LA BIBLIA - INTRODUCCIÓN

La Biblia no ha caído del cielo. Aquí están libros que no se proclamaron desde las nubes, con algún parlante celestial, sino que se reunieron pacientemente a lo largo de siglos en el seno del Pueblo de Dios, gracias a la fe de sus minorías más conscientes.

Durante unos 18 siglos, desde Abraham hasta Jesús, el pueblo de Israel descubrió, cada vez con mayor lucidez, que el Dios Único se había ligado a él. Las experiencias de la comunidad nacional, los llamados de esos hombres, llamados profetas, que hablaban de parte de Dios, las inquietudes que se desarrollaban entre los creyentes: todo esto pasó de una que otra manera a esos libros. Y fueron los responsables religiosos de Israel los que recibieron, escogieron y acreditaron estos libros, integrándolos al Libro Sagrado.

Así se formó el Antiguo Testamento de la Biblia.Testamento se refiere a que estos libros era como la herencia más preciosa entregada por Dios a su pueblo escogido.

Después de tantas experiencias, llegó para el pueblo de Israel un tiempo de crisis en que Dios quiso llevarlos de una vez a la madurez de la fe. Para eso vino Jesús. Con él se llevó a cabo la experiencia más trascendental de toda la historia. Jesús, sus esfuerzos para salvar al pueblo judío de una destrucción inminente, su rechazo, su muerte y, luego, su Resurrección: ésta fue la última palabra de Dios.

La trayectoria de Jesús originó la predicación de la Iglesia y los libros que en ella se escribieron. Aquellos libros que fueron aprobados por los responsables de la Iglesia pasaron a integrar el Nuevo Testamento.

El Nuevo Testamento comprende:

LOS CUATRO EVANGELIOS. La palabra Evangelio significa la Buena Nueva. Esos son los libros en que los apóstoles de Jesús escribieron lo que habían visto y aprendido de él.

Luego viene el libro de los HECHOS DE LOS APÓSTOLES, escrito por Lucas, el mismo que escribió el Tercer Evangelio.

Luego vienen más de veinte CARTAS que los apóstoles dirigieron a las primeras comunidades cristianas.

El Antiguo Testamento comprende:

Los LIBROS HISTÓRICOS. Aquí vemos la actuación de Dios para liberar a un pueblo que quier hacer que sea su pueblo. Lo vemos educar a ese pueblo y dar un sentido a su historia nacional. En estos libros se destacan:

El Génesis. El Exodo. El Deuteronomio. Los libros de Samuel.

LOS LIBROS PROFETICOS. Dios interviene en la historia por medio de sus profetas, encargados de transmitir su palabra.

LOS LIBROS DE SABIDURÍA destacan la importancia de la educación y del esfuerzo del individuo para llegar a ser un hombre responsable y un creyente.

Ediciones Paulinas - Verbo Divino

martes, 31 de enero de 2012

1




“Estaré contigo”

*1 1 Después de la muerte de Moisés, Yavé habló a Josué, hijo de Nun y ayudante de Moisés, y le dijo: 2 “Ha muerto mi servidor Moisés; así que llegó para ti la hora de atravesar el río Jordán, y todo el pueblo pasará contigo a la Tierra que yo doy a los hijos de Israel. 3 Les doy todo el territorio que conquisten, como se lo prometí a Moisés. 4 El territorio de ustedes limitará al norte con el monte Líbano; al sur, con el desierto; se extenderá al oriente hasta el río Eufrates y al occidente, hasta el Mar Grande.
5 Mientras vivas nadie te resistirá. Estaré contigo como lo estuve con Moisés; no te dejaré ni te abandonaré. 6 Sé valiente y ten ánimo, porque tú entregarás a este pueblo la tierra que juré dar a sus padres. Por eso, ten ánimo y cumple fielmente toda la Ley que te dio mi servidor Moisés. 7 No te apartes de ella de ninguna manera y tendrás éxito donque quiera que vayas.

8 Leerás continuamente el libro de esta Ley y lo meditarás para actuar en todo según lo que dice. Así se cumplirán tus planes y tendrás éxito en todo. Yo soy quien te manda; esfuérzate, pues, y sé valiente. 9 No temas ni te asustes, porque contigo está Yavé, tu Dios, adonde quiera que vayas.”
10 Josué ordenhó a los secretarios del pueblo: 11 “Recorran el campamento impartiendo esta orden: Junten bastante alimento, porque dentro de tres días pasarán el Jordán y entrarán en posesión de la tierra que les dará Yavé, nuestro Dios.”
12 A la gente de las tribus de Rubén y de Gad y a los de la media tribu de Manasés, Moisés, servidor de Yavé: Yavé le  les ha concedido reposo y les ha dado esta provincia. 14 Las mujeres y los niños, así también como el ganado, se quedarán a este lado del Jordán, en la provincia que les dio Moisés, pero ustedes, los valientes, pasarán armados al frente de sus hermanos y los ayudarán 15 hasta que Yavé les dé su herencia, como se la ha dado a ustedes, y que conquisten también ellos el país que les de Yavé, nuestro Dios. Entonces ustedes regresarán a la provincia que les entregó Moisés y posserán este país al este del Jordán.”
16 Ellos respondieron a Josué: “Haremos todo lo que nos ha ordenado e iremos a donde quieras mandarnos, 17 así como hemos  obedecido a Moisés, de igualforma te obedeceremos.
Quiera Yavé, tu Dios, estar contigo como estuvo con Moisés. 18 Muera el que contradiga tus palabras y desobedezca tus órdenes. Solamente sé valiente y actúa como hombre.”

*Se habla de Josué, hijo de Nun. Es el sucesor de Moisés  (Deut 34,9). Se relata la conquista de laTierra Prometida como si él hubiera dirigido todo. Así se dibuja la figura de un Salvador (Josué, como Jesús, significa Yavé-salva) que introduce al Pueblo de Dios en su Tierra y en su Descanso. Josué aparece en la Biblia como una prefiguración de Jesús y la Carta a los Hebreos lo dará a entender en el cap.4
Cuando leemos: “Yavé dijo a Josué”, no hay que tomarlo al pie de la letra. Eso quiere decir que al tomar tal iniciativa, Jousé realizaba un designio de Yavé.

Les doy todo el territorio que conquisten. Así se nos enseña cómo debemos esperar los beneficios de Dios. El no hace las cosas en lugar nuestro, hace que nos superemos para conquistarlas. La Tierra que Yavé da a los israelitas será suya cuando la hayan conquistado.
A veces los hombres más religiosos tienen reputación de no preocuparse de los problemas reales de la gente y de no comprometerse en tareas de promoción común. Bien es verdad que el Evangelio no habla de conquistas terrenales, pero la Biblia muestra que el Evangelio no podía ser entendido sino por un pueblo que hubiera luchado para conquistar su tierra y su propia identidad, para luego crear su propia cultura. La Iglesia sabe por experiencia que la evangelización no se puede separar de la promoción humana.

