lucidez, que el Dios Único se había ligado a él. Las experiencias de la comunidad nacional, los llamados de esos hombres, llamados profetas, que hablaban de parte de Dios, las inquietudes que se desarrollaban entre los creyentes: todo esto pasó de una que otra manera a esos libros. Y fueron los responsables religiosos de Israel los que recibieron, escogieron y acreditaron estos libros, integrándolos al Libro Sagrado.

Así se formó el Antiguo Testamento de la Biblia.Testamento se refiere a que estos libros era como la herencia más preciosa entregada por Dios a su pueblo escogido.

Después de tantas experiencias, llegó para el pueblo de Israel un tiempo de crisis en que Dios quiso llevarlos de una vez a la madurez de la fe. Para eso vino Jesús. Con él se llevó a cabo la experiencia más trascendental de toda la historia. Jesús, sus esfuerzos para salvar al pueblo judío de una destrucción inminente, su rechazo, su muerte y, luego, su Resurrección: ésta fue la última palabra de Dios.

La trayectoria de Jesús originó la predicación de la Iglesia y los libros que en ella se escribieron. Aquellos libros que fueron aprobados por los responsables de la Iglesia pasaron a integrar el Nuevo Testamento.

El Nuevo Testamento comprende:

LOS CUATRO EVANGELIOS. La palabra Evangelio significa la Buena Nueva. Esos son los libros en que los apóstoles de Jesús escribieron lo que habían visto y aprendido de él.

Luego viene el libro de los HECHOS DE LOS APÓSTOLES, escrito por Lucas, el mismo que escribió el Tercer Evangelio.

Luego vienen más de veinte CARTAS que los apóstoles dirigieron a las primeras comunidades cristianas.

El Antiguo Testamento comprende:

Los LIBROS HISTÓRICOS. Aquí vemos la actuación de Dios para liberar a un pueblo que quier hacer que sea su pueblo. Lo vemos educar a ese pueblo y dar un sentido a su historia nacional. En estos libros se destacan:

El Génesis. El Exodo. El Deuteronomio. Los libros de Samuel.

LOS LIBROS PROFETICOS. Dios interviene en la historia por medio de sus profetas, encargados de transmitir su palabra.

LOS LIBROS DE SABIDURÍA destacan la importancia de la educación y del esfuerzo del individuo para llegar a ser un hombre responsable y un creyente.

Ediciones Paulinas - Verbo Divino

martes, 1 de mayo de 2012

INTRODUCCIÓN AL GÉNESIS




El Génesis significa: Los comienzos. Ahí se nos habla de los antepasados del pueblo de Israel: cap. 12-50 Ahí también se nos da una primera visión de la obra salvadora de Dios en el mundo: cap. 1-11

Capítulos 12-50

Con el capítulo 12 empiezan los recuerdos de los Patriarcas, o sea, antepasados de Israel. Al comienzo de esta Historia Sagrada, que debía transformar el mundo, está una familia de creyentes: Abraham y sus hijos. Son nómadas, o sea, gente que no tiene tierra propia, sino que vive bajo carpas, acompañando sus ovejas y burros, siempre en busca de pozos y de pastos para sus rebaños. Estos migrantes, despreciados por los habitantes de la ciudad y del campo, son los que reciben la promesa de una Tierra y de una Bendición para todos los hombres del mundo.

Capítulos 1-11

Los primeros capítulos del génesis se redactaron con el propósito de enseñarnos el sentido de la historia y del mundo en que vivimos. El universo, para qué? ¿Qué es el hombre? ¿Por qué la muerte? No se trata de una historia en el sentido moderno de la palabra, pues no es la descripción de hechos históricos. Más bien son comparaciones e historias que encierran una verdad religiosa siempre actual. Los personajes de Adán, Eva, Noé ... respresentan a los hombres de ayer y de hoy.

¿Quién escribió el Génesis?

