LA BIBLIA - INTRODUCCIÓN

La Biblia no ha caído del cielo. Aquí están libros que no se proclamaron desde las nubes, con algún parlante celestial, sino que se reunieron pacientemente a lo largo de siglos en el seno del Pueblo de Dios, gracias a la fe de sus minorías más conscientes.

Durante unos 18 siglos, desde Abraham hasta Jesús, el pueblo de Israel descubrió, cada vez con mayor lucidez, que el Dios Único se había ligado a él. Las experiencias de la comunidad nacional, los llamados de esos hombres, llamados profetas, que hablaban de parte de Dios, las inquietudes que se desarrollaban entre los creyentes: todo esto pasó de una que otra manera a esos libros. Y fueron los responsables religiosos de Israel los que recibieron, escogieron y acreditaron estos libros, integrándolos al Libro Sagrado.

Así se formó el Antiguo Testamento de la Biblia.Testamento se refiere a que estos libros era como la herencia más preciosa entregada por Dios a su pueblo escogido.

Después de tantas experiencias, llegó para el pueblo de Israel un tiempo de crisis en que Dios quiso llevarlos de una vez a la madurez de la fe. Para eso vino Jesús. Con él se llevó a cabo la experiencia más trascendental de toda la historia. Jesús, sus esfuerzos para salvar al pueblo judío de una destrucción inminente, su rechazo, su muerte y, luego, su Resurrección: ésta fue la última palabra de Dios.

La trayectoria de Jesús originó la predicación de la Iglesia y los libros que en ella se escribieron. Aquellos libros que fueron aprobados por los responsables de la Iglesia pasaron a integrar el Nuevo Testamento.

El Nuevo Testamento comprende:

LOS CUATRO EVANGELIOS. La palabra Evangelio significa la Buena Nueva. Esos son los libros en que los apóstoles de Jesús escribieron lo que habían visto y aprendido de él.

Luego viene el libro de los HECHOS DE LOS APÓSTOLES, escrito por Lucas, el mismo que escribió el Tercer Evangelio.

Luego vienen más de veinte CARTAS que los apóstoles dirigieron a las primeras comunidades cristianas.

El Antiguo Testamento comprende:

Los LIBROS HISTÓRICOS. Aquí vemos la actuación de Dios para liberar a un pueblo que quier hacer que sea su pueblo. Lo vemos educar a ese pueblo y dar un sentido a su historia nacional. En estos libros se destacan:

El Génesis. El Exodo. El Deuteronomio. Los libros de Samuel.

LOS LIBROS PROFETICOS. Dios interviene en la historia por medio de sus profetas, encargados de transmitir su palabra.

LOS LIBROS DE SABIDURÍA destacan la importancia de la educación y del esfuerzo del individuo para llegar a ser un hombre responsable y un creyente.

Ediciones Paulinas - Verbo Divino

viernes, 23 de marzo de 2012

ÉXODO

INTRODUCCIÓN AL EXODO

El Exodo es la salida de Egipto. Esta es, en la Biblia, la gran hazaña de Dios: la salida del país de la esclavitud hacia la tierra prometida. Dios libera a su pueblo "con gran poder, mano fuerte y brazo extendido", abriendo un camino en el mar.
El Exodo es el corazón del Antiguo Testamento, y aquello que le da su significado al presentarnos a un Dios que liberta a los hombres. ¿Cómo, pues, explicar que tantos hombres no creyentes digan: "El miedo creó a los dioses?" Y Lenin agrega en su libro "Socialismo y religión": "La religión, adormeciendo con la esperanza de una recompensa celestial a quien pena durante toda su vida en la miseria, le enseña la paciencia y la resignación."
Pero no es así. En el Exodo, Dios no viene a infundir el temor, sino que escucha el gemido del pueblo oprimido, le da confianza, despierta en él la esperanza de una liberación real y completa, suscitando un líder generoso. El Exodo es como el ejemplo de todas las verdaderas liberaciones humanas.

DATOS HISTÓRICOS

Cinco siglos han pasado desde los tiempos de Abraham. Durante un tiempo los egipcios han sido derrotados por invasores venidos de Asia, entrando con ellos numerosos nómadas del desierto ver la historia de José) Cuando vuelven a restablecer sus propios reyes, estos nómadas son tratados con menos consideración y muchos de ellos huyen para evitar impuestos o trabajos obligatorios. Unos son expulsados (como en Ex 12,31), otros se fugan a favor de la noche (como en 12,38)
Uno de estos grupos, perseguido por un destacamento de carros egipcios, es protegido por una intervención extraordinaria de Dios: los israelitas vieron a los egipcios muertos a la orilla del mar (14,30). Este milagro del paso del Mar tomó su verdadero sentido porque el hombre que dirigía a los fugitivos era Moisés, el profeta de Dios, y él fue capaz de interpretar esta obra divina: Yavé, único Dios, había escogido a Israel para que fuera su pueblo, y lo sacaba de la esclavitud de Egipto para hacerlo pueblo santo en medio de los demás pueblos.
El Exodo, o salida de Egipto, iniciaba la historia del Pueblo de Dios.
Moisés y los suyos quedaron un buen tiempo en los oasis del Sinaí. Allí Moisés impuso la Ley de Yavé con sus mandamientos básicos.
- Yavé, Dios Celoso, no permite que Israel conserve ninguno de sus dioses tradicionales, sino que debe servirlo en forma exclusiva.
Para entender esta partia del pueblo de Dios es necesario recordar la situación histórica.

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Los hebreos se multiplican en Egipto

¡ 1 1 Estos son los nombres de loshijos de Israel que llegaron con Jacob a Egipto, cada uno con su familia: 2 Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, Benjamín, 3 Dan, Neftalí, Gad y Aser. 4 Los descendientes de Jacbo eran 70 personas. 5 Pero Josés estaba ya en Egipto.
6 Murió José, todos sus hermanos y toda aquella generación, 7 pero los hijos de Israel, muy fecundos, se multiplicaronmucho. Llegaron a ser tan numerosos, que los había en todo el país.

Los egipcios someten a esclavitud a los hebreos

8 Un nuevo rey gobernó a Egipto. Este no sabía nada de José, y dijo a su pueblo:
9 “Fíjense que los hijos de Israel forman unpueblomás numeroso y fuerte que nosotros.; 10 por esto, tomemos precauciones contra él para que no siga multiplicándose, no vaya a suceder que si estalla la guerra, se una a nuestros enemigos para luchar contra nosotros y así salir del país.”
11 Entonces les pusieron capataces a los israelitas, haciendo pesar sobre sus hombros duros trabajos, y así edificaron para Faraónlas ciudades de almacenamiento. Pitom y ramsés. 12 Pero mientras más los oprímían, tanto más crecían y se multiplicaban, de tal modo que los egipcios llegaron a temer a los israelitas.
1 1 Estos son los nombres de loshijos de Israel que llergoncon Jacob a Egipto, cada uno con su familia: 2 Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, Benjamín, 3 Dan, Neftalí, Gad y Aser. 4 Los descendientes de Jacob eran 70 personas. 5 Pero José estaba ya en Egipto.
6 Murió José, todos sus hermanos y toda aquella generación, 7 pero los hijos de Israel, muy fecundos, se multiplicaron mucho. Llegaron a ser tan numerosos, que loshabía en todo el país.