2




La historia de Rahab

+ 2 1 Josué hizo salir secretamente desde Setim a dos exploradores con la siguiente orden: “Vayan y observen bien el terreno y la ciudad de Jericó.”
Los exploradores fueron y tan pronto llegaron a Jericó se hosepdaron en casa de una prostituta llamada Rahab. 2 Pero alguien le dijo al rey de Jericó: “Unos israelitas han entrado aquí esta noche para expiarnos.” 3 Entonces el rey de Jericó mandó a decir a Rahab: “Expulsa a esos hombres que están en tu casa, porque vinieron a observar el país.” 3 Pero la mujer los había escondido, y respondió: “Es verdad que llegaron a mi casa, pero yo no sabía de dónde eran. 5 Y al anochecer, poco antes de que se cerraran las puertas de la ciudad, se fueron. No sé a dónde se marcharon, pero dénse prisa y seguramente los alcanzarán.” 6 La mujer los había escondido en la techumbre de la casa, tapándolos con paquetes de lino que allí guardaba.
7 Los perseguidores los buscaron por el camino que lleva al valle del Jordán y, en cuanto salieron, se cerraron las puertas de la ciudad.
8 La mujer subió entonces adonde tenía escondidos a los exploradores de Josuéy les dijo: “Sé que Yavé, el Dios de ustedes, les ha entregado este país; estamos asustados y los habitantes del  país tiemblan ante ustedes. 9 Pues hemos sabido que Yavé secó las aguas del mar Rojo para que pudieran pasar al salir de Egipto. Sabemos cómo trataron a los dos reyes de los amorreos que vivían al otro lado del Jordán, a Sijón y a Og, a los que ustedes exterminaron por anatema.
11 Estas noticias nos han asustado y todos se quedan sin ánimo antes ustedes porque Yavé es Dios arriba en los cielos como abajo en la tierra.
12 Por lo tanto, júrenme por Yavé que así como yo he sido leal con ustedes, también ustedes lo serán conmi familia 13 y respetarán la vida de mi padre, de mi madre, de mis hermanos y hermaans, con todo lo que les pertenece.”
14 Los hombres respondieron: “Siempre que ustedes no descubran nuestro propósito, te devolveremos vida por vida cuando Yavé nos entregue este país, y actuaremos contigo con generosidad y con lealtad.”
15 Después de esto, los bajó con una cuerda por la ventana, ya que su casa estaba pegada al muro de la ciudad. 16 Pero les dijo: “Diríjanse hacia los cerros para que no los sorprendan los que los andan persiguiendo. Permanezcan escondidos allí por tres días, hasta que regresen ellos y luego prosigan su camino.” 17 Ellos respondieron: “Mira en qué forma cumpliremos nuestro juramento: 18 cuando entremos en este país, tu colgarás esta cinta roja como señal en la ventana por donde hemos huido. Reúne en tu casa a tu padre, madre, hermanos y a todos tus parientes. 19 Si alguno de ellos sale de la casa, él será el único responsable de su muerte y no podrá culpársenos a nosotros. Pero si matan a alguno de los que contigo estén en tu casa que venga sobre nosotros el castigo por su muerte. 20 Cuídate de revelar nuestro plan; si no, quedaremos desligados del juramento que nos has exigido.” 21 Rahab les dijo: “Así sea.” Y luego que se despidió de ellos colgó en la ventana la cinta roja.
22 Los hombres se dirigieron a los cerros y allí se escondieron por tres días, hasta que sus perseguidores regresaron estos los habían buscado por todas partes sin hallarlos. 23 Entonces los dos hombres volvieron y bajaron de los cerros y, cruzando el río Jordán, se presentaron a Josué, hijo de Nun, dándole cuenta de su misión y de todo lo que les había sucedido. Dijeron a Josué: 24 Yavé ha puesto en nuestras manos todo este país; sus habitantes tiemblan ya ante nosotros.”

+ Una prostituta recibe a los espías de Josué y ellos le prometen perdonarle la vida a ella y a todo su grupo familiar. Las murallas enormes de Jericó habían sido destruidas un siglo antes, y la población se había instalado de nuevo adentro sin repararlas. Imaginemos a toda esa gente reunida en una casa edificada con las mismas ruinas de la muralla.

Este acontecimiento menor tiene valor de signo. El autor del libro pone en boca de Rahab una declaración de fe en Yavé, el Dios que vive y que va a entregar el país al pueblo hebreo. A causa de esta fe, Rahab será salvada.

La tradición judía la reconocía como antepasada del rey David, y el evangelio la nombra en la genealogía de Jesús (Mateo 15).

3



Los israelitas pasan el Jordán

*3 1 Josué se levantó de madrugada, partió de Setim con todo el pueblo de Israel y llegaron hasta el río Jordán. Allí acamparon, esperando atravesarlo.
2 Después de tres días, los oficiales recorrieron el campamento 3 y ordenaron a los israelitas lo siguiente: “Cuando vean pasar el Arca de la Alianza de Yavé, llevada por los sacerdotes de la tribu de Leví, ustedes saldrán de su campamento y la seguirán, porque ustedes nunca han pasado por ese camino. 4 Pero la seguirán a mil metros de distancia. No se acerquen a ella.”
5 Josué dijo a los israelitas: “Purifíquense, porque mañana Yavé estará en medio de ustedes para obrar milagros.” 6 Y Josué ordenó a los sacerdotes: “Tomen el Arca de la Alianza y atraviesen el río a la cabeza del pueblo.”

7 Entonces Yavé dijo a Josué: “Hoy comenzaré a hacerte famoso delante de Israel y sabrán que estoy contigo, como lo estuve con Moisés. 8 Da esta orden a los sacerdotes que llevan el Arca de la Alianza. Tan pronto lleguen ustedes a orillas del Jordán, deténganse en el río mismo:” 9 Y Josué dijo a los israelitas. “Acérquense y escuchen las palabras de Yavé, nuestro Dios. ¿Quieren una señal de que Yavé, el Dios vivo, están en medio de ustedes 10 y que desalojará frente a ustedes al cananeo, al heteo, al jeveo, al fereceo, y también al guergueseo, al jebuseo y al amorreo? 11 Miren que el Arca de la Alianza del Señor de toda la tierra, va a atravesar el Jordán delante de ustedes. 112 Ahora escojan doce hombres de las doce tribus de Israel, uno por tribu. 13 En cuanto los sacerdotes que llevan el Arca del Señor de toda la tierra pongan su pie en las aguas del Jordán, las aguas que vienen de río arriba se cortarán y se detendrán en una sola masa.”

14 Cuando el pueblo salió de su campamento para atravesar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza iban delante. El Jordán corría con mucha agua, desbordando su cauce, por ser el tiempo de la cosecha de la cebada. 15 Sin embargo, cuando los que llevaban el Arca bajaron al río y sus pies se mojaron en las orillas, 16 las aguas que venían de arriba se cortaron.
Se detuvieron las aguas, formando como una represa, muy lejos de aquel lugar, junto a Adam, la ciudad vecina de Sartán. Las aguas que bajaban al Mar Muerto fueron bajando hasta detenerse, y así el pueblo pudo atravesar frente a Jericó. 17 Los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza permanecieron en medio del río que quedó seco, hasta que todos los israelitas atravesaron el Jordán.

*El Jordán es el límite natural de Palestina por el este.
El paso del Jordán es la entrada a Palestina, como el paso del mar Rojo fue para los hebreos la salida de Egipto. Los dos acontecimientos, ambos milagrosos, se unen en una misma significación: los hebreos pasan por las aguas para nacer a su vida nueva de pueblo  de Dios. En estos hechos vemos como la imagen del bautismo.
Se cuajaron las aguas formando una represa muy lejos de aquel lugar. Dios otras veces, en los últimos siglos, se  produjeron semejantes derrumbes de terrenos en el valle del Jordán más arriba de este sector, que dejaron seco el río por espacio de algunas horas, hasta que la corriente venció el obstáculo. Así, pues, el milagro consiste en que esto haya sucedido en el momento en que Josué con el pueblo esperaban que Yavé les diera el paso. Para cumplir una promesa increíble, Dios utiliza las causas naturales.
¿Qué significan para ustedes estas piedras? ¿Qué significa tal monumento, tal fiesta? Y cada vez se contestaba narrando algún acontecimiento en que Yavé había socorrido a su pueblo. Con semejantes preguntas se enseñaba la fe en Israel; el israelita no sabía mucho de religión, pero sí cada lugar de su país le recordaba que Dios era el salvador de su pueblo.
Josué establece su campamento en Guilgal. De ahí organiza sus asaltos, y lo veremos volver a Guilgal después de cada victoria, antes que se reúnan las fuerzas cananeas.