No hubo un autor, sino varios. En el tiempo del rey Salomón (siglo X antes de Cristo), un escritor desconocido, al que se acostumbra llamar el Yavista, compuso una primera historia del pueblo de Dios, que empezaba con el relato del Paraíso. Posiblemente este hombre es el mismo que redactó la mayor parte de la historia de David en los libros de Samuel.
Para hablar de Abraham, disponía de recuerdos y leyendas que los israelitas se transmitían de padres a hijos. Para la primera parte del Génesis, en que no se trata propiamente de historia, utilizó la literatura de los Babilonios. Estos tenían, desde ya siglos, poemas referentes a la primera Pareja, el Paraíso perdido, el Diluvio... El los utilizó en parte, pero también los transformó profundamente, para que estas historias expresaran, a modo de comparaciones, los designios de Dios sobre su creación. Las partes del Génesis que se deben a este autor llevan en el margen una raya negra.
En el siglo IX antes de Cristo, otro autor al que se acostumbra llamar el eloísta, redactó varios recuerdos de los patriarcas y de Moisés, repitiendo a veces lo que el yavista había contado en forma algo diferente. Luego, de estos dos relatos, se hizo uno solo, mezclando a veces frases de ambos cuando contaban el mismo suceso.
Mucho más tarde, cuando los judíos volvieron del Destierro a Babilonia (siglo V antes de Cristo), sus sacerdotes añadieron muchos párrafos que ponemos aquí en letra cursiva. Fueron ellos que compusieron el poema de la creación en siete días, que principia el libro y toda la Biblia.

1



+ 1 Al principio Dios creó el cielo y la tierra. 2 La tierra estaba desierta y sin nada, y las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.
3 Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz. 4 Dios vio que la luz era buena y la separó de las tinieblas. 5 Dios llamó a la luz “Día” y a las tinieblas “Noche”. Y atardeció y amaneció el día Primero.
6 Dijo Dios: “Haya un firmamento en medio de las aguas y que separe a unas aguas de otras.” 7 Hizo Dios entonces el firmamento separando a unas aguas de otras, las que estaban encima del firmamento, de las que estaban debajo de él, 8 Y llamó Dios al firmamento Cielo.
Y así sucedió. Y atardeció y amaneció el día Segundo.
9 Dijo Dios: “Júntense las aguas de debajo de los cielos en un solo lugar y aparezca el suelo seco.” Y así fue.
10 Dios llamó al suelo seco “Tierra” y a la masa de agua “Mares”. Y vio Dios que todo era bueno.
11 Dijo Dios: “Produzca la tierra pasto y hierbas que den semilla y árboles frutales que den sobre la tierra fruto con su semilla adentro.” Y así fue: 12 La tierra produjo pasto y hierbas que dan semillas y árboles frutales que dan fruto con su semilla adentro según la especie de cada uno. Y vio Dios que esto era bueno. 13 Y atardeció y amaneció el día Tercero.
14 Dijo Dios: “Haya lámparas en el cielo que separen el día de la noche. Sirvan de signos para distinguir tanto las estaciones como los días y los años. 15 y que brillen en el firmamento para iluminar la tierra.” Y así fue.
16 Hizo, pues, Dios dos grandes lámparas: una grande para presidir el día y otra más chica para presidir la noche; también hizo las estrellas. 17 Yavé las colocó en lo alto de los cielos para alumbrar la tierra, 18 para mandar al día y a la noche y separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que esto era bueno. 19 Y atardeció y amaneció el día Cuarto.
20 Dijo Dios: “Llénense las aguas de seres vivientes y revoloteen aves sobre la tierra y bajo el firmamento.” 21 Ycreó Dios los grandes monstruos marinos y todos los seres que viven en el agua y todas las aves. Y vio Dios que estaba bien. 22 Los bendijo Dios, diciendo: “Crezcan, multiplíquense y llenen las aguas del mar, y multiplíquense asimismo las aves en la tierra.” 23 Y atardeció amaneció el día Quinto.
24 Dijo Dios: “Produzca la tierra animales vivientes, de diferentes especies, bestias, reptiles y animales salvajes.” Y  así fue. 25 E  hizo Dios las distintas clases de animales salvajes, de bestias de reptiles. Y vio Dios que esto era bueno.
26 Dijo Dios: “Hagamos al  hombre a nuestra imagen y semejanza. Que mande a los peces del mar y a las aves del cielo, a las bestias, a las fieras salvajes y a los reptiles que se arrastran por el suelo.”
27 Y creó Dios al hombre a su imagen.
A la imagen de Dios lo creó.
Macho y hembra los creó.
28 Dios los bendijo, diciéndoles: “Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanlo. Manden a los peces del mar, a las aves del cielo y a cuanto animal viva en la tierra.”
29 Dijo Dios: “Yo les entrego, para que ustedes se alimenten, todo clase de hierbas, de semilla y toda clase de árboles frutales. 30 A los animales salvajes, a las aves de los cielos y a cuanto ser viviente se mueve en la tierra, les doy para que coman pasto verde.” 31 Y así fue. Vio Dios que todo cuanto había hecho era muy bueno. Y atardeció y amaneció el día Sexto.