Los egipcios somenten a esclavitud a los hebreos

8 Un nuevo rey gobernó a Egipto. Este no sabía nada de José, y dijo a su pueblo:
9 “Fíjense que los hijos de Israel forman un pueblo más numeroso y fuerte que nosotros.; 10 por esto, tomemos precauciones contra él para que no siga multiplicándose, no vaya a suceder que si estalla la guerra, se una a nuestros enemigos para luchar contra nosotros y así salir del país.”
11 Entonces les pusieron capataces a los israelitas, haciendo pesar sobre sus hombros duros trabajos, y así edificaron para Faraónlas ciudades de almacenamiento. Pitom y ramsés. 12 Pero mientras más los oprímían, tanto más crecían y se multiplicaban, de tal modo que los egipcios llegaron a temer a los israelitas.
 13 Los egipcios trataron cruelmente a los hijos de Israel haciéndolos esclavos, 14 les amargaron la vida con duros trabajos de arcilla y ladrillos, con toda clase de labores campesinas y toda clase de servidumbres impuestas por crueldad.
15 El rey de Egipto también dio orden a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifrá y la otra Púa, diciéndoles: 16 "Cuando asistan a las hebreas, fíjense bien en el momento en que dan a luz: si es  niño, háganlo morir; y si es niña, déjenla con vida."
17 Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron lo que les había mandado el rey de Egipto, sino que dejaron con vida a los niños. 18 Entonces el rey llamó a las parteras y les dijo: "¿Por qué dejan con vida a los niños?"19 Las parteras respondieron: "Es que las hebreas no son como las egipcias. Son más robustas y dan a luz antes que llegue la partera."
20 Y Dios favoreció a las parteras. Por haber temido a Dios, 21 El les concedió numerosa descendencia, y el pueblo se multiplicó y se hizo muy poderoso.
22 Entonces Faraón dio esta orden a todo el pueblo: "Echen al río todo niño nacido de los hebreos, pero a las niñas déjenlas con vida."


¡  Desde siglos y siglos una gran parte de la humanidad ha vivido bajo la opresión. De su vida sufrida poco hablan los historiadores. Escasas fueron las rebeldías, pues, en su inmensa mayoría, se sometieron y llegaron a pensar que la esclavitud era para ellos una situación normal. Pero Dios quiso intervenir una vez por lo menos, en una forma manifiesta, para liberar al proletariado hebreo, y éste fue el primer paso de la historia del Pueblo de Dios.
La Biblia caracteriza a grandes rasgos la condición infrahumana de los hebreos en Egipto.
- los dueños egipcios tienen miedo a un proletariado que, según ellos, crece en forma irresponsable (10 y 12);
- se les imponen duros trabajos para construir y para defender una sociedad que a ellos no les promueve ni les reconoce derechos (11);
- se juntan explotación y opresión, trabajos inhumanos y represión policial, mediante los capataces egipcios (5,6)
Situaciones de opresión: 1 Mac 1,2 Mac 4,2 Mac 6; Is 5,8; Am 5,10; Ex 34; Mi 2,1; Job 24,1; 25,9; Lam 3,31)
- al final, una autoridad extranjera les impone el control de los nacimientos en la forma más drástica (16).
¿Quiénes eran Sifra y Púa? Sus nombres son egipcios. Esas mujeres, pues, burlaron la orden del rey por compasión al pueblo oprimido y no aceptaron ejecutar disposiciones que su conciencia condenaba.

2




Moisés salvado de las aguas

+ 2 1 Un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de su misma tribu. 2 La mujer dio a luz un hijo, y viendo que era hermoso, lo tuvo escondido, durante tres meses. 3 Como no podía ocultarlo por mas tiempo, tomó un canasto de papiro, le tapó los agujeros con alquitrán y brea, metió en él al niño y lo puso entre los juncos a la orilla del río Nilo. 4 La hermana del niño se quedó cerca para que ver lo que pasaba.
5 La hija de Faraón bajó a bañarse en el río, y mientras sus sirvientas se paseaban por la orilla, ella divisó el canasto entre los juncos y envió a una criada a buscarlo. 6 Cuando lo abrió, se dio cuenta de que era un niño que lloraba. Se compadeció de él y exclamó: “¡Es un niño hebreo!”. 7 Entonces, la hermana del niño dijo a la hija de Faraón: “¿Quieres que vaya a llamar a una nodriza de entre las hebreas para que te críe este niño?” 8 “¡Ve!”, le contestó la hija de Faraón.
9 La joven fue y llamó a la madre del niño. Y la hija de Faraón le dijo: “Toma este niño y críamelo, que yo te pagaré.” La mujer tomó al niño y lo crió.10 El niño creció; entonces ella lo llevó a la hija de Faraón, que lo trató como a un hijo, y lo llamó Moisés, diciendo: “Lo he sacado de las aguas.”

Primer compromiso de Moisés

n 11 Moisés, siendo ya mayor, fue a visitar a sus hermanos, y comprobó sus penosos trabajos. Vio también cómo  un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos. 12 Miró a ambos lados, y como no vio a nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
13 Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que peleaban. Moisés, dirigiéndose al que maltrataba al otro, le dijo: “¿Por qué le pegas a tu compañero?” 14 Y el le contestó: “¿Quién te ha puesto de jefe y juez sobre nosotros?, ¿acaso piensas matarme como mataste al egipcio?” Moisés, lleno de temor, se dijo: “Seguramente este asunto se ha sabido.”
15 Faraón supo lo sucedido y buscó a Moisés para matarlo; pero Moisés huyó de la presencia de Faraón y se fue a vivir al país de Madián. Alli se sentó junto a un pozo.

Moisés en Madián

16 Un sacerdote de Madián tenía siete hijas. Estas fueron a sacar agua y llenar las piletas, para dar de beber a las ovejas de su padre. 17 Pero vinieron los pastores y las echaron. Entonces Moisés se paró y salió a defenderlas y dio de beber al rebaño.
18 Cuando volvieron donde su padre Ragüel, él les dijo: “¿Cómo es que hoy han venido tan pronto?”, 19 Ellas le contestaron: “Un egipcio nos libró de las manos de los pastores y además sacó agua por nosotras y dio de beber al rebaño.” 20 Entonces Ragüel preguntó a sus hijas: “¿Y dónde está? Si es así, ¿cómo han dejado a ese hombre? Llamenlo para que venga a comer.”
21 Moisés aceptó vivir con aquel hombre, quien le dio a su hija Séfora. 22 Séfora dio a luz un hijo, y Moisés lo llamó Guersón, pues dijo: “Soy forastero en tierra extraña.”

Dios recuerda a Israel

¡ 23 Durante este largo período murió el rey de Egipto. El pueblo de Israel sufría bajo la esclavitud. Gritaban, y su clamor subió hasta Dios.
24 Oyó Dios sus lamentos, y se acordó de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob.
25 Y miró Dios con bondad a los hijos de Israel, y los atendió.