Es fácil ver que se funden aquí varios relatos que no concuerdan en todo. ¿Se pusieron doce piedras en el campamento (4,3), o se colocaron en el lecho del Jordán (4,9)? Poco importa. A lo mejor estas piedras ya estaban antes que Josué y los israelitas formaban el santuario de un lugar de culto pagano, muy cerca de Guilgal. Pero, después de la conquista los sacerdotes quisieron darles una significación religiosa de acuerdo con la fe, como ya vimos en Ex 12,15

4




4 1 Una vez que pasó toda la nación, Yavé dijo a Josué: “Escoge doce hombres, uno por cada tribu, y dales la orden siguiente: 3 Saquen doce piedras del lecho del Jordán, del mismo lugar donde estuvieron parados los sacerdotes. Llévenselas y colóquenlas en el lugar donde acamparán esta noche.”
4 Josué entonces hizo llamar a los doce hombres que había esocgido de las doce tribus de Israel y les ordenó: “Caminen delante del Arca hasta el medio del Jordán y traigan de allí al hombro una piedra por cada tribu. 6 Ellas permanecerán entre ustedes como una señal de esta hazaña, pues cuando sus hijos les pregunten en el futuro: ¿qué significan para ustedes estas piedras?, ustedes podrán responder: 7 Cuando el Arca de Yavé iba atravesando el Jordán, las aguas se dividieron ante ella. Así estas piedras servirán de memorial a los israelitas para siempre.”
8 Los israelitas cumplieron la orden de Josué y retiraron del lecho del Jordán doce piedras, tal como Yavé le había ordenado a Josué, una por cada tribu. Se las llevaron hacia el lugar donde acamparon y allí las depositaron.
9 Josué amontonó doce piedras en el lecho del Jordán, en el lugar donde permanecieron de pie los sacerdotes portadores del Arca de la Alianza. Allí quedaron hasta el día de hoy. 10 Los sacerdotes que llevaban el Arca se detuvieron en medio de del Jordán hasta que Josué terminó de decir cuanto Yavé le había ordenado, de acuerdo con las mismas ordenes de Moisés. 11 Luego que todo el pueblo acabó de cruzar el río, el Arca también pasó, y los sacerdotes volvieron a ponerse a la cabeza.
12 Adelante iban armados los hombres de las tribus de Rubén, de Gad y la media tribu de Manasés, según lo había ordenado Moisés. 13 Eran unos cuarenta mil hombres, bien armados, y marchaban delante de Yavé para combatir, dirigiéndose a las llanuras de Jericó.
14 Aquel día Yavé hizo a Josué famoso delante de todo Israel y, en adelante, lo respetaron como habían respetado a Moisés durante toda su vida.

15 Yavé dijo a  Josué: 16 “Ordena a los sacerdotes, que llevan el Arca de las Palabras divinas, que salgan del Jordán.” 17 Así, pues, Josué les mandó que salieran del río. 18 Y en cuanto estos sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza de Yavé salieron del cauce del Jordán, en cuanto sus pies tocaron la orilla, las aguas del río Jordán volvieron tan abundantes como los días anteriores y desbordaron su cauce.
19 Fue el décimo día del mes primero cuando el pueblo subió del Jordán, y fijaron su campamento en Guilgal, a la extremidad este de Jericó. 20 Allí, en Guilgal, Josué colocó las doce piedras que habían tomado en el cauce del Jordán, cuando lo atravesaron.
21 Entonces Josué dijo a los israelitas: “Cuando en el futuro sus  hijos les pregunten qué significan esas piedras, 22 ustedes les explicarán que el pueblo de Israel cruzó el Jordán sin mojarse los pies. 23 pues Yavé, nuestro Dios, secó las aguas del Jordán delante de nosotros, lo mismo como hizo en el Mar Rojo que dejó seco ante nosotros cuando tuvimos que atravesarlo. 24 Esto ha sucedido para que los pueblos de este país conozcan el poder de Yavé, nuestro Dios, y para que ustedes mismos lo teman siempre.”

5


Los israelitas se circuncidan y celebran la Pascua

* 5 1 Los Reyes de los amorreos radicados al occidente del Jordán y todos los reyes de los cananeos que habitaban las tierras vecinas al Mar Mediterráneo supieron que Yavé había secado el lecho del Jordán ante los israelitas hasta que hubieron atravesado. Entonces se desanimaron y perdieron el aliento ante los israelitas.
2 Por aquel tiempo Yavé dijo a Josué: “Fabrica unos cuchillos de pedernal y celebra de nuevo una circuncisión para los hijos de Israel.” 3 Obedeció Josué la orden de Yavé y circuncidó a los israelitas en el lugar llamado Collado de los Prepucios.
4 Esta fue la razón por la cual Josué practicó esta segunda circuncisión: 5 todos los hombres de Israel que salieron de Egipto estaban circuncidados pero murieron durante su peregrinación en el desierto. Al contrario, los nacidos en el desierto, no estaban circuncidados. 6 Pues los israelitas anduvieron cuarenta años por el desierto,  hasta que murieron todos, toda esa generación que no obedeció a Yavé, y Yavé les  juro que no los dejaría entrar a la tierra que mana leche y miel y que prometió a sus padres. 7 Pero en vez de ellos estaban sus hijos, y son ellos los que circuncidó Josué.
8 Después de circuncidarse todos, descansaron en el campamento hasta su curación. Entonces Yavé dijo a Josué: 9 “Hoy he quitado de encima de ustedes la vergüenza de Egipto.” Por eso aquel lugar se llama Guilgal hasta el día de hoy.”
10 Los israelitas acamparon en Guilgal, donde celebraron la Pascua el día catorce del mes al atardecer, en la llanura de Jericó. 11 A partir de este día comieron los productos del país: panes ázimos y espigas tostadas en ese mismo día. 12 Y desde ese día en que consumieron los productos del país, cesó el maná.
No hubo ya maná para los israelitas y ese año comieron lo que produce el país de Canaán.
13 Mientras Josué estaba cerca de Jericó, levantó los ojos y vio delante de sí a un hombre con una espada desenvainada en la mano. Se dirigió a él y le dijo: “¿Eres tú de los nuestros o de los enemigos?” 14 Y él respondió: “No, yo soy el jefe del ejército de Yavé, y acabo de llegar.” Josué se postró en tierra, lo adoró y dijo: “¿Qué ordena mi Señor a su servidor?” 15 El jefe del ejército de Yavé le dijo: “Quítate el calzado de tus pies; el lugar que pisas es santo.” Así lo hizo Josué.

*En su primer campamento los hombres de Josué celebran el primer culto religioso. Se procede a la circuncisión (ver Gén. 17,10) Esta era en Israel el signo de la entrada en la comunidad religiosa. Para insistir en esta obligación, el libro nota que, al entrar en la Tierra Santa, todo el pueblo la recibió.
A partir de este día comieron los productos del país (1,1) Ver en Ex. 16 las explicaciones respecto del maná y sus leyendas.
Con este hecho se inician tiempos nuevos. La religión de los israelitas,  hasta ese momento, era la de un pueblo nómada. Ahora empieza una crisis profunda que durará hasta el rey David, mientras los israelitas tratan de adaptarse a su nueva condición de campesinos y ciudadanos e inventan poco a poco una forma de religión adaptada a esta nueva condición.

6


La toma de Jericó

(o) 6 1 Los habitantes de Jericó habían cerrado la ciudad y puesto sus cerrojos para que no entraran los isralitas: nadie entraba ni salía. 2 Pero Yavé dijo a Josué: “Te entregaré la ciudad, a su rey y a todos sus hombres de guerra. 3 Para esto, ustedes tendrán que dar una vuelta a la ciudad cada día durante seis días. 4 Siete sacerdotes irán delante del Arca tocando las siete trompetas que sirven en el Jubileo. El dia séptimo darán siete vueltas y 5 cuando suenen las trompetas todo el pueblo subirá al ataque, dando su grito de guerra. En ese momento se derrumbarán los muros de la ciudad y cada uno entrará por lo más directo.”

6 Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdotes y les dijo: “Ustedes llevarán el Arca de la Alianza: siete sacerdotes irán delante tocando trompetas de las que se usan en el jubileo.”  Luego, Josué dijo al pueblo:  7 “Ustedes darán la vuelta a la ciudad y la vanguardia del ejército precederá el Arca de Yavé.”
8 Cuando Josué terminó de hablar, los sacerdotes comenzaron a tocar las siete trompetas que sirven para tocar la fiesta del Jubileo y avanzaron delante del Arca de Yavé. 9 La vanguardia del pueblo iba delante de los sacerdotes y el resto del pueblo detrás del Arca. Las trompetas resonaban por todas partes. Josué había dado esta orden: 10 “Ustedes no gritarán ni darán voces, ni se oirá siquiera una palabra, hasta que llegue el día en que les diga: Griten y den voces.”
11 El Arca de Yavé dio ese día una vuelta alrededor de la ciudad, volviéndose todos al campamento, donde pasaron la noche. 12 Al día siguiente, Josué se levantó de madrugada; los sacerdotes tomaron el Arca y los que tocaban las siete trompetas pasaron otra vez delante del Arca. 13 Delante iba la vanguardia y detrás del Arca los demás. Y otra vez resonaron las trompetas.

14 Durante seis días dieron a diario una vuelta alrededor de la ciudad y volvieron al campamento. 15 Al séptimo día los israelitas se levantaron de madrugada y dieron la vuelta en torno a Jericó según el mismo rito que los días anteriores, pero, ese día, lo hicieron siete veces. 16 A la séptima vez, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas, Josué ordenó al pueblo: “Den su grito de guerra, porque Yavé les ha entregado la ciudad.”

