LA BIBLIA - INTRODUCCIÓN

La Biblia no ha caído del cielo. Aquí están libros que no se proclamaron desde las nubes, con algún parlante celestial, sino que se reunieron pacientemente a lo largo de siglos en el seno del Pueblo de Dios, gracias a la fe de sus minorías más conscientes.

Durante unos 18 siglos, desde Abraham hasta Jesús, el pueblo de Israel descubrió, cada vez con mayor lucidez, que el Dios Único se había ligado a él. Las experiencias de la comunidad nacional, los llamados de esos hombres, llamados profetas, que hablaban de parte de Dios, las inquietudes que se desarrollaban entre los creyentes: todo esto pasó de una que otra manera a esos libros. Y fueron los responsables religiosos de Israel los que recibieron, escogieron y acreditaron estos libros, integrándolos al Libro Sagrado.

Así se formó el Antiguo Testamento de la Biblia.Testamento se refiere a que estos libros era como la herencia más preciosa entregada por Dios a su pueblo escogido.

Después de tantas experiencias, llegó para el pueblo de Israel un tiempo de crisis en que Dios quiso llevarlos de una vez a la madurez de la fe. Para eso vino Jesús. Con él se llevó a cabo la experiencia más trascendental de toda la historia. Jesús, sus esfuerzos para salvar al pueblo judío de una destrucción inminente, su rechazo, su muerte y, luego, su Resurrección: ésta fue la última palabra de Dios.

La trayectoria de Jesús originó la predicación de la Iglesia y los libros que en ella se escribieron. Aquellos libros que fueron aprobados por los responsables de la Iglesia pasaron a integrar el Nuevo Testamento.

El Nuevo Testamento comprende:

LOS CUATRO EVANGELIOS. La palabra Evangelio significa la Buena Nueva. Esos son los libros en que los apóstoles de Jesús escribieron lo que habían visto y aprendido de él.

Luego viene el libro de los HECHOS DE LOS APÓSTOLES, escrito por Lucas, el mismo que escribió el Tercer Evangelio.

Luego vienen más de veinte CARTAS que los apóstoles dirigieron a las primeras comunidades cristianas.

El Antiguo Testamento comprende:

Los LIBROS HISTÓRICOS. Aquí vemos la actuación de Dios para liberar a un pueblo que quier hacer que sea su pueblo. Lo vemos educar a ese pueblo y dar un sentido a su historia nacional. En estos libros se destacan:

El Génesis. El Exodo. El Deuteronomio. Los libros de Samuel.

LOS LIBROS PROFETICOS. Dios interviene en la historia por medio de sus profetas, encargados de transmitir su palabra.

LOS LIBROS DE SABIDURÍA destacan la importancia de la educación y del esfuerzo del individuo para llegar a ser un hombre responsable y un creyente.

Ediciones Paulinas - Verbo Divino

lunes, 31 de enero de 2011

28

Sobre el rey de Tiro

28 1 Me llegó una palabra de Yavé: 2 “Hijo de hombre, dirige al príncipe de Tiro esta profecía:
Tú eres muy creído y hasta piensas: Yo soy un dios, y como un dios vivo en medio del mar. Pero tú eres un humano y no un dios: ¿y podrías en tus pensamientos igualarte con Dios?
3 Tú eres, seguramente, más sabio que Daniel, y ningún misterio te quedó grande.
4 Con tu sabiduría y tu inteligencia afirmaste tu poder; el oro y la plata llegaron a tus cofres. 5 Muy grande es tu sabiduría, y tus negocios te hicieron más poderoso y mientras crecía tu poder, te ponías más creído.
6 Ahora bien, así habla el Señor, que es Yavé:
Tú te igualaste con Dios en tus pensamientos, 7 pero yo hago que te vengan encima unos bárbaros, la más temible de las naciones, y su espada se medirá con tu cultura tan refinada. Y profanarán tus monumentos.
8 Te harán bajar al sepulcro y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares. 9 Frente al que mata, ¿dirás: yo soy un dios? Eres hombre y no dios; estarás en poder del que te mate. 10 Tendrás la muerte de los incircuncisos, a manos de extranjeros. Yo he dicho, dice el Señor Yavé.”
11 Yavé me volvió a dirigir la palabra, diciéndome: 12 “Hijo de hombre, entona un canto fúnebre al rey de Tiro. Dile: Así habla el Señor Yavé:
Tú eres un modelo de perfección,
lleno de sabiduría
y de belleza espléndida.
13 Vivías en el Edén, jardín de Dios.
Incontables piedras preciosas
adornaban tu manto:
Rubí, topacio, diamante,
crisólito, ónice,
jaspe, zafiro, brillante y esmeralda.
De oro era el borde de tu manto
y de oro sus incrustraciones,
todo fue preparado desde el día en que fuiste creado.
14 Te puse en el monte santo de Dios
como un ángel protector,
y andabas en medio de los espíritus de Dios.
15 Eras perfecto en tus caminos
desde el día en que fuiste creado,
hasta que la maldad apareció en ti.
16 Con el avance de tu comercio,
te llenaste de violencia y de pecados;
y yo te arrojé del monte de Dios
y te eché de entre los ángeles de Dios;
el querubín protector te hizo perecer.
17 Tu corazón se había ensoberbecido por tu belleza.
Tu sabiduría se había corrompido por tu grandeza,
y yo te derribé en tierra
y te puse como escarmiento ante los reyes.
18 Por la multitud de tus delitos,
y la injusticia de tu comercio,
profanaste tus santuarios;
y yo sacaré de ti mismo un fuego que te devore,
que te reduzca a cenizas
ante los ojos de cuantos te contemplan,
están espantados por causa tuya,
te has convertido en objeto de terror
y desaparecerás para siempre.”