+ La liberación del pueblo hebreo empieza con un acto sencillo, el de esta madre que para salvar a su hijo arriesga su propia vida.
Es la manifestación del amor materno. Es el acto de rebeldía de una conciencia que no acepta una ley inhumana. Es el acto de la fe de la madre que presente el porvenir maravilloso que Dios abre a una vida nueva, y que, al mismo tiempo, sabe que los hijos son la esperanza de su pueblo (Hebreos 11,21)
Los historiadores explican que los detalles de este relato fueron inspirados por la leyenda del rey Sargón, salvado de las aguas cuando era niño. Quizá. Pero Israel sabía que Moisés había sido librado del destino común de todos los hebreos.
Dios va a prolongar este primer gesto liberador. Da al niño la oportunidad de recibir, en la corte del Faraón, una educación que nunca habría tenido dentro de su familia. El que iba a libertar a los esclavos, debía saber lo que era la libertad, habiendo gozado de ella; pues ellos ni siquiera sabían lo que significaba ser persona libre.

n Moisés llevaba vida de príncipe. Sin embargo, sale al encuentro de sus hermanos de condición inferior.
Comprobó sus penosos trabajos y vio. No hizo como tantos privilegiados de la cultura que no ven ni se sienten solidarios de su pueblo: evasión de los capitales, fuga de los cerebros. No cerró los  ojos voluntariamente, como aquellos que reniegan de su familia humilde o dejan de solidarizar con sus compañeros para ser admitidos en un ambiente superior o para ser bien considerados por sus jefes.
De inmediato, Moisés se pone de parte de sus hermanos. Pero al día siguiente descubre otro aspecto del mal: sus hermanos no son víctimas inocentes. La opresión que padecen tiene algo que ver con la violencia, la maldad y  la irresponsabilidad que existen entre ellos. No son respetados por los egipcios, pero tampoco se preocupan por merecer que los respeten. Esta vez Moisés no sabe qué hacer y prefiere huir...
Moisés ha dado el primer paso en el camino que lo llevará a liberar a su pueblo. Asimismo el que, pudiendo compartir la suerte de los privilegiados prefiere ponerse al servicio de los humildes, se hace, aun sin saberlo, seguidor de Cristo, como está escrito en Heb 11,25: “Por la fe Moisés se negó a ser llamado hijo de una hija del Faraón. Prefirió compartir llamado los malos tratamientos con el pueblo de Dios, antes que conocer el goce pasajero del pecado; pues estimaba la humillación de Cristo más preciosa que los tesoros de Egipto.”
Es así como al Biblia valoriza todo esfuerzo que se haga en pro de la dignidad del  hombre, en la lucha de los pueblos en vía de desarrollo para lograr su propia independencia, en el esfuerzo de los jóvenes y de los trabajadores por una participación más activa en la construcción de su porvenir.
Pero también entendemos que la obra libertadora de Dios será a la vez liberación de las estructuras de opresión y despertar en el hombre de la conciencia de su propio pecado.

Pastor en el desierto. Moisés aprende la vida ruda, pobre y libre, tal como la de Abraham. Además los madianitas eran más o menos descendientes del padre de los creyentes (Génesis 25,2) Así, pues, Moisés recibe de su suegro Ragüel, llamado también Jetró (3,1), las tradiciones sobre Abraham y su fe en el Dios Unico.

¡ Gritaron, y su clamor subió hasta Dios. A veces los hombres no tienen ánimo ni siquiera para esperar en Dios. Pero, aunque los hombres hayan olvidado las promesas, Dios no las olvida. Dios mira a sus hijos y su amor permanece despierto.
La Biblia nos dice que hay una hora de Dios que los hombres no pueden pretender lograr cualquier cosa en cualquier momento. A pesar de que podemos apresurar la hora de Dios con nuestras oraciones y la generosidad de nuestra entrega, a él pertenecen los tiempos y los momentos (He 1,7)
La demora de Dios: 2 Mac 6,12; Ha 1,2; Ecclo 35,19; Sal 44; Mc 4,26; Lc 18,1; Ap 6,11

3


La zarza ardiendo

+ 3 1 Moisés cuidaba las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián. Una vez llevó las ovejas muyleljos en el desierto y llegó al cerro de Horeb, esto es, el Cerro de Dios.
2 El Angel de Yavé se presentó a él bajo las apariencias de una llama ardiente, en medio de una zarza. Moisés vio que la zarza ardía pero no se consumía. 3 Moisés se dijo: “Voy a mirar más de cerca esta cosa asombrosa, y saber por qué la zarza no se consume.”
4 Yavé vio que Moisés se acercaba para mirar, y Dios lo llamó de en medio de la zarzas: “Moisés, Moisés.” 8 El respondió: “Aquí estoy.” Yavé le dijo: “No te acerques más. Sácate tus sandalias porque el lugar que pisas es tierra sagrada.” 5 Y Dios agregó: “Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.”
Moisés se tapó la cara, porque tuvo miedo de que su mirada se fijara sobre Dios.
7 Yavé dijo: “He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he escuchado sus gritos cuando lo maltratan sus mayordomos. Yo conozco sus sufrimientos. 8 He bajado para librarlo del poder los egipcios y para hacerlo subir de aquí a un país grande y fértil, a una tierra que mana leche y miel, al territorio de los cananeos, de los hebreos, de los amorreos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos. 9 El clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y he visto cómo los egipcios los oprimen.

10 Ve, pues, yo te envío a Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.”
11 Moisés dijo a Dios: “¿Quién soy yo para ir donde Faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?”
12 Dios respondió: “Yo Estoy contigo, y ésta será para ti la señal de que yo te he enviado. Cuando  hayas sacado al pueblo de Egipto, ustedes vendrán a este cerro y me darán culto aquí.”
13 Moisés contestó a Dios: “Si voy a los hijos de Israel y les digo que el Dios de sus padres me envía a ellos, si me preguntan: “¿Cuál es su nombre?, yo ¿qué les voy a responder?

14 Dios dijo a Moisés: YO SOY EL QUE SOY.” “Así dirás al pueblo de Israel: YO SOY me ha enviado a ustedes. 15 Y también les dirás: YAVE, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado. Este será mi nombre para siempre, y con este nombre me invocarán sus hijos y sus descendientes.”

Así principiará Moisés

16 Vee y reúne a los jefes de Israel, y les dirás: “Yavé, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob se me apareció y me ha dicho: YO he venido a visitarlos y a pedir cuentas a los egipcios por lo que hacen con ustedes. 17 Y quiero sacarlos de toda esta opresión y trasladarlos al país de los cananeos, a la tierra que mana leche ymiel.
18 Los jefes de Israel te harán caso y, juntos, entrarán al palacio del rey de Egipto, y tú le dirás: El Dios de los hebreos, Yavé, nos salió al encuentro. Hemos de caminar tres días por el desierto, para ofrecer sacrificios a Yavé, nuestro Dios.
19 Yo ya sé que el rey de los egipcios no los dejará ir, si no es obligado por la fuerza. 20 Por esto yo extenderé mi mano y azotaré a Egipto con toda clase de males extraordinarios, de manera que él mismo los echará fuera.
21 Yo moveré a los egipcios para que traten bien a mi gente cuando partan: no se irán con las manos vacías. 22 Cada mujer pida a su vecina objetos de plata y oro y también vestidos preciosos; con ellos vestirán a sus hijos e hijas, y así dejarán sin nada a los egipcios.”

+ Dios ha esperado varios años (Moisés ya es un hombre maduro) antes de llamar a Moisés. Lo hace en un tiempo en que éste tiene encaminada su vida como padre de familia y pastor de ovejas. Lo hace en el desierto, donde aparentemente Moisés se ha marginado de las desgracias de sus hermanos, perdiendo día tras día la esperanza de que pudiera servir a su pueblo. Así, muchas veces, Dios espera a los hombres en tal o cual desierto de su vida, en que Dios prepara a sus servidores, mientras el corazón y la generosidad permanecen intactos.
El Angel de Yavé se presentó a él bajo la apariencia de una llama de fuego. El ángel de Yavé (sabemos que es una manera de decir el mismo Yavé Dios: ver Apariciones y ángeles, Gén 16,1), se presenta como el fuego que atrae las miradas pero quema al que quisiera acercarse demasiado. Al verlo, Moisés hace lo que se hacía al entrar en un lugar sagrado: se quitaban las sandalias para no llevar ante Dios el polvo de la existencia común y corriente. Así nos recuerda que el hombre no se puede acercar a Dios sin despojarse de sus preocupaciones y de sus deseos terrenales.
Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. El que llama  a Moisés es el mismo que sus antepasados veneraban bajo diversos nombres que los había llamado a entrar en su proyecto salvador.
Estaré contigo. Es la palabra reconfortante que se lee en la Biblia cada vez que Dios llama a una misión: Jos 1,5, Jue 6,12; Mt 28,20; Lc 1,28