17 “Esta ciudad y todo lo que hay en ella será entregado en anatema a Yavé. Sólo Rahab la prostituta quede viva con todos los que estén con ella en su casa, ya que ocultó a los exploradores que habíamos enviado.
16 En cuanto a ustedes, cuídense de tocar cualquier cosas, chica o grande; ya que fue todo consagrado en anatema, no tomen ninguna cosa, no sea que venga la maldición sobre el campamento de Israel y lo trastorne. 19 Todo el oro, plata, cobre y hierro están consagrados a Yavé y entrará en el tesoro de Yavé.”

20 El pueblo gritó y se tocaron las trompetas. En este preciso momento se derrumbaron los muros de la ciudad. Entonces cada uno avanzó sobre la parte de la ciudad que tenía a su frente.
21 Se apoderaron de Jericó. Y espada en mano mataron a todos los  hombres y mujeres, jóvenes y viejos; incluso a los bueyes, ovejas y burros, y los entregaron como anatema, o sea, los sacrificaron a Dios.

22 (Dos hombres habían sido enviados por Josué para explorar Jericó, y al entrar en ella, una prostituta los había escondido.) Entonces Josué les dijo: “Entren en la casa de la prostituta y sáquenla fuera con toda su familia, como se lo habían jurado.”
23 estos jóvenes hicieron salir a la mujer llamada Rahab, a su padre, a su madre y sus hermanos con sus familiares y los colocaron a salvo fuera del campamento de Israel. 24 Después quemaron la ciudad y todo lo que había en ella, dejando la plata, el oro y los objetos de bronces y de hierro, que depositaron entre las cosas preciosas del Santuario de Yavé. 25 Josué perdonó la vida de la prostituta y la de su familia, y ella permancerió en Israel.
25 Josué pidió al pueblo que repitiera esta maldición: “Que Yavé maldiga al que reconstruya Jericó. Que los cimientos se levanten sobre el cuerpo de su hijo mayor, y las puertas sobre el de su hijo menor.”
27 Así estuvo Yavé, con Josué y lo hizo famoso en todo el  país.

(o) Con la toma de Jericó empieza la conquista. Jericó es hecho anatema, es decir, apartado para Dios. El pueblo reununcia a todo botín, entrega las cosas al tesoro de Yavé y mata los seres vivos en vez de adueñarse de los animales y reducir a esclavitud a los hombres. Esta misma palabra, anatema, pasará a significar que alguien lleva la maldición de Dios (ver Rom 9,3). Esto se practicaba en varios pueblos: aquí, al destruir todo lo que era cananeo, Israel se preservaba de adoptar la cultura y la religión materialista de los cananeos.
El lector moderno a veces se escandaliza. ¿Cómo pudo Dios ordenar una guerra así? Y Josué, ¿cómo pensó agradar a Dios ordenando matar a todos, incluso a los niños?
Es necesario fijarse cuándo tuvo lugar dicha conquista, y cuándo fue escrito el libro.
La conquista tuvo lugar en el siglo XIII antes de Cristo. Nos cuesta penetrar la mentalidad de esa época: en Canaán se quemaba a los niños sacrificandolos a los dioses paganos; en Asiria se desollaba vivos a los prisioneros. Israel conquistó Palestina a la fuerza como cualquier pueblo errante del mundo. Dios empezaba la educación de su pueblo; para empezar no podía esperar que ya estuviera educado. Las victorias sangreinteas fueron una etapa en el camino que condujo a la conciencia nacional. En ese sentido no podemos, en nombre de la paz, despreciar a los héroes de las guerras pasadas.
Por otra parte, el presente libro fue escrito en el siglo VII antes de Cristo, en el pequeño reino de Judá; rodeado de poderosos vecinos entre los cuales trataba de sobrevivir pacíficamente. Entonces se amplió el relato de las victorias y matanzas del pasado (comparar al respecto 2 Sam 12,31 escrito por un contemporáneo de los hechos, y 1 Crón 20,3 escrito cuatro siglos más tarde); el autor quería mostrar a sus contemporáneos que no debían temer, ya que Dios estaba con ellos. Al imaginar y al amplificar la matanza de los cananeos en tiempos pasados, quería decir a sus compatriotas: no admitan nada de las costumbres paganas, preserven la semilla santa, la fe de Israel. Con estos ejemplos sangrientos se nos da una lección: el Pueblo de Dios tiene la esperanza única del mundo. Ningún sacrificio estará de más para guardarla intacta. Por tanto, no vamos a imitar el fanatismo de esos tiempos primitivos.

Así pues, cuando se dice: Yavé ordenó a Josué el anatema, no debemos pensar en una intervención especial de Dios (Ver comentario de Gén 16). Estas palabras significan solamente que al decidir el anatema conforma a la mentalidad de ese tiempo, Josué preservaba la fe de Israel de lo que más contradecía el plan de Dios, la idolatría. Pero ellos lo hacían como hombres que no sabían todavía el valor de la vida humana.

7




Acán desobedece el anatema

+ 7 1 Los israelitas cometieron una infidelidad respecto al anatema. Sucedió que Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdí, hijo de Zaré, de la tribu de Judá, se apropió de algunas cosas consagradas por anatema y, debido a esto, el enojo de Yavé estalló contra Israel.
2 Josué había despachado a algunos hombres desde Jericó a Hay, vecino a Betaven, al este de la ciudad de Betel y les dijo: “Vayan y reconozcan la tierra.” 3 Los exploradores le dijeron a su regreso: “No es necesario que se movilice todo el ejército; unos dos o tres mil hombres son suficientes para conquistar la ciudad. Es inútil cansar a todo el pueblo, pues esa gente es poco numerosa.”
4 Así, pues, unos tres mil combatientes atacaron Hay, pero fueron rechazados por los defensores de la ciudad.” 5 La gente de Hay les mató treinta y seis hombres y los persiguió fuera de la Puerta hasta Sabarim, derrotándolos en la bajada. Al ver esto, todo el pueblo se desanimó.
6 Entonces Josué y todos los jefes de Israel rasgaron sus vestidos, se cubrieron de cenizas la cabeza y permanecieron postrados delante del Arca de Yavé hasta la tarde. 7 Josué se lamentó: “Ay, Yavé, ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el río Jordán para entregarnos después en manos del amorreo y exterminarnos?”
Mejor hubiera sido para nosotros permancecer al otro lado del Jordán. 5 Yavé, Dios mío, ¿qué puedo decir cuando veo a Israel huir de sus enemigos? 9 Lo sabrán los cananeos y todos los  habitantes de este país. Se unirán para cercarnos y nos echarán fuera, Tú, ¿qué vas a hacer por el  honor de tu Nombre?”
10 Yavé respndió: “Levántate, ¿por qué estás postrado en tierra? 11 Israel pecó y aun violaron mi alianza: han tomado de lo destinado al anatema y lo han robado, colocándolo luego a escondidas entre su equipaje. 12 Israel ya no hará frente a sus enemigos, sino que huirá de ellos, pues ha llegado a ser anatema. Yo no estaré más con ellos hasta que hayan expulsado de entre ustedes esta maldición. 13 Levántate, pues, y santifica al pueblo. Diles: Purifíquense para mañana; Yavé, Dios de Israel, les dice: “¡Oh, Israel!, el anatema está en medio de ti y no harás frente a tus enemigos hasta que hayas apartado de ti el anatema. 14 Así que mañana ustedes se acercarán, agrupados por tribus. La tribu que Yavé designe por suerte se presentará por familias. La familia que designe Yavé se presentará por hogares y él hogar por individuos. Todo esto se hará por suerte. 15 El que resulte responsable de este delito será quemado junto con todos sus enseres por haber violado la alianza de Yavé y cometido un crimen detestable en Israel.”
16 Josué se levantó de madrugada y ordenó que se presentaran las tribus de Israel. La suerte cayó sobre la tribu de Judá. 17 Sorteadas las familias de ésta, salió la familia de Zaré, 16 sorteados los hogares de ésta salió el hogar de Zabdí, y sorteados los miembros de este hogar se descubrió que el culpable era Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdí, hijo de Zaré, de la tribu de Judá.
19 Josué, entonces le dijo: “Hijo mío, confiesa la verdad, ante Yavé, Dios de Israel y hónralo. Dime lo que has  hecho sin disimular nada.” 20 Acán respondió: “Es verdad que he pecado contra Yavé. 21 Esto es lo que hice: Encontré entre los despojos una rica capa de Senaar, doscientos siclos de plata y una barra de oro de cincuenta siclos. Me dejé tentar y lo tomé. Ahora lo tengo escondido en un hoyo en medio de mi tienda y la plata está debajo.”
22 Josué entonces envió unos mensajeros que corrieron a la tienda de Acán y encontraron el botín en la tienda, y la plata debajo. 23 Llevaron todo y lo presentaron a Josué y al pueblo: todo fue depositado ante Yavé.
24 Entonces Josué tomó a Acán, junto con la plata, la capa y el oro, con sus hijos y también sus hijas, sus bueyes, burros y ovejas, su tienda y todo cuanto tenía. Todo Israel lo acompañaba y los llevaron al valle de Acor. 25 Allí Josué le dijo: “Ya que tú nos trajiste la desgracia, que Yavé te traiga la desgracia en este día.” Todo el pueblo lo apedreó. De los suyos unos fueron machacados, otros quemados. 26 Amontonaron sobre él una gran cantidad de piedras que permanecen hasta el día de hoy: Entonces Yavé calmó su ira.
Por el el lugar se llamó valle de Acor.