+ Este primer poema de la creación en seis días nos da respuestas fundamentales acerca de Dios, del hombre y del mundo. Esta es la razón por la cual estas páginas se colocaron al comienzo de la Biblia a pesar de que se escribieron posteriormente a la mayoría de los otros libros de la Biblia. Estas no fueron las primeras revelaciones de Dios: más bien, cuando desde ya siglos el pueblo de Dios proseguía su camino, se le dio esta enseñanza en forma de poema para que tuviera una visión más clara de dónde salió el mundo y a dónde va el hombre.

ALGUNAS RESPUESTAS CLARAS ACERCA DE LAS BASES DE LA FE

Al principio. Al principio de todo existe Dios. No el mundo, la Materia o la Naturaleza, sino Alguien que hizo todo por decisión propia suysa (Is 43,10)
Dios dijo: Haya luz. Así debemos entender que toda la creación de Dios será luz. Ninguna cosa salió mala de la mano de Dios. Todo ha salido de la Palabra de Dios, es decir, de su decisión. Todo fue hecho tal como la deseaba. Y vio Dios que era bueno. Si a nosotros algo de nos parece malo en el mundo, tal vez esto se debe a que no somos capaces de comprenderlo; y si realmente es malo, la razón será que intervino otro que Dios, sea hombre o demonio (Sab 1,14; 11,20; Ecl 13,1; Stgo 1,17)
Primer día, segundo día, tercer día. El poema enumera todas las categorías de de criaturas que hay en el mundo. Y cada cosa viene a su tiempo, las creaturas más perfeccionadas y con mayor grado de de vida, después de las más inferiores. La obra de Dios es ordenada e innumerable. Al último día aparece el  hombre, que será el rey de la creación.
Lo creó a su imagen. En medio de los animales inclinados hacia la tierra, el hombre camina erguido y mirando al cielo. Sólo el hombre estudia, conoce, ama. Sólo él tiene conciencia, en la cual habla el Espíritu de Dios. Pero, cuando la Biblia dice que Dios creó al hombre, ¿de quién habla? No del varón solo ni de la mujer sola, sino de la pareja. La imagen de Dios no es el individuo, preso de su soledad y de su soberbia, sino el encuentro de dos personas unidas por lazos de comunión y, a raíz de esto, portadoras de vida. De la misma manera que Dios es Tres Personas en un mismo ser.
La Biblia insiste: Dios hizo al  hombre a su imagen y semejanza. Esto, para tener con quién trabar amistad y entablar un diálogo. Y la Biblia nos dirá   cómo viene Dios a comprometerse con el hombre.
Siendo imagen de Dios, el hombre es su servidor y su encargado de gobernar el mundo. Que domine (Sir 17,4)
Multiplíquense y llenen la tierra. Dios hizo al hombre para que su vida fuera fecunda. En los primeros tiempos la Biblia recalcaba que la gran bendición de Dios consistía en tener numerosos hijos. Luego observó que lo importante no es su número, sino más bien que esos hijos sean una semilla buena (Sab 4,1) Pero nunca habló de multiplicarse en forma irresponsable. Si Dios dedico seis días a preparar la tierra para que fuera acogedora para el hombre, ahora ningún padre puede traer hijos a la vida sin saber que éstos tendrán el sustento material, la educación y el cariño que corresponden a hijos de Dios.
Dios descansó el séptimo día. Esta comparación no quiere decir que Dios estaba cansado. Tampoco significa que Dios ahora mira de lejos su creación. Más bien debemos entender que toda la obra de de Dios y el trabajo de los hombre tienen que desembocar en el día sin ocaso en que descansaremos junto a Dios, compartiendo su felicidad en el cielo. Ver también comentario de Ex 20,8