20 Yavé me dirigió la palabra, diciéndome: 21 “Hijo de hombre, vuelve tu cara hacia Sidón y profetiza contra ella.
22 Dile: Así habla el Señor, Yavé:
Sidón, aquí estoy en contra tuya,
seré glorificado en medio de ti.
Se sabrá que yo soy Yavé,
cuando haga justicia en ella
y muestre mi santidad.
23 Mandaré contra ella la peste,
la sangre correrá por las calles.
En ella caerán atravesados por las espadas desenvainadas por todas partes contra ella. 24 Así, no habrá más para la gente de Israel, ni espina que la clave, ni zarza que la hiera, entre todos los vecinos que la desprecian, y sabrán que Yo soy Yavé.

25 El Señor, Yavé, dice así: Cuando Yo recoja a la gente de Israel de entre las naciones en que estaba dispersa, manifestaré en ellos mi santidad a los ojos de los pueblos, y vivirán en la tierra que regalé un día a mi siervo Jacob. 26 Ahí residirán seguros, construirán y plantarán viñas. Vivirán seguros, cuando yo haya cumplido mis sentencias contra todas las naciones de los alrededores que los desprecian. Y sabrán que Yo, Yavé, soy su Dios.”

29

Contra Egipto

29 1 Una palabra de Yavé me llegó el día doce del décimo mes del año diez. 2 Dijo: “Hijo de hombre, dirige tu cara contra el faraón, rey de Egipto, y dile de parte mía todo lo que va a suceder en contra de él y contra Egipto. 3 Di: Esto dice el Señor, Dios: Vengo contra ti, oh faraón, rey de Egipto, monstruo enorme que estás echado en medio de tus ríos y dices: Los canales son míos, yo los hice.
4 Pero yo te voy a pescar por las mandíbulas y haré que los peces de tu río se te peguen a las escamas, y te sacaré de en medio de tus ríos y todos tus peces estarán pegados a tus escamas. 5 Y a ti con todos tus peces te lanzaré al desierto: tú caerás sobre la tierra, sin que nadie te recoja ni te sepulte; te entregaré a las bestias de la tierra y a las aves del cielo para que te devoren. 6 Todos los habitantes de Egipto conocerán que yo soy Yavé, y que tú fuiste un soporte de caña para el pueblo de Israel. 7 Cuando te cogieron, te quebraste y te lastimaste la espalda. Cuando se apoyaron en ti, te hiciste pedazos y los dejaste caer.
8 Por lo tanto, esto dice el señor, Yavé: Mira, yo descargaré la espada contra ti y mataré tus hombres y tus bestias. 9 Y la tierra de Egipto quedará solitaria y transformada en un desierto, y conocerán que yo soy Yavé ya que tú dijiste: Mío es el río, yo lo hice. 10 Por eso, vengo contra tuya y de tus ríos, y haré que Egipto quede hecho un desierto, después de asolarlo con la espada, desde Migdal hasta Siene y la frontera de Etiopía. 11 Por él no pasará pie humano ni pata de animal. Quedará cuarenta años despoblado. 12 Haré que Egipto quede desierto en medio de otros países despoblados. Sus ciudades quedarán destruidas, en medio de otras ciudades en ruinas. Permanecerán deshabitadas durante cuarenta años. Esparciré a los egipcios por las naciones y los lanzaré por todos los lados del mundo.