+ Todo el botín fue hecho anatema, es decir, consagrado a Dios. Que sea quemado o bien depositado en el tesoro del Santuario, es ofrecido a Yavé. Acán ha robado a Dios y según la manera de expresar de ese tiempo, lo robado se vuelve maldición que se apega a él y a su familia. Tal vez este hecho debe hacernos reflexionar sobre lo serio que son nuestros compromisos cuando decidimos consagrar a Dios nuestro tiempo o nuestra persona.

8


Josué conquista Hay

8 1 Luego Yavé dijo a Josué: “No temas ni te acobardes. Marcha con todos tus guerreros contra la ciudad de Hay. Entregaré en tus manos a su rey y a su pueblo., la ciudad y su territorio. 2 Los tratarás como trataste a Jericó y su rey. Sin embargo, ustedes podrán adueñarse del botín y de todos los animales. Ahora bien, prepara una emboscada detrás de la ciudad.”
3 Josué, pues, salió con todos sus guerreros para asaltar Hay. Después, eligió treinta mil hombres, todos guerreros valientes, y los envió de noche. 4 Les había dado esta orden: “Ustedes se emboscarán detrás de la ciudad. No se alejen y estén listos.”

5 Yo y toda la gente que está conmigo, nos acercaremos a la ciudad. Pero, cuando ellos nos salgan al encuentro, como sucedió recién, huiremos ante ellos. 5 Ellos entonces nos perseguirán y se alejarán de la ciudad, pensando que huimos como la vez anterior. 7 En ese momento ustedes se levantarán de donde están escondidos y ocuparán la ciudad. 8 Yavé, nuestro Dios, se la entregará. Después de tomar la ciudad, ustedes la quemarán, según lo mandó Yavé. Esttas son mis órdenes.”
9 Así los envió Josué y ellos fueron al lugar de la emboscada, quedándose entre Betel y Hay, al oeste de la ciudad, mientras Josué dormía esa noche en medio de toda su gente.
10 Muy de mañana, Josué se levantó y pasó revista a su ejército y luego se marchó al frente del pueblo, acompañado de los jefes. 11 Todos los guerreros que estaban con él subieron y avanzaron hasta que llegaron frente a la ciudad. Entonces acamparon frente a ella al lado norte. El valle los separaba de la ciudad.
12 (Después tomó cinco mil hombres, que dispuso en emboscada entre Betel y Hay, al oeste de la ciudad)
13 El pueblo entonces estableció su campamento al norte de la ciudad y su retaguardia estaba al oeste. Esa noche Josué fue al valle.

La toma y matanza de  Hay

14 En cuanto el rey de Hay vio la situación se apresuró para atacar a Israel con toda su gente; en la pendiente frente al valle del Jordán, sin saber que le habían tendido una emboscada por detrás de la ciudad. 15 Josué y los israelitas se hicieron los derrotados y huyeron por el camino del desierto. 16 Entonces toda la gente de la ciudad se puso a gritar y salieron a perseguirlos. 17 No quedó ningún hombre para defender la ciudad, y hasta la dejaron abierta.
18 Entonces Yavé dijo a Josué: “Tiende hacia Hay la lanza que tienes en tu mano, porque yo te he entregado esta ciudad. 19 Así lo hizo Josué y, a esta señal, los de la emboscada surgieron de sus puestos y corrieron hasta la ciudad donde entraron. La tomaron y le prendieron fuego.
20 Los hombres de Hay miraron atrás y vieron el humo que de la ciudad subía hacia el cielo y, al mismo tiempo, los israelitas se detuvieron en su huida para volverse contra ellos. 21 Les faltó el ánimo y no supieron por donde escaparse: por un lado estaba Josué con toda la gente de Israel, y por el otro, los que acababan de incendiar la ciudad.
22 Los israelitas pelearon hasta que no quedó sobreviviente ni fugitivo. 23 Solamente tomaron vivo al rey de Hay y lo llevaron a Josué.
24 Los israelitas acabaron con los habitantes de Hay que estaban en el campo o que  habían huido al desierto; los mataron a todos. Después volvieron a la ciudad y la pasaron a cuchillo. 25 El total de los que cayeron ese día fue de doce mil. 26 Josué no dio la orden de cesar el combate antes de que todos los habitantes de Hay hubieran sido sacrificados conforme al anatema. 27 Sin embargo, los israelitas se repartieron el ganado según lo ordenado por Yavé.
28 Josué incendió la ciudad y no dejó sino ruinas, este lugar ha quedado así hasta el día de hoy. 29 En cuanto al rey de Hay, Josué lo hizo colgar de un árbol hasta que el sol se pusiera. Entonces lo hizo descolgar. Lo tiraron a la entrada de la ciudad y levantaron sobre él un montón de piedras que se ve todavía hoy.

Josué renueva la alianza en Siquem

*30 entonces Josué edificó un altar a Yavé, Dios de Israel, en el cerro Ebal. 31 Observó lo que Moisés había mandado a los hijos de Israel y, según está escrito en el libro de la Ley de Moisés, este altar fue hecho de piedras sin labrar, que no había tocado ninguna herramienta. Sobre este altar ofreció a Yavé víctimas consumidas por el fuego y sacrificio de comunión. 32 Allí escribió sobre piedras una copia de la Ley que Moisés había escrito en presencia de los israelitas.
33 Todo el pueblo permanecía de pie por ambos lados del Arca, con sus jefes, secretarios y jueces. Al frente suyo estaban los sacerdotes y los levitas que portaban el Arca de Yavé; israelitas de raza y forasteros estaban juntos. La mitad del pueblo se extendía hasta el cerro Garizim y la otra mitad cerca del Ebal, según lo mandado por Moisés referente a la manera de bendecir a Israel.
34 Josué procedió a leer las palabras de bendición y de maldición y todo lo escrito en el libro de la Ley. 35 No olvidó ninguna palabra de cuantas escribió Moisés. Las leyó en voz alta delante de la asamblea de todo Israel, incluso las mujeres, niños y extranjeros que vivían entre ellos.

*¿Qué significa esta alianza celebrada en Siquem? Muy posiblemente la Biblia nos presenta la historia antigua de Israel en forma algo ficticia cuando dice que las doce tribus estuvieron en Egipto, salieron con Moisés y llegaron con él a la Tierra Prometida. A  lo mejor, toda la historia del Exodo fue la de un grupo más reducido que se liberó con Moisés e hizo la experiencia decisiva de un encuentro con el Dios Salvador.
Luego encontraron en los oasis de Cadés otros grupos hebreos (ver comentario del mapa de Exodo) que también habían estado en Egipto, y que aceptaron su fe.
Posteriormente cuando se instalaron en Palestina, se aliaron con otras tribus de su misma raza que ya estaban en medio de los cananeos. Y fue entonces cuando empezó a ser Israel un pueblo de Doce tribus. Entre ellas predominaban las de Efraím y Manasés, pero posteriormente, se desarrolló en el sur la tribu de Judá, a partir de grupos diversos, en especial los Calebitas (Jue 1,12 y Núm 13,30) y los Quenitas (Jue 1,16). La Alianza de Siquem pudo ser en la que todos aceptaron la fe y los mandamientos recibidos de Moisés.