NO TOMAR TODO AL PIE DE LA LETRA

Hay personas que creen que Dios dictó estas líneas y el autor sagrado solamente puso la tinta sin cambiar una letra de lo que Dios le hablaba. Pero no fue así como se escribió la Biblia. Por supuesto que Dios asistió al autor para que el poema saliera tal como Dios lo deseaba y para que enseñara a los hombres de todos los tiempos. Pero esto no impide que el autor escribió para la gente de su tiempo que les habló por medio de figuras y modismos propios de la cultura de ellos. Los que ahora leemos la Biblia, debemos entrar un poco en esta cultura y estos modo de expresarse si no queremos entender al revés lo que el autor quería expresarnos.
Primer día, segundo día... ¿Deberemos pensar que Dios creó el mundo en seis días como los nuestros, incluso los tres primeros días cuando todavía no existía el sol?
En realidad, el autor quiso presentar la creación como un juego escénico en que, varias veces cae el telón y cambian los actores. Dios construye el universo que será su Templo, y lo construye solemnemente, por pasos, como en una ceremonia ordenada. A cada cosa y a cada ser viviente se le atribuye una función. Si bien el sol y la luna deben alumbrar a los mortales, no parece ser de menor importancia que sirvan para fijar el calendario y los días de fiesta dedicados a Dios.
El autor dispuso esta ceremonia en seis días para que el sábado, que entre los judíos era el día de descanso consagrado a Dios, éste pudiera descansar glorificado por su creación. Pues éste es el fin del universo y la razón de ser de la humanidad. Los israelitas llamaban sábado, o sea, descanso a ese día y consideraban su observancia como el pilar de la religión.
Haya un firmamento que separe a unas aguas de otras (v .6). En aquel tiempo los hombres no sabían todavía que la tierra es un planeta girando alrededor del sol. Pensaban en una tierra plana, semejante a un disco y puesta sobre columnas. Estas columnas se hundían en las aguas inferiores, las que también rodeaban la tierra y formaban los océanos (ver Job 38,4-10). Por encima se extendía una gran bóveda azul, el cielo, o firmamento, de donde cuelgan las estrellas y el sol. Y por encima de este firmamento estaban, según creían ellos, las aguas superiores de las que proviene la lluvia.
En realidad, para ellos, este cielo solamente era el piso de otro mundo donde vive Dios con los ángeles. En la Biblia, cielo y tierra significan todo lo que existe; por una parte, el mundo de las cosas visibles; y también otro mundo mejor, mundo espiritual que no se puede ver.
Dios vio que esto era bueno. El autor no niega la existencia del mal en el mundo. Para los israelitas el  mar y la oscuridad eran el símbolo de las fuerzas malas en el mundo. Sin embargo, estas fuerzas están ordenadas, contenidas: el mar tiene sus límites y la noche debe ceder el paso cada día a la luz.
Dijo Dios: Es claro que Dios, que es espíritu, no tiene boca ni habla emitiendo sonidos. Esta expresión Dijo Dios nos recuerda que el Creador es el mismo que nos ha dado su palabra y su Ley.
Yo les entrego toda clase de hierba y árboles frutales. Con estas palabras el autor expresa el ideal de un mundo no violento en que ni siquiera se mataran  los animales. Dios no quiere la muerte de sus criaturas. Sin embargo, posteriormente, se hará una concesión (Gén 9,3) porque Dios toma en cuenta la condición real del hombre pecador.

LA CREACIÓN Y EL HOMBRE MODERNO

Muchas personas quieren oponer lo que dice la Biblia y lo que descubre la ciencia. En realidad, la ciencia moderna habla cada vez más de un comienzo del universo (ver La Edad de la Creación, p.7) y no tiene cómo explicarlo. Andamos, pues, muy tranquilos.
Por otra parte, ya dijimos lo que significan los seis días: no se oponen a que el universo se haya formado a lo largo de millones de siglos. Y si alguien se extraña de que el relato no se conforme a una descripción científica, digámosle que la Biblia es palabra de Dios, pero para instruir nuestra fe y no para sustituir la investigación científica.
Más a menudo se formula otra objeción: la religión, al hacer de Dios el creador del mundo y del hombre una criatura, nos acostumbra a vivir sometidos y resignados. La verdad es otra: cuando la Biblia dice que Dios es Creador de todo y es ante todos, engrandece al hombre que ya no es productor del azar, sino que viene de Dios.
La Biblia libera el espíritu  humano. Los pueblos antiguos creían que la suerte del hombre dependía de los caprichos de sus dioses, y vivían resignados bajo el peso de un destino al que nadie podía escapar. Enlos pueblos antiguos los esfuerzos del  hombre para ampliar su poder fueron paralizados por el temor a ofender a esos dioses que detenían las fuerzas de la naturaleza. Es conocida la leyenda pagana de Prometeo, castigado por haber descubierto, “robado”, el fuego, que pertenecía a los dioses, y haberlo entregado a los hombres, sus hermanos.
En cambio, la Biblia forma a un hombre que no tiembla ante el poder oculto de los astros (son lámparas al servicio de Dios) y que no teme cualquier maldición del destino cuando investiga los secretos del universo. ¿No es un cristiano el primer hombre que marchó sobre la luna?
El relato bíblico afirma que el hombre viene de Dios. No solamente el primer hombre, sino todo hombre que nace en este mundo: no somos el producto casual de puras leyes físicas. Dios ha dispuesto los acontecimientos y los encuentros en los que se formó nuestra personalidad. Dios ha actuado mediante todas aquellas personas que despertaron nuestro espíritu.
El sexto día aparece el hombre. A partir de este momento, Dios cede el paso, por así decirlo, a su criatura predilecta, el hombre. Dios sigue creando el universo por medio de las manos, el cerebro y el universo por medio de las manos, el cerebro y el corazón del hombre. Y mientras el hombre trabaja y crea, también se crea a sí mismo. Se construyen escuelas, se imprimen libros, se esbozan estructuras sociales en que cda cual es llamado a desarrollar su iniciativa y su responsabilidad.