¿Quién soy yo para ir donde Faraón? Moisés ya no es el joven entusaisasta que asaltó al capataz egipcio, el hombre maduro comprende que esta misión supera sus fuerzas y teme ponerse solamente en manos de Dios. Pero el llamado divino no es una voz que suena y pasa: Dios se ha hecho dueño del corazón de Moisés.
Ahora ve que te envío a Faraón. Así va a empezar la misión de Moisés, que hasta el fin de su vida le exigirá una entrega total. Sabiendo con toda seguridad que Dios lo manda, Moisés podrá perseverar en medio de las peores dificultades. Después de sacar a Israel de egipto, le impondrá, casi a la fuerza, su destino, que es ser el propio pueblo de Dios.
Dios habla de llevar a Israel a la tierra que mana leche y miel, la Tierra  prometida a Abraham. No fija plazos ni indica detalles, pero, por lo menos, anuncia un evento que probará la autenticidad de la misión: algún día Israel, pobre pero libre, llegará con Moisés hasta el monte Horeb (o monte Sinaí) para encontrar a Dios y recibir sus palabras que dan vida.

EL NOMBRE DIVINO

En medio de todos los pueblos que tienen sus propias ideas acerca de Dios y buscan a tientas el sentido de su destino, Israel va a ser el pueblo que conoce a Dios según la verdad  y que, debido a esto, sabe por dónde pasa la superación verdadera del hombre. Moisés, que va a ser el profeta y el educador de Israel, recibe primero el conocimiento de Dios Santo y Justo, el que hace libres a los hombres.
Con este nombre me invocarán (15) Es evidente que todo nombre es propio de tal o cual idioma humano en el que tiene una significación. Dios indica a los hebreos un nombre. Yavé que, en el idioma de ellos se interpeta. El Es. Si se hubiera dirigido a otro pueblo, Dios habría indicado otro nombre que tuviera el mismo sentido para ese pueblo.
Yavé significa a la vez: El Es y El hace existir. Se relaciona con lo dicho por Dios: Yo Soy (v.14)
Yo Soy. Este es el Dios que Vive y que Ve (Gén 16,13) Cuando quiere manifestar algo de su misterio, lo preceden el fuego fulgurante (Ez 1,4; Hab 3,4), la tempestad y los truenos (Ex 19,6; 1 R 19,11; Sal 18,9-17) y las olas del mar; animales fantásticos en los que reúnen todas las fuerzas de la naturaleza (Ez 1). Pero ésas no son más que figuras que esconden a manera de una nube (2 R 8,10) el misterio de Dios, infinitamente más profundo, el que deafía y desafía eternamente, no solamente el ojo del  hombre, sino la mente de cualquier criatura, ya sea angélica o humana.
Las criaturas reciben de Dios el existir, pero él tiene en sí la fuente de su propia existencia y no debe nada a nadie. Dios es el Uno, y ninguno de los que tienen de él su existir, puede comparérsele o sumarse al Unico.
Dios Es, y hace existir al que lo conoce. Esta revelación es decisiva para toda  la Biblia, y conviene recordarlo cuando fácilmente los creyentes dicen: Dios es Amor, Dios es Bondad: pues olvidan que eso sería falso si no se afirmara primero: Dios es el que Es. Si Dios fuera solamente el Todopoderoso, solamente pensaríamos en agarcharnos ante él. Si fuera solo bondad, no comprenderíamos por qué nos pone a pureba. Si fuera solamente el bien, obligaríamos a todos a que hagan el bien, en respsetar su liberatad.
Pero no, dijo: Yo soy el que es, Yo Soy. Dios es Persona que existe en forma sumamente activa y libre y nos llama a existir de verdad. Por eso Dios creó un mundo en que pudiéramos actuar en forma responsable. Dios no nos impone el bien. Mejor si, a través de nuestras experiencias y de nuestros mismos errores, llegamos a decubrir donde está el bien verdadero.
Adorar a Dios no significa, como creen algunos, estar postrados ante él, sino acercarnos a él cara a cara. El humilde se acerca sin falsos temores y Dios lo levanta de su mano para que pueda entrar en comunión con él. El que conoce a Dios de verdad se hace persona libre y que libera a las demás.
Al presentarse como Persona, el Unico Dioa había dicho lo más esencial. No era posible precisar más en esos comienzos y dar a conocer el misterio de las Tres Personas Divinas que son el mismo Dios, ésta sería la obra de Jesús )Mt 28,19, Jn 1,18-19) Por eso, durante siglos, los israelitas se quedarían con la figura de un Dios soberano que los conducía con autoridad.

¿Yavé o Jehovah? Unos cuatro siglos antes de Jesús, los israelitas dejaron de pronunciar el nombre de Yavé por respeto. Entonces cambiaron en la Biblia la escritura Yavé por Yehovah, palabra que no tenía sentido y que tampoco se pronunciaba, pero al verla el lector sabía que no debía decir Yavé, sino Edonah, o sea, Señor.
Yavé nos salió al encuentro. El motivo religioso invocado (para ofrecer sacrificios) no puede disimular el objetivo único de los esclavos hebreos que es liberarse de la opresión que sufren.Todo esto sucedió en un tiempo en que no había problema social o político que no se expresará en términos de religión (Ex q17,167; Núm 25,16)
Pero ahora varios preguntan: La Biblia, ¿nos habla de liberación en el sentido huymano, político, o bien nos propone una liberación espiritual? En realidad, esta proposición es artificial. La misma experiencia nos enseña que para salvar al prójimo, no basta la ayuda material ni los cambios políticos, y tampoco las oraciones. Y para eso ellas mismas deben enfrentar y solucionar los problemas reales, materiales o educativos y políticos de la vida común a partir de una visión más lúcida de la realidad, tal como Dios la ve, y con un amor más auténtico, lo cual es espiritual. La salvación es una sola.
Quiero sacarlos de toda esta opresión. El Dios que Es, se preocupa por los que que todavía no existen de verdad. Dios quiere salvar a los hombres, pero para salvar a los hombres, tiene que haber hombres primero, hombres verdaderos y no infra-hombres sin libertad ni responsabilidad ni dignidad reconocida. La salvación no es un lavado de las almas, sino una restauración de la persona humana en sus varias dimensiones: individiual, familiar y social.
Al hablar de liberación, la Biblia siempre se refiere a una liberación total de la persona humana. Las personas se salvan y se liberan, liberando y salvando a los otros. Podríamos estudiar el Exodo como una Vida de Moisés, y ver que se fue “salvando”, o sea, que creció como persona y como creyente, conforme se entregaba a sus tareas materiales y espirituales a la vez de dirigente y liberador de sus hermanos.

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El poder de hacer milagros

n 4 1 Moisés respondió a Yavé: “No me van a creer, ni querrán escuchar mi palabra, sino que dirán: Es mentira, a ti no se te ha aparecido Yavé.”
2 Entonces Yavé le pregunó: “¿Qué es lo que tienes en la mano?” “Un bastón”, le respondió él. 3 Dijo Yavé: “Tíralo al suelo.” Lo tiró, y se convirtió en una serpiente. Moisés echó a correr de miedo. 4 Yavé entonces le dijo: “Tómala por la cola.” Moisés la agarrró, y ya no era una serpiente, sino un bastón en su mano. 6 “Esto lo he hecho –le dijo Yavé- para que ellos crean que es verdad que se te ha aparecido el Dios de sus padres.”
6 Yavé añadió todavía: “Mete la mano en tu pecho.” Y lo hizo, y la sacó cubierta de lepra, blanca como la nieve. 7 “Vuelve a meter tu mano en el pecho.” Lo hizo de nuevo y, al sacarla, su mano estaba sana como el resto de su cuerpo.
8 “Si no te creen – le dijo Yavé- ni aceptan como prueba el primer prodigio, te creerán con el segundo. 9 Y si los dos prodigios no son suficientes para que te crean, toma agua del río y derrámala, al caer al suelo, el agua del río se convertirá en sangre.”