9




Los gabaonitas se salvan por astucia

9 1 Estos acontecimientos llegaron al oído de los reyes que vivían al oeste del Jordán, en la montaña, en la llanura y la costa del mar. 2 Los heteos, los amorreos, los cananeos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos hicieron un pactoy acordaron pelear juntos contra Josué e Israel.
3 Los habitantes de Gabaón supieron lo que Josué había hecho en Jericó y Hay y decidieron engañarlos. 4 Se aprovisionaron de alimentos, cargaron sobre sus burros unos sacos viejos y pellejos de vino, rotos y parchados, 4 se pusieron unas sandalias muy usadas. Para el camino llevaron unos panes duros y hechos migas. 6 Fueron hacia Josué, al campamento de Guilgal, y le dijeron: “Venimos de lejanas tierras para pactar con ustedes.”
7 Los irsraelitas respondieron: “¿Viven ustedes cerca de nosotros? 8 Pues en ese caso no podríamos hacer un pacto con ustedes.” Respondieron a Josué: “Servidores tuyos somos.” Josué les preguntó: “¿Quiénes son ustedes y de dónde vienen?” 9 Contestaron: “De un país muy lejano vienen tus servidores, por la fama de Yavé, tu Dios, pues sabemos de su poder y de todo lo que hizo en Egipto,  10 y con los dos reyes de los amorreos que reinaron en la parte oriental del Jordán, Sijón, rey de Jesbón, y Og, rey de Basán, que vivía en Astarot. 11 Los dirigentes y demás habitantes de nuestro pueblo nos dijeron: provéanse de aliemntos para unlargo viaje, ubíquenlos y díganles: Servidores somos de ustedes; hagan alianza con nosotros. 12 Observen los panes que tomamos calientes en  nuestras casas para venir a encontrarlos y vean cómo se han secado y despedazado. 13 Estos pellejos que llenamos de vino eran nuevos: ahora están rotos y descosidos. La ropa y el calzado que usamos se han gastado a causa del largo viaje.” 14 Los israelitas compartieron con ellos su comida sin haber preguntado a Yavé lo que debían hacer. 15 Josué hizo alianza con ellos sin esperar una respuesta, y tanto él como los jefes de la comunidad prometieron respetarles la vida.
15 Tres días más tarde, los israelitas supieron que esa gente habitaba en la vecindad en medio de su propio territorio. 17 Ese tercer día los israelitas partieron y entraron a sus ciudades: Gabaón, Carifá, Beriot y Cariatiarim. 18 Les perdonaron la vida en vista de que los  jefes del pueblo les habían prestado juramento en nombre de Yavé, pero toda la gente criticó a los jefes. 19 Estos les respondieron: “Nosotros hemos jurado en nombre de Yavé, y, por lo tanto, no podemos matarlos. 20 Sin embargo, haremos esto: les dejaremos vivir para no atraernos el enojo de Ya vé, 21 pero servirán como leñadores y acarreadores de agua al servicio de la comunidad de Israel.”
22 Entonces Josué reunió a los gabaonitas y les dijo según lo decidido por los jefes: “¿Por qué han mentido y nos han dicho que vienen de muy lejos cuando viven en medio de nosotros?” 23 En adelante serán malditos y siempre permanecerán como cortadores de leña y acarreadores de agua para la Casa de mi Dios.” 24 Los gabaonitas respondieron: “Supimos que Yavé había mandado a Moisés destruir a todos los habitantes de la tierra que él les entregaba. Tuvimos miedo y optamos por esa medida. 25 Y ahora estamos en tus manos: haz con nosotros lo que te parezca bueno y justo.”
26 Josué cumplió su promesa y no dejó que los israelitas los mataran, 27 pero desde aquel día hasta hoy sirvieron como leñadores y acarreadores de agua para toda la comunidad y para el altar de Yavé en el lugar que él se iba a elegir.

10




“El sol se detuvo sobre Gabaón”

(o) 10 1 Adonisedec, rey de Jerusalén, supo que Josué había conquistado y arrasado a Hay, tratándola junto con su rey del mismo modo que trató a Jericó y a su rey. Supo también que los gabaonitas habían hecho la paz con los israelitas para poder vivir en medio de ellos. 2 Temió mucho, porque Gabaón era una ciudad muy importante, una ciudad real mayor que  Hay, y sus hombres eran muy valientes.
3 En vista de esto, Adonisedec envió a decir a Oham,  rey de Hebrón; a Faram, rey de Jerimot; a Jafia, rey de Laquis y a Dabir, rey de Eglón: 4 “Vengan a mí y ayúdenme a conquistar a Gabaón, porque ha hecho pacto con Josué y los israelitas.”
5 Se juntaron, pues, y subieron los cinco reyes de los amorreos, el de Jerusalén, el de Hebrón, el de Jerimot, el de Laquis y el de Eglón, cada uno con sus tropas. Acamparon frente a Gabaón y la sitiaron.
5 Los gabaonitas mandaron a decir a Josué al campamento de Guilgal: “No nos dejes solos, sino que ven hasta nosotros y ayúdanos, pues todos los reyes amorreos que habitan en la montaña se unieron en contra nuestra.”
7 Josué salió el mismo día de Guilgal con todos sus hombres y valientes guerreros. 8 Entonces Yavé dijo a Josué: “No los temas , porque los he puesto en tus manos y ninguno de ellos te podrá resistir.” 9 Josué subió de Guilgal, caminó toda la noche y cayó por sorpresa sobre los amorreos.
10 Yavé los derrotó. Los israelitas reportaron una gran victoria en Gabaón y los persiguieron por la subida de Betorón hasta llegar a Azecá y Maquedá. 11 Mientras huían, Yavé hizo caer piedras desde el cielo sobre ellos hasta Azecá, matándolos. Y fueron más los que perecieron por la granizada que los muertos por la espada de los israelitas.
12 Aquel día en que Yavé le entregó a los amorreos, Josué se dirigió a Yavé, y dijo a la vista de todo Israel:
“Deténte, sol, en gabaón,
Y tú, luna, en el valle de Ayalón.”
13 Y  el sol se de tuvo y la luna se paró hasta que el pueblo hubo tomado desquite de sus enemigos. Así está escrito en el Libro del Justo. El sol se detuvo en medio del cielo y no se apresuró a ponerse casi un día entero. 14 No hubo día igual, ni antes ni después, en que Yavé haya obedecido una orden de un hombre. Es que Yavé peleaba por Israel.
15 Después Josué, con todo Israel, volvió al campamento de Guilgal.
16 Pero los cinco reyes habían huido y se escondieron en la cueva de Maquedá. 17 Se lo dijeron a Josue´: “Hallamos a los cinco reyes; están escondidos en la cueva de Maqauedá.”
18 Josué, pues, ordenó: “Hagan rodar piedras grandes para tapar la entrada y dejen hombres de guardia. 19 Pero que los demás no se detengan. Sigan a sus enemigos y córtenles la retirada. No los dejen volver a sus ciudades, peus Yavé, nuestro Dios, los ha puesto en nuestras manos.”
20 Josué y los israelitas los derrotaron y acabaron con ellos. Sólo algunos sobrevivientes se refugiaron en ciudades fortificadas, 21 mientras que todo Israel volvió ileso al campamento junto a Josué. En adelante nadie se atrevió a provocarlos.
22 Luego Josué ordenó: “Abran la entrada de la caverna, saquen a los cinco reyes y tráiganmelos.” 23 Lo hicieron, llevando a los cinco reyes ante la presencia de Josué; el rey de Jerusalén, el de Hebrón, el de Laquis, el de Jerimot y el rey de Eglón. 24 Josué reunió a todo Israel y dijo a los capitanes de las tropas: “Acérquense y pongan sus pies sobre el cuello de esos reyes.”
Se acercaron, pues, y pusieron sus pies sobre el cuello de los reyes.
25 Entonces Josué les dijo: “No teman ni se acobarden, sean valientes y decididos, porque así tratará Yavé a todos los enemigos con los que nos enfrentaremos.”
26 En seguida, Josué les dio muerte y les hizo colgar de cinco árboles, quedando de esta manera hasta la tarde. 27 Al anochecer descolgaron los cuerpos de los reyes y los arrojaron en la misma cueva donde estaban escondidos y la cerraron con piedras grandes que todavía se ven hoy allí.