UN MENSAJE PROFÉTICO

Al principio, dice el Génesis, y se refiere a la creación, o sea, a lo que aparece fuera de Dios. En el principio, dice el Evangelio (Jn 1,1) y se refiere a lo que es Dios en sí mismo.
Al principio, dice el génesis, y empiezan las criaturas, el espacio y el tiempo. Pues, antes no  había nada fuera de Dios, y ni siquiera había un “antes”, puesto que no había tiempo que corriera. En el comienzo, dice Juan: pero nos habla de la vida íntima de Dios, el que no conoce el tiempo ni está sometido al tiempo, sino que vive en esa plenitud permanente que llamamos eternidad. Allí no hay antes ni después, ni duración ni desgaste ni aburrimiento.
Hablando de la vida íntima de Dios, decimos en el comienzo, para referirnos a la generación del Verbo en el comienzo, para hablar del Espíritu que procede del Padre y el Hijo. Pero sabemos que este comienzo es y no pasa; y cuando el Hijo y el Espíritu vuelvan a la unidad del Padre-Dios, para gozar juntos la suprema beatitud, no habrá corrido el tiempo, sino que su gozo es y permanece fuera de todo tiempo.
Al principio, dice el Génesis, hablando del acto creador, el que procede de una decisión eterna de Dios, o sea, que irradia de la vida misma y del amor mutuo de las Personas divinas. En el principio Dios se proyectó a sí mismo en su Verbo, que es su Imagen y Resplandor (Col 1,15 y Hebr 1,3); al principio se distribuyen en el universo las riquezas que el Padre contempló en su Hijo. Así como en él resplandece la Sabiduría del Padre, así también en el universo creado contemplamos la Sabiduría que todo lo ordenó con número, peso y medida. (Sab 11,20) En el principio Dis lo dijo todo o, mejor, se dijo todo en una palabra suya, las criaturas que proclamarán su gloria (Sal 19)
En el principio brota el espítiru de la comunión del Padre con su Hijo, y vuelve con ellos a la unidad divina, para el gozo mutuo de las Personas. Asimismo, al principio, se hace presente en el universo y se desliza en todas las criaturas (Sab 7,23) para ponerlas en marcha y animarlas a que vuelvan también ellas a la unidad divina.
Con el primer capítulo del Génesis abre dos caminos para nuestra reflexión. El primero es el estudio de la hisotira humana, historia sagrada en que Dios manifiesta su proyecto eterno de amarnos, de llevar la raza humana a su madurez y de reunirla en su Hijo hecho hombre, Cristo. El otro es la interiorización del misterio íntimo de Dios, del que surgió el universo, misterio de su deslumbrante riqueza, de su sabiduría incomprensible y de su amor irresistible.
 El espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas... para infundir en las criaturas la creatividad que les permite cooperar conDios. Las madres, en especial, saben que Dios crea con ellas en el secreto, ya sea de cuerpo o de las conciencias. Y por el Espíritu surgen las creaciones de los artistas, de los poetas y de los hombres de Dios.
Hizo al hombre a su imagen y semejanza. Este es el hombre que vive en gracia de Dios (Ef 2,15 y 4,24) Pero nuestros pecados van borrando la imagen de Dios, tanto en el hombre como en la realidad social que construimos, dominada por la codicia y la violencia. Por esto viene el Hijo a su propia casa (Jn 1,11) para restaurar esta semejanza.
A su imagen y semejanza. Esta es una de las afirmaciones mayores de la Biblia. Pues a nadie se le ocurriría buscar una relación personal con Dios si solamente  se fijara en su inmensidad o en todo lo que lo hace diferente de nosotros. ¿Cómo se preocuparía el ser Infinito por esas hormigas que somos en el inmenso universo? Pero la Biblia habla de semejanza.
Esto quiere decir primero que, cuando Dios habla, nos puede entregar la Verdad. Las palabras de la fe no son verdad humana, ajena a la Verdad, sino que, mediante su Palabra, recibimos de alguna manera la Verdad total que se identifica con El: tenemos capacidad para recibir a Dios mismo.
Luego el apóstol Juan afirma repetidamente que somos semejantes a Dios por cuanto lo amamos, y que la maduración del amor en nosotros nos acerca cada vez más al momento en que podremos ver a Dios y unirnos a el, hasta participar de la misma vida eterna de las Personas divinas: 1 Jn 3,1-6 y 7-18
Que domine. A pesar de su fragilidad, la crreatura huaman ha sido escogida por Dios para ser el enlace entre El y el universo. Desde el primer momento de la creación, Dios  ha dispuesto que su Hijo se haría hombre (Ef 1,1-14) A él se refieren las palabras del Salmo 8. ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él? Lo coronaste de gloria y grandeza,; le entregaste las obras de tus manos. (Ver 1 Cor 15,24)