13 Esto dice el Señor, Yavé: Cumplido el plazo de los cuarenta años, Yo reuniré a los egipcios de todos los pueblos en que han estado dispersos. 14 Cambiaré la suerte de Egipto y los devolveré a Patros, país de su nacimiento. Allí formarán un reino humilde. 15 Será el más débil de los reinos. En adelante no se alzará contra las naciones. Yo los mantendré débiles para que no las dominen. 16 Ya no inspirarán confianza a la casa de Israel, ni ésta pecará buscando refugio donde ellos. Ya no acudirá a ello ni los seguirá, pues sabrán que yo soy el Señor, Yavé.”

17 Y el primer día del primer mes del año veintisiete me llegó una palabra de Yavé. 18 Me dijo: “Hijo de hombre, Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha fatigado mucho su ejército en la guerra contra Tiro; todos l os hombres han quedado calvos y con los hombros pelados. No se le ha recompensado ni a él ni a su ejército, por el servicio que me han hecho contra Tiro. 19 Por lo tanto esto dice el Señor, Yavé: Yo daré a Nabucodonosor, rey de Babilonia, el país de Egipto; 20 cautivará a su pueblo, lo saqueará y repartirá los despojos, con eso sus tropas quedarán recompensadas, por el servicio que me prestaron contra Tiro. Le he dado el país de Egipto porque ha trabajado para mí, dice el Señor, Yavé.
21 En ese día, Yo levantaré la nación de Israel. Yo te daré de hablar libremente en medio de ellos y conocerán que yo soy Yavé.”

30

30 1 Yavé me dirigió de nuevo su palabra, diciéndome: 2 “Hijo de hombre, habla de parte mía, y di: Esto dice el Señor Yavé: ¡Ay de ese día! 3 Lancen gritos. Porque está cercano el día, ya llega el día de Yavé. Será un Día de tinieblas, hora del juicio de las naciones.
4 La espada será descargada contra Egipto. Etiopía quedará aterrorizada cuando los egipcios caigan heridos, el pueblo sea llevado cautivo y se destruyan sus ciudades hasta los cimientos. 5 Perecerán al filo de la espada. Etiopía, Libia, los lidios y todos los demás pueblos, Lub y los hijos de la Alianza.
6 Esto dice el Señor Yavé: Los pilares de Egipto caerán por tierra y su soberbio imperio quedará destruido; será desolado desde Migdol hasta Siene, dice el Señor Yavé. 7 Sus tierras serán asoladas y quedarán desiertas; sus ciudades devastadas. 8 Conocerán que yo soy Yavé cuando le prenda fuego a Egipto y queden derrotadas sus tropas auxiliares.
9 En aquel día mensajeros partirán en barcos de parte mía para enterar a los etíopes y perturbarlos, ya que se sienten seguros. También ellos se llenarán de miedo en el día del castigo de Egipto, que llegará sin falta.
10 Dice el señor Yavé: Destruiré a los egipcios tan numerosos por medio de Nabudonosor, rey de Babilonia. 11 El y su pueblo, los más feroces entre los habitantes de la tierra, llegarán para talar la tierra, desenvainarán sus espadas contra Egipto y cubrirán la tierra de cadáveres. 12 Secaré los ríos y entregaré el país a hombres feroces, y lo aniquilaré por medio de extranjeros: yo Yavé soy quien lo dice.
13 Yo destruiré los ídolos y perecerán los dioses de Menfis. No habrá más jefe en el país de Egipto; 14 sobre él enviaré el terror y asolaré la tierra, entregará Tafnís a las llamas y castigaré a Tebas. 15 Derramaré mi indignación sobre Pelusio, defensa de Egipto, y haré pasar a cuchillo al numerosos pueblo de Tebas. 16 Y entregaré a Egipto a las llamas. Siene temblará de angustia y Menfis será conquistada.
17 Los jóvenes de Heliópolis y Bubasti serán pasados a cuchillo y las mujeres serán llevadas cautivas. 18 Y en Tafnís, el día se convertirá en noche, cuando yo haga allí pedazos los bastones de mando de Egipto y se acabe su poder arrogante; un negro viento los cubrirá y sus poblaciones serán llevadas cautivas. 19 Y conocerán mi sentencia contra Egipto y sabrán que soy yo Yavé.”
20 El primer mes del año undécimo, el séptimo día del mes, la palabra de Yavé me fue dirigida: 21 “Hijo de hombre, yo he roto el brazo del Faraón, rey de Egipto, y nadie lo ha vendado ni enyesado para soldar la rotura y que pueda manejar la espada. 22 Por tanto, así dice el Señor Yavé: Vengo a atacar al Faraón. Le romperé los dos brazos, el sano y el quebrado. 23 Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los aventaré por las tierras. 24 Voy a fortalecer los brazos del rey de Babilonia y pondré mi espada en su mano, mientras quebraré los brazos del Faraón. Este gemirá ante su adversario como gime un herido de muerte. 25 Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y a Faraón, en cambio, se le caerán los brazos.