Josué conquista el sur del país

28 Ese mismo día, Josué se apoderó de Maquedá. Pasó a cuchillo a su rey y a sus  habitantes. La consagró en anatema a Yavé con todos los que estaban en ella, sin perdonar a ninguno. El rey sufrió la misma suerte que el de Jericó.
29 Luego Josué con todo Israel fue a atacar a Libna. 30 Yavé la entregó con su rey a los israelitas, que la pasaron a cuchillo con todos sus habitantes sin perdonar a nadie. El rey experimentó la misma suerte que el de Jericó. 31 De Libna pasó a Laquis, la asedió y la atacó. 32 Yavé también le entregó esta ciudad con su rey y habitantes que sufrieron la misma suerte de Libna. 33 Entonces Horam, rey de Gazer, subió para socorrer a Laquis, pero Josué lo derrotó junto con todo su pueblo y no dejó a nadie con vida.
34 De Laquis pasó a Eglón, la sitió y la conquistó el mismo día. 35 El rey y los habitantes de Eglón también fueron acuchillados; la consagraron en anatema como habían hecho con Laquis.
36 De Eglón pasaron a Hebrón, la conquistó junto con todos los pueblos que dependían de ella, 37 pasó a cuchillo a su rey y habitantes, sin dejar ningún sobreviviente. Lo hizo tal como trató a Eglón: la consagró en anatema.
38 Josué y todo Israel con él se volvió contra Dabir y la atacó. 39 La tomó, así como a todos los pueblos que dependían de ella. Pasó a cuchillo a su rey y habitantes, consagrándolos en anatema, sin perdonar a nadie. Dabir y su rey recibieron el mismo castigo que Hebrón y Libna.
40 De esta forma Josué conquistó toda la parte de los cerros, el desierto de Negueb, el llano y las pendientes con sus reyes.
No dejó ningún sobreviviente, sino que consagró en anatema a todo ser viviente, según Yavé lo había ordenado. 41 Josué los derrotó desde Cadésbarne hasta Gaza y desde Gosén hasta Gabaón. 42 Josué venció a todos estos reyes y se apoderó de todas estas tierras de una sola vez, porque Yavé peleó  por Israel.
43 Después regresó con todo Israel a su campamento en Guilgal.

(o) El sol de Gabaón causó bastante preocupación a los que tomaban al pie de la letra todo lo que encontraban en la Biblia.

Unos pensaron que el sol se había detenido en el cielo. Más tarde, cuando los hombres supieron que la tierra es la que gira en torno al sol, pensaron que la tierra se había detenido en su rotación. Pero eso tampoco se puede aceptar: si la tierra se detuviera, todo quedaría destruido por efecto de la velocidad. Entonces... entonces hay que recalcar que la Biblia cita aquí un libro poético, el “Libro del Justo”, y que los poetas hablaban con su imaginación y no a la manera de los historiadores o científicos. Así posiblemente querían decir que fue un gran día. Hay otras explicaciones valiosas: tal vez el poeta no ordenaba al sol que se detuviera, sino de detener su luz; Josué pediría que las nubes de la tempestad oscurezcan el cielo todo el día, facilitando con esto su golpe imprevisto.

11



Josué conquista la parte norte

(o) 11 1 Cuando Yabín, rey de Jasor, supo todo esto, envió embajadores a Jobal, rey de Madom, al rey de Simerón, al rey de Acsaf, 2 a los reyes que ocupaban las montañas del norte, las estepas al sur de Quineret, la llanura y las alturas de Dor al occidente, 3 a los cananeos del este y del oeste, a los amorreos, heteos, fereceos y jebuseos de las montañas, también a los jeveos que vivían en las faldas del monte Hermón, en la región de Mizpá. 4 Salieron con sus tropas, una muchedumbre tan numerosa como las arenas del mar, acompañados por gran cantidad de caballos y carros de combate. 5 Todos estos reyes se dieron cita y acamparon juntos a la fuente de Merom, para atacar a Israel.
6 Entonces Yavé recomendó a Josué: “No los temas. Mañana a esta misma hora te los entregaré para que me los sacrifiques. Cortarás los jarretes de sus caballos y quemarás sus carros de guerra.”
7 Josué, entonces, y con él todos los hombres armados, se trasladaron hasta Merom y los atacaron por sorpresa. 8 Yavé se los entregó, de manera que los israelitas los derrotaron y los persiguieron hasta Sidón la Grande y Misrefot y, por el este, hasta Mizpá, sin dejar a nadie con vida. 9 Josué ejecutó también lo ordenado por Yavé de cortar los jarretes a los caballos y quemar los carros.
10 En seguida, Josué dio vuelta y conquistó a Jasor, matando a su rey. En aquel tiempo Jasor era la capital de todos esos reinos. 11 En esta ciudad pasó a cuchillo a todos sus habitantes consagrándolos en anatema. 12 Nadie quedó con vida, y en seguida quemaron la ciudad.
Josué tomó todas las ciudades de estos reyes y a todos sus reyes, y los consagró en  anatema, según se lo había ordenado Moisés, servidor de Yavé.
13 Israel incendió todas las ciudades, menos aquellas ubicadas en las pendientes y alturas; de éstas, sólo Jasor fue incendiada por Josué.
14 Los israelitas se repartieron los despojos y el ganado de estas ciudades, pero pasaron a cuchillo a toda la población sin dejar nadie con vida. 15 Así, pues, lo que Yavé ordenó a Moisés y que Moisés encargó a Josué se cumplió perfectamente: Josué no descuidó nada de lo que Yavé había mandado a Moisés.
16 Josué conquistó, pues, todo ese país; los cerros, el Negueb, el Gosén, la llanura, la estepa y los cerros de Israel con sus llanuras. 17 Desde la parte de la cordillera que sube hacia Seir, hasta Baal Gad en el valle del Líbano, a los pies del monte Hermón, derrotó a todos sus reyes a quienes venció y dio muerte.
18 La guerra que hizo Josué contra todos estos reyes duró largo tiempo; 19 ninguna ciudad hizo las paces con los israelitas, fuera de los jeveos de Gabaón, de manera que todas fueron conquistadas.
20 Yavé les dio ánimo a todos ellos para que pelearan contra Israel, con el fin de que fueran consagrados en anatema y destruidos sin misericordia, como Yavé lo tenía ordenado a Moisés.
21 En aquel tiempo, Josué atacó y desbarató a los enaceos de los cerros, de Hebrón, Dabir, Anab, de todos los cerros de Judá y de Israel; ellos y sus ciudades fueron entregados en anatema.
22 No quedaron enaceos en el país de Israel, excepto en Gaza, Gaty y Azoto. 23 Josué se apoderó de todo el país. Como Yavé se lo había dicho a Moisés, y se lo entregó en herencias a los israelitas para que lo repartieran entre sus tribus. Con esto el país descansó de la guerra.

(o) En el capítulo 11 se describe la campaña de Josué en el norte de Palestina. Allí tomó Jasor, que merecía ser llamada una ciudad grande con sus 40.000 habitantes. Quedamos con la impresión que conquistó todo el país. Sin embargo, los capítulos 13,19 muestran que cada tribu tuvo después que conquistar su sector, en una serie de actuaciones particulares.