Dios descansó el séptimo día y lo santificó. La creación no se acaba con la aparición del hombre trabajador, sino con el Descanso, que Dios le ha preparado (Heb 3,13)  Lo inauguró Jesús al resucitar al día siguiente al sábado y, por esta razón, los apóstoles escogieron el domingo para el encuentro semanal de los cristianos, dejando el sábado a los judíos que no habian creído en Cristo.

2



2 1 Así fueron hechos el cielo y la tierra y todo lo que hay en ellos. 2 Dios terminó su trabajo el Séptimo día y descansó en este día de todo lo que había  hecho. 3 Bendijo Dios este Séptimo día y lo hizo santo porque ese día él descansó de todo su trabajo de creación.
4 Este es el origen del cielo y de la tierra cuando fueron creados.

Segundo relato de la Creación

¡ El día en que Yavé Dios hizo la tierra y los cielos, 5 no había sobre la tierra arbusto ninguna planta silvestre había brotado, pues Yavé Dios no había hecho llover todavía sobre ella, ni había hombre que cultivara el suelo. 6 Sin embargo, brotó desde la tierra un manantial y regó toda su superficie.
7 Entonces, Yavé formó al hombre con polvo de la tierra, y existió el hombre con aliento y vida. 8 Luego, Yavé plantó un jardín en un lugar del Oriente llamado Edén; allí colocó al hombre que había formado. 9 Yavé hizo brotar del suelo toda clase de árboles agradables ala vista y buenos para comer. Y puso en medio el árbol de la Vida y el árbol de la Ciencia del bien y del mal.
10 Del Edén salía un río que lo regaba y se dividía en cuatro brazos. 11 El primero se llamaba Pisón, y es el que rodea la tierra de Evila, 12 donde hay oro fino, piedras preciosas y aromas. 13 El segundo río se llamaba Guijón, y es el que rodea la tierra de Cus. 14 El tercer río se llama Tigris y, es el que corre al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates. 15 Yavé tomó, pues, al hombre y  lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara. 16 Y Dios le dio esta orden al hombre: “Puedes comer de cualquier árbol que haya en el jardín, 17 menos del árbol de la Ciencia  del bien y del mal; porque el día que comas de él, morirás sin remedio.”
18 Después dijo Yavé: “No es bueno que el hombre esté solo. Haré, pues un ser semejante a él para que lo ayude.”
19 Yavé entonces formó de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo, y los llevó ante el hombre para que les pusiera nombre. Y cada ser viviente había de le llamarse como el hombre lo había llamado.
20 El hombre puso nombre a todos los animales, a las aves del cielo y a las fieras salvajes. Pero no se encontró en ellos un ser semejante a él para que lo ayudara. 21 Entonces Yavé hizo caer en un profundo sueño al hombre y éste se durmió. Y le sacó una de sus costillas, tapando el hueco con carne. 22 De la costilla que Yavé había sacado al hombre, formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces el hombre exclamó:
23 Esta sí que es hueso de mis
huesos y carne de mi carne
esta será llamada varona
porque del varón ha sido tomada.
24 Por eso el hombre deja a sus padres para unirse a una mujer, y son los dos una sola carne.
25 Los dos estaban desnudos, hombre y mujer, pero no por eso se avergonzaban.