Aarón, intérprete de Moisés

10 Moisés  dijo a Yavé: “Te suplico tengas presente que yo nunca he tenido facilidad para hablar, ni aun después de que tú me hablaste, pues no encuentro palabras para expresarme.”
11 Le respondió Yavé: “¿Quién ha dado la boca al hombre? ¿Quién hace que uno hable y otro no? 12 ¿Quién hace que uno vea y que el otro sea ciego o sordo? ¿No soy yo? 13 Anda ya, que yo estaré en tu boca y te diré lo que has de hablar.”
14 Insistió Moisés y le dijo: “Por favor, Señor, por qué no mandas a otro?” Entonces Yavé se enojó y le dijo: “¿No tienes a tu hermano Aarón, el sacerdote? A él no le faltan las palabras. 15 Mira que salió de viaje en busca de ti y, cuando lo hayas puesto al tanto de todo, se alegrará mucho. Tú le hablarás para que transmita estas palabras que te he dicho, 16 y cuando tú le  hables, o cuando él lo transmita, yo estaré con ustedes. Y les enseñaré lo que tienen que hacer. 17 Aarón hablará por ti igual que un profeta habla por su Dios, y tú, con este bastón en la mano, harás milagros.”

Moisés vuelve a Egipto

¡ 18 Yavé dijo a Moisés, enel país de Madián: “Regresa a Egipto, pues ya  murieron los que querían tu muerte.”
19 Moisés , pues, volvió a casa de su suegro Jetró y le dijo: “Tengo que ir a Egipto a visitar a mis hermanos, para saber si están vivos todavía.” Jetró le respondió: “Que te vaya bien.”
20 Tomó Moisés a su esposa y a sus hijos. Los hizo montar en un burro y partió para Egipto, llevando en la mano el bastón divino.
21 Yavé le dijo, asimismo: “Cuando regreses a Egipto, harás delante de Faraón todos los prodigios para los cuales te he dado poder. Pero yo endureceré su corazón y no dejará partir a mi pueblo. 22 Tú entonces le dirás: Eso dice Yavé: Israel es mi hijo primogénito. 23 Ya te dije: deja partir a mi hijo, para que me rinda el culto que me es debido. Pero tú no has querido dejarlo salir; por esto, yo voy a quitar la vida a tu primogénito.”
24 Cuando Moisés iba de camino, el Angel de Yavé se le presentó en el lugar donde pasaba la noche, con intención de quitarle la vida. 25 Tomó entonces Séfora un cuchillo de piedra y, cortando el prepucio de su hijo, tocó con la sangre los pies de Moisés, diciendo: “Tú eres para mí un esposo de sangre.”
26 El Angel lo dejó. Ella había dicho estas palabras, “esposo de sangre”, a causa de la circuncisión.

Moisés y Aarón son aceptados por los israelitas

27 Mientras tanto, Yavé había dicho a Aarón: “Ve al desierto y allí encontrarás a tu hermano Moisés.” Partió Aarón y se encontró con Moisés en el Monte de Dios. Lo besó y, 28 luego, Moisés le contó a su hermano las palabras que Yavé le había dirigido y los prodigios que le había enseñado. 29 Moisés y Aarón partieron juntos a Egipto, donde reunieron a todos los jefes de los hijos de Israel. 30 Aarón  les comunicó todo lo que Yavé había dicho a su hermano Moisés y éste hizo los prodigios delante de todo el pueblo. 31 El pueblo creyó, comprendieron que Yavé había visto sus sufrimientos y venía a visitarlos. Postrados en tierra, adoraron.

n No me van a creer. Cuesta a los marginados unirse y confiar en quienes puedan levantarlos. Pero más todavía le costará a Israel seguir un camino de liberación tan largo y tan opuesto a la sabiduría humana.
Muchas veces Moisés no dará cuenta de su actaución, sino que se valdrá de la misma autoridad de Dios, y por eso recibe el poder hacer milagros que lo acrediten.
Todo esto está adaptado al mundo en que vivió Moisés. Encontramos aquí el tipo de portentos que se atribuían a los brujos egipcios.

Tu hermano Aarón hablará por ti. Tal vez Moisés quiso correrse ante el llamado de Dios, tal vez se sintió acomplejado por no tener las cualidades humanas que parecían imprescindibles, para ser un líder. Pero Dios le enviará los ayudantes que necesita, puesto que de él viene la misión.
Para entender mejor el papel atribuido a Aarón en estos acontecimientos, recordemos que en tiempos posteriores los sacerdotes judíos, “descendientes de Aarón”, eran los que guardaban y enseñaban la religión de Moisés. Al hacer de Aarón el hermano y el portavoz de Moisés, no hacían sino afirmar que ellos mismos  hablaban con la autoridad de Moisés (Mt 23; Mc 1,44)

¡ En un episodio oscuro, Moisés aparece enfermo de gravedad; su esposa entiende que es por no haber sido circuncidado. Entonces, según las ideas de ese tiempo, circuncida a su hijo por él.

jueves, 22 de marzo de 2012

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Moisés habla al Faraón

+ 5 1 Moisés y Aarón se presentaron a Faraóny le dijeron: “Así dice Yavé, el Dios de Israel: Deja salir a mi pueblo para que me celebre una fiesta en el desierto.”
2 Respondió Faraón: “¿Quién es Yavé para que yo escuche su voz y deje salir a Israel? No conozco a Yavé y no dejaré salir a Israel.”
3 Ellos dijeron: “El Dios de los hebreos nos ha salido al encuentro. Permite que vayamos al desierto a tres días de camino. Allá ofreceremos sacrificios a Yavé, nuestro Dios, no sea que nos castigue con peste o espada.”
4 El rey de Egipto les dijo: “Usredes, Moisés y Aarón, ¿por qué ponen trabas a los que trabajan? Vuelvan a sus tareas.” 5 Faraón dijo: “Este pueblo ahora es numeroso y ustedes ¿quieren que interrumpa sus trabajos?”
6 Aquel mismo día Faraón dio la siguiente orden a los capataces del pueblo y a sus secretarios israelitas: 7 “Ya no darán paja al pueblo para hacer ladrillos. Que vayan ellos mismos a buscarla. 8 Pero les esxigirán la misma cantidad de ladrillos que hacían antes, sin disminuir ni uno sol. Son unos flojos, y por eso gritan diciendo: Vamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios. 9 Que se aumente el trabajo de estos hombres y no prestarán más atención a tonterías.”