12




12 1 Viene a continuación la lista de los reyes que los israelitas vencieron y cuyo territorio conquistaron al otrolado del Jordán, desde el río Amón hasta el cerro Hermón con toda la  Arabá del este.
2 Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jesbón. Reinaba desde Aroer, ciudad situada junto al torrente Amón, y desde el medio del valle, reinaba sobre la mitad de Galaad hasta el torrente Yaboc, que limita con el país de los hijos de Ammón; 3 también sobre la Arabá desde el mar de Quineret hasta el mar Salado o Muerto; sobre el camino que va a Bet Jesimot, y al sur, los lugares bajos en las vertientes del monte Pisga.
4 Después , el reino de Og, rey de Basán, sobreviviente de los refaim, que habitaba en Astarot, y en Edreí. El dominaba desde el cerro Hermón, en Saleja, sobre el territorio de Basán, hasta la frontera con Gesuri y Macati; 5 también era dueño de la mitad de Galaad, hasta limitar con Sijón, rey de Jesbón.
6 Moisés y los hijos de Israel habían derrotado a los dos; Moisés entregó el dominio de sus tierras a las tribus de Rubén y de Gad y a la media tribu de Manasés.
7 Ahora, éstos son los reyes del país, a quienes derrotó Josué, con los hijos de Israel, de esta parte del Jordán, al oeste de Baal Gad en el valle del Líbano  hasta los cerros que suben a Seir. 8 Es esl país que Josué repartió a las tribus de Israel, a cada una su porción, tanto en los cerros como en los valles y campiñas, en el desierto y en el Negueb. Ahí vivían los heteos, los amorreos, los cananeos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos.
9 Rey de Jericó; rey de Hay, vecina de Betel.
Rey de Jerusalén; rey de Hebrón.
Rey de Jerimot; rey de Laquis.
Rey de Eglón, rey de Gazer.
Rey de Dabir; rey de Gueder.
Rey de Joma; rey de Arad.
Rey de Libna; rey de Odulam.
Rey de Maquedá; rey de Betel.
Rey de Tapuaj; rey de Ofer.
Rey de Afec; rey de Sarón.
Rey de Madom;  rey de Jasor.
Rey de Simerón; rey de Acsaf.
Rey de Tanac; rey de Meguido.
Rey de Cadés; rey de Jocneam del Carmelo.
Rey de Dor y de la provincia de Dor; rey de los paganos de Guilgal.
Rey de Tirsa; en total treinta y un reyes.

13




REPARTICIÓN DE LA TIERRA ENTRE LAS DOCE TRIBUS

Josué reparte el país de Canaán

+ 13 1 Josué estaba ya muy anciano cuando Yavé le dijo: 2 “Estás viejo y queda un extenso territorio por conquistar y repartir. A saber. Toda Galilea, Filistea y Gesuri; 3 desde el río Sijor frente a Egipto, hasta la frontera con Acarón hacia el norte, que es considerado como cananeo, los cinco príncipes de los filisteos: Gaza, Azoto, Ascalón, Gat, Acarón, y luego los jeveos del sur, 4 canaán desde Ara de los Sidonios hasta Afec y los límites con los amorreos. 6 Al oriente el territorio de los gueblitas y el del Líbano, desde Baal Gad al pie del monte Hermón hasta entrar en Jamat, 6 y todo el territorio de los habitantes de las montañas, desde el Líbano  hasta Misrefot-Maím, los cuales son sidonios.
Yo soy el que los derrotaré delante de los israelitas. Por lo tanto, procura que este país pase a ser parte de la herencia de Israel tal como te lo he ordenado.
7 Ahora, procede a repartir la tierra que deben poseer las nueve tribus y la media tribu de Manasés. 8 La otra mitad y las de Rubén y Gad ocupan ya la tierra que les entregó Moisés al este del Jordán, 9 desde Aroer, situada a orillas del Amón, incluyendo la ciudad en medio del valle, hasta la llanura de Madaba y Dibón. 10 Todas las ciudades de Sijón, rey de los amorreos, que vivió en Jesebón, hasta la frontera con Ammón, 11 Galaad, Gesuri y Macati, el monte Hermón y todo Basán hasta Saleca.
12 El reino de Og, en Basán, que vivió en Astarot y Edreí, y era descendiente de los Refaim, pueblo derrotado y aniquilado por Mosiés.
13 Los israelitas no exterminaron a los de Gesuri y Matai, los cuales siguen viviendo entre ellos hasta la fecha.
14 Moisés no le dio ninguna posesión a la tribu de Leví, porque estaban consagrados al servicio de Yavé.

Territorio dado a Rubén, Gad y la mitad de Manasés

15 Moisés había otorgado a la tribu de los hijos de Rubén lo que llegó a ser su territorio. 16 Desde Aroer, a orillas del río Amón, con el pueblo que está en medio del río y la meseta junto a Madaba; 17 Jesebón y todos sus pueblos que están sobre la meseta: Dibón, Bamot-Baal y la ciudad de Baalmon, 18 Jassá, Cedimot, Mefat, 19 Cariatiarim, Sabana, Saratasarar en el monte del valle. 20 Bet-Peor en las pendientes del Fasga, Betiesimot 21 y todas las ciudades del valle, los dominio de Sijón, rey de los amorreos, que vivió en Jesebón. Este rey había sido derrotado por Moisés igual que los príncipes de Madián, Heví y Recem, y los jefes Sur, Jur y Rebe, que habitaban esas tierras y pagaban impuestos a Sijón, 22 así como Batlaam, hijo de Beor que los israelitas mataron entre otras víctimas.
23 En resumen, el río Jordán fue la frontera de los rubenitas. Esta fue la herencia de los hijos de Rubén, según sus familias, con sus ciudades y aldeas.
24 Moisés había dado a la tribu de Gad, divididos en sus familias, lo que llegó a ser su territorio. 25 Yazer y todas las ciudades de Galaad, con la mitad del país de los amonitas hasta Aroer, ciudad fronteriza con Rabba; 25 desde Majanaím hasta Lodebar. 27 El valle de Betaram, Betnimra, Socot y Safón, restos del reino de Sijón, rey de Jesebón: la tierra se extiende entonces desde el Jordán hasta el mar de Quineret al este del Jordán.
28 Tal fue la herencia de los hijos de Gad según sus familias, con sus ciudades y aldeas.
29 La media tribu de Manasés también recibió de Moisés la parte que le correspondía. 30 Desde Majanaím, todo Basán, ylos sesenta pueblos de la comarca de Jair en Basán. 31 La mitad de Galaad, Astarot y Edreí, ciudades del reino de Og, fueron atribuidos a los hijos de Maquir, hijo de Manasés, es decir, la mitad de los hijos de Maquir, según el número de sus familias.
32 Esta es la herencia que reaprtió Moisés mientras estaba en las estepas de moab al este del Jordán, frente a Jericó. 33 Pero a la tribu de Leví, Moisés no le dio ninguna posesión de tierra, porque Yavé, Dios de Israel, es su herencia, como se lo tiene dicho.

14




14 1 Esto se lo que recibieron en herencia los israelitas en el país de Canaán; se lo repartieron Eleazar, el sacerdote y Josué,  hijo de Jun, y los jefes de las familias paternas de las tribus de Israel. 2 Todo los distribuyeron por suerte entre las nueve tribus y media, tal como Yabé había ordenado a Moisés. 3 A las otras dos tribus y media, Moisés ya les había dado su parte, 4 al lado oriental del Jordán. Por otra parte los levitas no recibieron herencia, pero en lugar de llos, los hijos de  José formaban dos tribus: Manasés y efraím. Los levitas no tubieron tierras sin o algunas ciudades para vivir y el campo alrededor para mantener a sus  bestias y ganados. 5 Así los hijos de Israel repartieron la tierra de Canaán, tal como  Yavé se lo había ordenado a Moisés.

La parte que le tocó a Caleb

6 Los hijos de Judá se presentaron a Josué en Guilgal y Caleb, hijo de Jefoné, el cananeo, le dijo: 7 “Tú sabes lo que Yavé le dijo a Moisés, hombre de Dios, a mi respecto en Cadésbarne. Yo tenía cuarenta años cuando Moisés me envió desde Cadésbarne a explorar la tierra, y yo le informé sinceramente. 8 Seguí fiel a Yavé, mi Dios, no obstante que los hermanos que me acompañaron desalentaban al pueblo. 9 Aquel día Moisés hizo este juramento: Por haber sido fiel a Yavé, mi Dios, la tierra que pisaron tus pies será tuya y de tus descendientes para siempre. 10 Ahora bien, Yavé, cumpliendo su palabra, me ha permitido vivir hasta hoy. Hace cuarenta y cinco años que Yavé dio esta orden a Moisés, cuando Israel peregrinaba en el desierto. 11 Hoy cuento ochenta y cinco años y tengo la misma buena salud que cuando fui enviado a explorar. El mismo vigor que entonces me dura hasta hoy, tanto para combatir como para caminar. 12 Dame, pues, esa montaña que me prometió Yavé. Como tú lo has oído, allí hay enaceos que viven ciudades fortificadas. Pero con la ayuda de Yavé espero conquistarlas, según Yavé me prometió.”
13 Josué bendijo a Caleb, hijo de Jefoné, y le entregó Hebrón para herencia suya. 14 Y desde entonces hasta hoy, Hebrón pertenció a Caleb por haber sido fiel en todo a Yavé, Dios de Israel. 15 Antiguamente Hebrón se llamó Cariat-Arbe; Arbe era el hombre más grande entre los enaceos.
Y descansó el país después de estas guerras.