¡ Después del canto solemne de la creación del universo, que ocupa el primer capítulo del Génesis, la Biblia nos ofrece aquí un relato mucho más antiguo: el Hombre y la Mujer en el jardín del Edén.
Este relato podía compararse a la parábolas de Jesús, en especial a las parábolas del padre que espera la vuelta del hijo pródigo, o del rey que invita a compartir su banquete. Yavé, el Dios Santo, es representado como el propietario de un jardín maravilloso (Eden significa: Delicias) en el que le gusta pasearse cuando declina el calor el día (3,8) no es necesario imaginar un escenario muy grande; aquí solamente están los dos árboles, el Hombre y su compañera. Los animales no hacen más que pasar para someterse al Hombre (es lo que significa su nombramiento en 2,20), y la serpiente-Demonio no necesita mucho espacio, pues viene a cobijarse en el corazón del Hombre. Pero, por muy pequeño que sea el Edén de la pareja humana, lo que ahí sucede determina al final la suerte de la tierra entera. Es así como, al comienzo, la pequeña fuente del Edén es reputada alimentar los grandes ríos delmundo, en especial el Eufrates y el Guijón que distan uno del otro miles de  kilómetros.
¿Debemos hablar de Adán o del Hombre? Pues en hebreo Adán significa un ser humano cualquier. Cuando el término se utiliza como nombre propio, sin el artículo (por ejemplo en 5,1 y 5,3) ponemos Adán. Aquí en cambio la Biblia escribe “el” Adán, o sea el Hombre. Recordemos al respecto la palabra del gran biblista Orígenes que, viviendo en el siglo 3, ya escribía: “En cuanto se refiere a Adán y su pecado, solamente entenderán el sentido profundo de dicha historia quienes sepan que, en idioma hebreo, Adán significa el hombre. En estos párrafos que se presentan como la historia de un tal Adán, Moisés pone su enseñanza sobre la naturaleza huamana”. Es así como Adán figura toda la raza humana: Adán eres tú también.
Este relato tan ingenuo y sencillo está lleno de palabras profundas y de enseñanzas dvinas. Fíjense cómo Yavé, buen artesano y gran artista, trabaja la arcilla con sus propias manos, mirando al que todavía no lo conoce y preparándolo para que pueda recibir de su propio soplo aliento y vida. Respecto del aliento o del alma del hombre, ver el párrafo 83 del Indice: La Enseñanza Bíblica.
El Hombre vive, pero por gracia de Dios cuyo soplo constantemente lo viene a despertar para que no se duerma ni recaiga ahí de donde surgió, pasando a ser entre los animales un animal más inteligente, más cruel y más desubicado que los otros. Soplo y espíritu son una sola palabra en hebreo; el Espíritu de Dios hace que el Hombre se mantenga en pie. Que si se aparta de él, en pocos minutos o en pocas generaciones vuelve el Hombre al polvo; el Hombre, o sea tú y yo, o la familia, o la sociedad. Por eso los filósofos notan que después del siglo 19 que vio las grandes proclamaciones de la muerte de Dios, el siglo 20 es el de la muerte del hombre, con su desconcierto y desesperación, con las guerras y el hambre generalizado.
El hombre tendrá que devolver a Dios todo lo que recibió de él, entre otros su soplo. Pero esto se refiere tanto a la muerte como a la divinización del Hombre: ver el ejemplo de Jesús en Mt 27,50. Dios al crearnos no pensó en la muerte, sino que nos hizo semejantes a él para que algún día, viendo a Dios cara a cara, él pueda reconocerse en nosotros y amarse a sí mismo a través de nosotros, cuando pasamos a ser con él un solo espíritu (1 Cor 6,17)
El Hombre es puesto en el jardín pra cultivarlo: la humanidad se va haciendo a sí misma trabajando el mundo. Y tuvo que trabajar durante muchos siglos para madurar y para saber lo que es y lo que puede. Yavé se ausenta y el Hombre se queda entre los dos árboles. Por una parte está el árbol de la Vida, que el Hombre puede probar mientras está en el jardín, y al ver cómo le llega la vida, sabe que está en la verdad. Pero también está el árbol de la ciencia del bien y del mal, o sea un conocimiento de sí y del mundo que le sugiere al Hombre adueñarse de todos los frutos de la ciencia, de la técnica, de la economía y del sexo para gozar de lo que a él le parece bueno para ser libre yfeliz.
No es bueno que el hombre esté solo (2,18) Dios que no conoce la soledad, establece la división de los sexos, no porque sea necesaria para transmitir la vida, sino para promover el amor, la entrega mutua y el gozo compartido.
No se encontró entre ellos un ser semejante a él. (2,20) La procesión de los animales nos prepara para descubrir el valor irremplazable de la mujer. Ella será la compañera del hombre y no su servidora, y Dios la saca de la costilla porque, de sacarla de otro lugar más arriba o más abajo, uno de los dos se sentiría inferior al otro. No obstante esta enseñanza divina, el pueblo de Israel siempre fue muymachista. Sobre este tema del machismo, ver Mal 2,15; Mt 19,5; Lc 8,1; 1 Cor 7,4; 7,10; Ef 5,31
Adán se durmió (2,21) para que Dios realizara en él la segunda parte de su creación. Una cosa es existir como individuo, pero vivir como pareja exige de ambos como un renacer.
Y son los dos una sola carne: este modismo  hebreo significa que pasan a formar un solo ser.
Estaban desnudos sin vergüenza. m i sea que estaban en paz con la naturaleza y con su propio cuerpo. No sentían la rebeldía de sus instintos ni se veían torpes bajo la mirada de Dios.