Primeras dificultades

10 Salieron los capataces junto con sus secretarios israelitas, y dijeron al pueblo: “Faraón no les dará más paja. 11 Vayan ustedes mismos a buscarla donde la encuentren. Pero trendrán la misma tarea que antes.”
12 El pueblos e dispersó por todo el país en busca de paja para machacar. 13 Los capataces por su parte los apuraban: “Cumplan su tarea diaria como cuando se les daba paja.” 14 Los capataces castigaron a sus secrearios israelitas que habían colocado al frente del pueblo y les decían: “¿Por qué ni ayer ni hoy han hecho la misma cantidad que antes?”
15 Los secretarios israelitas fueron a  quejarse a Faraón y le dijeron: “¿Por qué tratas a sí a tus siervos? 16 No nos dan paja, y sin embargo, se nos oredena hacer ladrillos. Los tuyos, pues, son culpables al azotarnos.” 17 El respondió: “Flojos y más que flojos. Po resa ra´zón me piden ir a sacrificar a Yavé. 18 Vuelvan a sus trabajos. No se les dará paja, y tienen que entregar la misma cantidad d eladrillos.”
19 Los secretarios israelitas se vieron en grandes apuros. 20 Al salir d ela casa de Faraón se encontraron con Moisés y Aarón que los esperaban 21 y les dijeron: “Que Yavé examine y juzgue. Ustedes son culpables de que Faraón y sus capataces nos hayan tomado odio. Ustedes han puesto la espada en sus manos para matarnos.”
22 Se volvió entonces Moisés hacia Yavé y dijo: “Señor mío, ¿por qué maltratas a tu pueblo?, ¿por qué me has enviado? 23 Pues desde que fui donde Faraón para hablarle en tu nombre, está maltratando a tu pueblo, y Tú no haces nada para librarlo.”

+ La palabra de Dios no se escucha tan fácilmente en los ministerios de la capital como en el desierto. La respuesta y las decisiones de Faraón son el modelo al que parecen referirse muchos gerentes y administradores. Moisés Y Aarón reciben una negativa y luego conocen la desconfianza de sus compañeros.
A lo largo de la historia encontramos la misma oposición de los que no quieren moverse para liberarse, no confían en el éxito o no hacen caso y no apoyan a los líderes que trabajan por su bien. Martin Luther King poco antes de su muerte, decía con tristeza que chocaba con la indiferencia de los negros; se sentía solo en su lucha en favor de sus hermanos de raza. Durante la Conquista, Fray Bartolomé de las Casas, en su protesta en favor de los indios , tuvo que enfrentarse con las críticas de otras religiones.
A Dios no le faltan los medios para llevar adelante su obra libertadora, con tal de que Moisés tenga fe y persevere.
Nótense los apuros de esos secretarios israelitas que mandaban al pueblo a nombre de las autoridades egipcias.

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6 1 Yavé respondió a Moisés: “Ahora verás lo que voy a hacer con Faraón. Yo seré más fuerte que él, y no sólo los dejará partir, sino que él mismo los echará de su tierra.”

Otro relato del llamado de Moisés

n 2 Dios habló a Moisés para decirle: “Yo soy Yavé, 3 que me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios de las Alturas, pues no quise revelarles este nombre mío: Yavé. 4 También pacté mi alianza con ellos para darles la tierra de Canaán, la tierra en donde estuvieron como peregrinos. 5 Y ahora me acuerdo de mi alianza al oír los gemidos de los hijos de Israel oprimidos por los egipcios. 6 Por lo tanto, diles de mi parte: 7 Yo soy Yavé, que quitaré de sus espaldas los duros trabajos de Egipto y los liberaré de la esclavitud. Yo les devolveré la libertad con golpes tremendos de mi mano y con intervenciones manifiestas.
8 A ustedes los tomaré para pueblo mío, y seré Dios para ustedes. Y, en adelante, conocerán que Yo soy Yavé, Dios de ustedes. Yo los introduciré en la tierra que con juramento prometí darle a Abraham, a Isaac y a Jacob, y se la daré como herencia propia.”
9 Así habló Moisés a los hijos de Israel, pero no le hicieron caso, porque estaban desanimados y agobiados por sus duras labores.
10 Yavé habló a Moisés: “Ve a hablar a Faraón, rey de Egipto, 11 y dile que despida a los hijos de Israel para que puedan salir del país.” 12 Pero Moisés contestó: “Si los hijos de Israel no me hacen caso, ¿cómo me escuchará Faraón? Y además me cuesta expresarme.” 13 Pero Yavé habló con Moisés y Aarón y los mandó hacia los hijos de Israel, y también hacia Faraón, para hacer a su pueblo del país de Egipto.

Antepasados de Moisés y Aarón

14 Estos son los jefes de las tribus:
Hijos de rubén, primogénito de Israel: Janoc y Falu, Jesrón y Carmi. Estas son las familias descendientes de Rubén.
15 Hijos de Simeón,: Jamuel, Jasmín, Ahod y Jaguen, Sojar y Saúl, hijo de una cananea. Estas son las familias de Simeón
16 Estos son los hijos de Leví: Guersón, Quehat y Mezari, Leví vivió ciento treinta y siete años.
17 Hijos de Guersón: Lobni y Semeí con sus descendientes.
18 Hijos de Quehat: Amram y Jishar, Hebrón y Oziel. Quehat vivió ciento treinta y tres años-
19 Hijos de Merarí: Majli y Musi. Estos son los descendientes de Levín según sus familias.
22 Amram se casó con su tía Jocabed, la cual le dio dos hijos: Aarón y Moisés. Amram vivió ciento treinta y siete años.
21 Los hijos de Jisha fueron: Coré, Nefeg y Zicrí. 22 Los de Oziel: Misael, Elisafán y Sitri.
23 Aarón se casó con Elisabet, hija de Aminadab, hermano de Najasón, de la que tuvo cuatro hijos : Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar.
24 Los hijos de Coré: Aser, Elcana y Abiasat. Estas son las familias de los coreítas.
25 Pero Eleazar, hijo de Aarón, se casó con una de las hijas de Futiel, con quien tuvo un hijo: Finjas. Estos son los jefes de las familias levitas, según sus familias.
29 Estos son Aarón yMoisés a los que se dirigió Yavé para sacar a los hijos de Israel de Egipto, ordenados como unejército.
27 Estos son los que hablaron a Faraón, rey de Egipto, para sacar de Egipto a los hijos de Israel.
Estos son Moisés y Aarón
28 El día que Yavé habló a Moisés en el país de Egipto, 9 le dijo: “Yo soy Yavé, dile a Faraón todas las cosas que yo te mande.” 30 A lo cual respondió Moisés: “¿Cómo me escuchará Faraón, siendo yo tan malo para hablar?

nDijimos al comienzo de este libro que se juntaron varios relatos de los mismos acontecimientos. Aquí empieza un relato más tardío y más resumido del llamado de Moisés. Se da una lista de sus antepasados. Se indica para Moisés la edad de ochenta años, cifra simbólica. Los sacerdotes judíos atribuían a Moisés una vida de ciento veinte años, es decir, de tres generaciones, cifra perfecta.

- cuarenta años al salir de Egipto.
- ochenta años al encontrar a Dios.
- ciento veinte años al morir.

miércoles, 21 de marzo de 2012

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Anuncio de las plagas

7 1 Yavé dijo a Moisés: “Mira que te he constituido como un dios para Faraón, y Aarón, tu hermano, será tu profeta. 2 Tú le dirás a Aarón todas las cosas que yo te mando y él hablará a Faraón para que deja salir de su país a los hijos de Israel. 3 Sin embargo, haré que se mantenga en su negativa y, por más que yo multiplique mis prodigios y milagros a costa de Egipto, 4 con todo no te hará caso. Yo, entonces, haré uso de todo mi poder para sacar a mi pueblo del país de Egipto, a fuerza de duros castigos. 5 Así entenderán los egipcios que Yo soy Yavé, cuando vean mi poder para sacer de su país a los hjos de Israel.”
6 Moisés y Aarón hicieron tal cual Yavé les había mandado. 7 Moisés tenía ochenta años y Aarón ochenta y tres cuando hablaron con Faraón.
8 Yavé advirtió a  Moisés y a Aarón: “Cuando Faraón les diga que hagan algún milagro para confirmar las palabras de ustedes, 9 tú dirás a Aarón: “Toma tu bastón y lánzalo delante de Faraón, para que se convierta en serpiente.”
10 Se presentaron Moisés y Aarón a Faraón, hicieron lo que Yavé  les había ordenado, y, al echar el bastón delante de Faraón y de sus ministros, éste se convirtió en serpiente. 11 Faraón llamó entonces a sus sabios y brujos, los cuales hicieron algo semejante con sus fórmulas secretas; 12 arrojando todos ellos sus bastons, también se conviertieron en serpientes; pero el bastón de Aarón devoró a los de ellos. 13 Al ver esto, Faraón se puso más duro y no escuchó a Moisés y a Aarón, como Yavé le había predicho.