LA BIBLIA Y LA EVOLUCIÓN

¿Cómo conciliar esta creación del hombre o partir del barro de la tierra con lo que dice la ciencia sobre la evolución de los seres vivos y el origen animal de la raza humana?
Ya dimos una respuesta en el comentario del capítulo anterior en el párrafo La Creación y el hombre moderno. Pero ahora preguntamos: ¿quién escribió esta página dela Biblia? La escribió uno de los sabios que rodeaban al rey Salomón. Ese era el tiempo en que los israelitas recién llegaban a ser una nación. En torno a Salomón, esos primeros literatos de Israel escribían sus primeros libros sagrados.
Precisemos: escribían los primeros libros del pueblo de Israel. Pues desde ya quince o veinte siglos las grandes naciones vecinas de Egito y de Babilonia tenían su literatura: leyendas, poemas religiosos y proverbios. Los sabios israelitas no empezaban de cero, sino que aprovecharon estas literaturas antiguas.
Allí se contaba cómo los dioses habían creado el mundo, cómo se habían puesto celosos de la felicidad de los humanos, cómo habían traído sobre ellos un diluvio... Los sabios de Salomón tomaron ejemplo de ellos para hablar del hombre y de Dios, pero lo hicieron a su manera. Así, por ejemplo, las leyendas afirmaba que los dioses, celosos del homhre, le habían quitado la planta de la inmortalidad con la ayuda de una serpiente astuta. Los autores de la página bíblica transformarn esta leyenda y, junto con afirmar que el hombre muere por culpa suya, hicieron de la serpiente la figura del demonio...
Podríamos multiplicar los ejemplos. Estas páginas guardaron las figuras y comparaciones de las antiguas leyendas para contestar unas preguntas fundamentales: ¿por qué existimos? ¿Cómo el hombre se encontrará a sí mismo? Pero si nosotros ahora preguntamos, como hace la ciencia: ¿cómo se formó la raza humana y cómo se relaciona con las razas animales? La Palabra de Dios no contiene nada al respecto. Y Dios deja que lo investiguemos con nuestra inteligencia, es lo que hacen los científicos.
Una última observación. Lo grande para nosotros es que cada uno reciba de Dios el espíritu que lo hace persona a imagen de Dios. Y no importa tanto que nuestro cuerpo lo debemos a padres humanos mientras que los primeros hombres heredaron el suyo de antepasados animales. Además, afirmamos que la raza humana no ha salido “por casualidad” de una anterior raza animal. Dios es el que ha impulsado y orientado toda la evolución de los seres vivos para que aparecieran especies cada vez más perfeccionadas y con un cerebro mejor preparado, para algún día ser capaces de recibir un espíritu humano.

UN MENSAJE PROFÉTICO

En esta página Dios crea la pareja como una imagen de su propio ser. Más aún, pareciera que todo el orden del mundo depende el éxito de esta pareja: formarán un solo ser. Esta “Ley del Comienzo”, como la llama Jesús (MT 19,8), significa mucho más que la fidelidad en el matrimonio; pues la gran novedad del Evangelio fue de manifestar el misterio de Dios que es generosidad y vida compartida entre el Padre, el Hijo y el Espíritu. De esta fuente salió la creación entera; en especial, los hombres han de superar el egoísmo innato para logar una comunión cada día más profunda con sus semejantes.
El matrimonio es, para la inmensa mayoría de los hombres, el medio providencial, es el sacramento que les permite prepararse para el encuentro definitivo con Dios. Los años de vida en común, los esfuerzos para escuchar y comprender al otro y para tomar juntos todas las decisiones, la capacidad de perdonarse, la firmeza en una fidelidad total del uno al otro, son los medios que transforman la creatura humana frágil y poco responsable y la hacen madurar.
También la creación de Dios pde la pareja nos da a entender algo del misterio de Cristo yd e su llegada a los hombres como el esposo de la h umnaidad Mc 2,19) Del lado de Adán dormido nace Eva; del lado de Cristo muerto en cruz salió sangre y agua (Jn 19,34), lo que significaba el nacimiento de la Iglesia purificada por el agua del bautismo y la sangre de Cristo (Ef 5,26 y 31) Y el modelo de toda pareja será siempre la relación misteriosa que une a Cristo con los que somos su cuerpo, hasta que seamos con él ya no una sola carne (2,24), sino un sólo espíritu (1 Cor 6,17)