Las plagas de Egipto

 14 Yavé dijo a Moisés: “Faraón es porfiado. Se ha negado a que salga el pueblo. 15 Pero vuelve a encontarrlo en la mañana, a la hora en que vaya a bañarse. Lo esperarás a la orilla del río Nilo, llevando en tu mano el bastón que se convirtió en serpiente, 16 y le dirás: “Yavé, el Dios de los hebreos, me ha enviado a ti. Deja salir a su pueblo, para que lo vayan a adorar en el desierto. Hasta ahora no has escuchado. 17 Pero en esto reconocerás a Yavé: ¡Mira!, voy a golpear el Nilo con mi bastón y las aguas se convertirán en sangre. 18 Los peces del río morirán, el río apestará y los egipcios tendrán asco de beber sus aguas.”

19 Yavé dijo a Moisés: “Di a aAarón: toma tu cayado y extiende tu mano sobre las aguas de los egipcios, sobre su río, sus canales, sus estanques, y sobre todos sus depósitos de aguas, y éstas se convertirán en sagnre. Habrá sangre en toda la tierra de Egipto, hasta en las vasijas, tanto de madera como de piedra.” 20 Moisés y Aarón hicieron lo que Yavé les había mandado.”

Aarón levantó su bastón y golpeó las aguas en presencia de Faraón y de su gente, y todas las aguas del Nilo se convirtieron en sangre. 21 Los peces del río murieron y el río quedó contaminado, de manera que los egipcios no pudieron beber más agua del Nilo.

Y hubo sangre en todo el país de Egipto. 22 Pero los brujos egipcios hicieron cosas semejantes con sus fórmulas secretas y Faraón se puso más porfiado todavía. Como Yavé lo había dicho, se negó a escuchar a Moisés y Aarón.

23 Faraón volvió a su casa como si nada importante hubiera ocurrido. 24 Sin embargo, los egipcios tuvieron que cavar pozos en los alrededores del río en busca de agua potable, porque no podían beber del río.

Segunda plaga: ranas

25 Y así transcurrieron siete días desde que Yavé golpeó el río.
26 Yavé dijo a  Moisés: “Preséntate a Faraón y dile de parte de Yavé: Deja salir a mi pueblo para que me ofrezca sacrificios. 27 Si le niegas a dejarlos salir, castigaré a tu país con plaga de ranas. 28 El río pululará de ranas que subirán y penetrarán en tu casa, en tu dormitorio, en tu cama, en la casa de tus servidores y de tu pueblo, en tus hornos y en tus provisiones. 29 Contra ti, contra tu pueblo y contra todos tus servidores, subirán las ranas.”

 Aquí vienen las plagas de Egipto. Los párrafos que proceden del relato más antiguo (raya negra en el margen) narran 7 plagas. El otro relato, el eloísta, trae 9. El tercer relato añade lo de las úlceras.
Los escritores bíblicos sabían que  el poder del mal obra también milagros para oscurecer las intervenciones de Dios. Nótense estos detalles: 7,11-12; 8,3; 8,14-15;9,11
También en el cap. 10 se describen las reacciones de la gente que reconoce los signos de Dios, sin por eso llegar a la conversión verdadera.
Al leer las plagas o desventuras de Egipto, el lector moderno se preguntará tres cosas:
-     - ¿existieron realmente esos milagros estupendos para dañar a los egipcios?
-    - Si se trata de fenómenos naturales, ¿debemos pensar que cualquier desgracia es un castigo de Dios?
-  - El campesino o ciudadano egipcio, ¿era responsable de la política del Faraón y merecía ser castigado?

     En cuanto  a lo primero, sabemos que estos relatos fueron narrados y ampliados durante siglos por los israelitas. Quieren decir que por medio de desgracias naturales propias de Egipto: langosta, “Nilo rojo”, ranas, Dios manifestaba su voluntad al Faraón.
   En cuanto al segundo, ver el comentario de Luc 13,1 Dios nos advierte mediante signos. Los mismos dirigentes de una nación, si pudieran abrir los ojos sobre los males que aquejan a su país, verían que las injusticias se pagan caro.En cuanto a la tercera pregunta, no olvidemos que los autores sagrados, tenían la mentalidad de su ambiente. No se preocupaban por saber si los egipcios o si el mismo Faraón había cometido un pecado al oponerse a Moisés. Solamente veían que se oponía al designio de Dios, y debía ser vendido: es lo que expresaban con la palabra castigado. No se preguntaban sobre la suerte del campesino egipcio. Para ellos, Egipto representaba el Poder injusto, y Faraón, el Enemigo de Dios.

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8 1 Yavé habló a Moisés en esta forma: “Dile a Aarón que extienda el bastón que tiene en su mano hacia los ríos, los esteros y las lagunas de Egfipto, para que salgan ranas por todo el país de Egipto.” 2 Así lo hizo Aarón, y salieron tantas ranas que cubrieron todo el país de Egipto. 3 Los brujos de Egipto hicieron lo mismo, y también hicieron salir ranas por todo Egipto.
4 Entonces llamó Faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: “Pidan a Yavé que quite de mí y de mi país estas ranas, y yo dejaré salir a su pueblo para que ofrezca sacrificios a Yavé.” 5 Moisés le contestó: “Indícame, por  favor, cuánto tendré que rogar por ti, por tus servidores y tu pueblo, para que se alejen las ranas y que solamente haya en el Nilo.” 6 Faraón respondió: “Mañana.” “Bien –dijo Moisés-, lo haré como tú pides, para que sepas que no hay nadie como Yavé, nuestro Dios. 7 Se alejarán las ranas de ti, de tus casas, de tu gente y de tu pueblo, y sólo quedarán en el río.” 8 Dicho esto, se fueron Moisés y Aarón. Moisés llamó a Yavé por el asunto de las ranas, ya que se había comprometido con Faraón, 9 y Yavé cumplió la promesa de Moisés; todas las ranas salieron de las casas, de las granjas y de los campos, y murieron. 19 Las juntaron en inmensos montones, quedando el país apestado de mal olor. 11 Faraón, sin embargo, al ver que se le daba alivio, se puso más porfiado; no quiso escuchar a Moisés y a Aarón, tal como Yavé les había dicho.

Tercera plaga: los mosquitos

12 Nuevamente habló Yavé a Moisés: “Di a Aarón que golpee con su bastón el polvo de la tierra, y saldrán mosquitos por todo el país.” 13 Así lo hizo Aarón; golpeó el polvo de la tierra que se volvió mosquitos, persiguiendo a hombres y animales. Todo el polvo de la tierra se volvió mosquitos por todo el país de Egipto. 14 Los brujos de Egipto intervinieron también esta vez, y trataron de echar fuera a los mosquitos por medio de sus fórmulas secretas, pero no lo pudieron, de manera que los mosquitos siguieron persiguiendo a hombres y animales. 15 Entonces los brujos dijeron a Faraón: “El dedo de Dios está en esto.” Pero Faraón se puso más porfiado y no quiso hacerles caso, tal como Yavé lo había dicho anteriormente.”

Cuarta plaga:  los tábanos

16 De nuevo Yavé dijo a Moisés: “Levántate temprano, preséntate a Faraón cuando vaya al río, y dile: Esto dice Yavé: Deja salir a mi pueblo para que me ofrezca sacrificios. 17 Si tú no lo envías, enviaré yo tábanos contra ti, tu servidores y tu pueblo; e invadirán las habitaciones de los egipcios y todos lo lugares donde viven. 18 Pondré a salvo, sin embargo la región de Gosén, porque mi pueblo vive en ella; allí no habrá tábanos, a fin de que entiendas que yo, Yavé, estoy en aquella tierra. 19 Yo haré distinción entre mi pueblo y el tuyo, y esto sucederá mañana.”
20 Y así lo hizo Yavé. Los tábanos invafdieron la casa de Faraón y las casas de todo su pueblo, y el país quedó infectado de todos ellos.
Entonces mandó llamar Faraón a Moisés y a Aaron 21 para decirles: “Vayan a ofrecer sacrificios a Yavé, pero sin salir de mi país.” 22 Moisés le contestó: “Esto no se puede, porque a nuestro Dios le ofrecemos animales que, entre los egipcios, no se permite sacrificar. Si lo hacemos delante de ellos, nos tirarán piedras. 23 Así que caminaremos tres día en el desierto y, allí ofreceremos el sacrificio de nuestro Dios, de la manera que él nos ordena.”
24 Faraón rspondió: “Yo los dejaré ir a ofrecer sacrificios a su Dios en el desierto con la condición de que no vayan muy lejos. Pero ustedes rueguen por mí.” 25 Moisés le dijo: “En cuanto salga, rogaré a Yavé por ti y, mañana, los tábanos se alejarán de ti, de tus servidores y de tu pueblo, pero no nos vayas a engañar después y te niegues a que salgamos al desierto.” 26 Moisés Salió de la casa de Faraón y rogó a Yavé, 27 el cual cumplió la promesa de Moisés, liberando de los tábanos a Faraón, a sus servidores y su pueblo, sin que quedara uno solo. 28 Sin embargo, Faraón se mantuvo en su posición y se negó a que Israel saliera de su país.

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Quinta plaga: la peste

9 1 Yavé dijo a Moisés: “Anda donde Faraón y dile: Esto dice Yavé, el Dios d elos hebreos: Deja salir a mi pueblo para que me ofrezca sac rificios. 2 Si te niegas otra vez y te pones duro con ellos, 3 volveré mi mano contra los animales de tus campos, de manera que habrá una mortandad tremenda de los caballos, de los burros, de los camellos, de las vacas y ovejas. 4 también haré distinción entre el ganado de los egipcios y el de mi pueblo, de manera que no se perderá nada de lo que pertence a los hijos de Israel.”
5 Después, Yavé fijó el plazo: “Esto será mañana.” 6 Y Yavé lo hizo al día siguiente: murieron todos los animales pertenecientes a los egipcios, mientras que no murió ni uno siquiera de los que pertenecían a los israelitas. 7 Faraón se informó y comprobó que ninguno había muerto de los que pertenecían a Israel; a pesar de todo, insistió más aún en su negativa y no dejó salir al pueblo.

Sexta plaga: las úlceras

8 Entonces Yavé dijo a Moisés y a Aarón: 9 “Tomen unos puñados de cenizas que Moisés tirará hacia el cielo en presencia de Faraón. El polvo se esparcirá por todo el territorio de Egipto, provocando úlceas y tumores en hombres y animales, por todo el país de Egipto.”
10 Tomaron , pues, cenizas de un honor, se presentaron a Faraón, y Moisés loslanzó hacia el cielo. Luego sobrevinieron úlceas y tumores infectos en hombres y animales.
11 Esta vez los brujos no pudieron presentarse delante de Faraón, pues tenían úlceras, como todos los demás egipcios. 12 Sin embargo, Yavé hizo que Faraón, se pusiera más terco aún, y no quiso escuchar a Moisés y a Aarón, tal como El lo había advertido. Yavé endureció el corazón de Faraón, que tampoco quiso escuchar a Moisés y a Aarón, tal como él lo había advertido.

Séptima plaga: el granizo

13 De nuevo Yavé dijo a Moisés: “Levántate temprano, preséntate a Faraón y dile: Esto dice Yavé, Dios de los hebreos: Deja salir a mi pueblo para que me ofrezca sacrificios. 14 Porque esta vez enviaré todas mis plagas sobre ti, tus servidores y tu pueblo, para que entiendas de una vez que no hay nadie como Yo en toda la tierra. 15 Pues yo podía haber vuelto mi mano contra ti y tu pueblo, y habrían perdido la vida con semejante peste. 16 Pero no, preferí mantenerte de pie, para que veas mi fuerza y para que se celebre mi Nombre por toda la tierra. 17 ¿Y todavía te opones a que salga mi pueblo? 18 Pues bien, mañana a esta misma hora, haré llover una granizada tan fuerte como no ha habido en Egipto, desde el día en que comenzó a ser habitado hasta hoy. 19 Desde ahora, pues, manda recoger tu ganado y todo lo que tengas en el campo, porque el granizo caerá sobre todos los  hombres y animales que se hallen fuera, y cuantos pille al descubierto perecerán.”
20 Aquellos servidores de Faraón que creyeron en la palabra de Yavé pusieron bajo techo a su gente y su ganado, 21 pero aquellos que no hicieron caso a la palabra de Yavé los dejaron en el campo.
22 Dijo, pues, Yavé a Moisés: “Extiende tu mano hacia el cielo, para que caiga el granizo en toda la tierra de Egipto sobre hombres, ganados y sembrados.” 23 Así lo hizo Moisés, extendió su bastón hacia el cielo, y Yavé mandó truenos y granizos, e hizo caer fuego sobre la tierra. Yavé hizo llover granizos sobre el país de Egipto. 24 Caía el granizo y, junto a él, caía fuego; cayó tan fuerte como jamás se había visto desde que se empezó a habitar aquel país.
25 El granizo dañó todo cuanto había en el campo, en todo el país de Egipto, desde los hombres hasta los animales. Trituró también la hierba del campo y aun quebró todos los árboles del país.26 Tan sólo en la tierra de Gosén, donde habitaba n los israelitas, no hubo granizada.
27 Por fin Faraón hizo llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: “Mi falta aparece claramente. Yavé es el justo; yo y mi pueblo somos los culpables. 28 Pidan a Yavé que cesen los truenos de Dios y la granizada; ya no los detendré y  dejaré que se vayan.”
29 Moisés le respondió: “En cuanto salga de tu presencia, extenderé mis manos hacia Yavé, y cesarán los truenos y no caerá más granizo; con lo que comprenderás que Yavé es dueño de la tierra. 30 Pero bien sé que todavía, ni tú ni tus ministros harán caso de Yavé, Dios.” 31 El lino y la cebada se perdieron: la cebada estaba espigada y el lino granaba; 32 pero el trigo y la escanda no fueron destruidos, por ser tardíos.
33 Bajó Moisés de la casa de Faraón y, en cuanto salió de la ciudad, alzó sus brazos hacia Yavé; y cesaron los truenos y el granizo y no cayó más lluvia sobre la tierra.
34 Pero, al ver Faraón que habían cesado la lluvia y el granizo, se mantuvo en su pecado, 35 pues siguió negándose a que salieran los hijos de Israel, tal como Yavé le había dicho.