31

31 1 El día primero, del tercer mes, del año once, Yavé me dirigió su palabra y dijo: 2 “Hijo de hombre, di al Faraón, rey de Egipto, y a su pueblo: ¿a quien te compararé en tu poder? 3 A un cedro del Líbano, de hermosas ramas y hojas abundantes, de gran altura y con la copa entre las nubes.
4 Las aguas lo alimentaron y del abismo subieron los ríos alrededor de sus raíces y él distribuía con sus raíces las aguas a los demás árboles de esa región. 5 Por eso ganó en altura a todos los árboles del campo. Sus ramas se multiplicaron y crecieron gracias a la abundancia de las aguas. 6 Como daba mucha sombra, anidaron bajo sus ramas todas las aves del cielo; y todas las bestias de los bosques, y un inmenso gentío se acogía a su sombra. 7 Era muy hermoso por su altura y por el largo de sus ramas; porque sus raíces se hallaban cerca de abundantes aguas.
8 En el paraíso de Dios no hubo cedros más altos, los cipreses no igualaron su copa, ni los plátanos sus ramas; no hubo en el jardín del paraíso árbol semejante ni tan hermoso como él. 9 Y porque yo lo hice tan hermoso, por sus muchas ramas, todos los árboles del jardín del paraíso, le tuvieron envidia.
10 Por eso, así habla Yavé: Porque ha crecido y levantado su copa hasta las nubes y se sintió muy orgulloso, al verse tan alto, 11 yo lo entregaré al poder de un pueblo más fuerte, que va a hacer de él lo que quiera. Lo rechacé porque lo merecía por su impiedad. 12 Unos pueblos extranjeros y naciones de las más terribles lo cortarán y lo echarán por tierra. Sus ramas caerán por todos los valles y sus retoños quedarán cortados por todas las rocas. Todos los pueblos de la tierra se retirarán de su sombra y lo abandonarán. 13 Todas las aves del cielo se posarán en sus despojos y todas las bestias del campo sobre sus ramas.
14 Por esta causa, ninguno de los árboles plantados cerca de la corriente de las aguas se pondrá orgulloso por su grandeza, ni elevará su copa entre las esperas arboleda, ni confiarán en su grandeza todos esos árboles regados; porque todos han sido entregados al poder de la muerte y cayeron al profundo sepulcro como los demás hombres que bajan a la tumba.
15 Esto dice el Señor Yavé: En el día en que él bajó al sepulcro, yo mismo ordené un duelo. Yo cerré sobre él la puerta del lugar de los muertos. Yo detuve sus ríos y sus aguas abundantes. El Líbano se entristeció por su causa y se marchitaron todos los árboles del campo. 16 Con el estruendo de su ruina hice estremecer las naciones, cuando lo hice caer en el abismo con los demás que bajan al sepulcro. Allá en lo profundo de la tierra se alegraron todos los árboles del paraíso, famosos y grandes en el Líbano, todos los que regaban las aguas.
17 Sus descendientes también que vivían bajo su sombra en medio de las naciones bajaron con él al abismo con los que murieron al filo de la espada.
18 ¡Oh árbol ilustre y sublime entre los árboles del paraíso!, ¿a quién te hiciste semejante? Con los árboles del paraíso fuiste lanzado a lo profundo de la tierra; dormirás en medio de los incircuncisos que fueron pasados a cuchillo. Dice el Señor Yavé: así le sucederá a Faraón y toda su gente.

32

32 1 El día primero del doceavo mes, del año doce, Yavé me dirigió su palabra: 2 “Hijo de hombre: entona lamentaciones sobre el Faraón de Egipto. Dile: Tú eras el rey de las naciones. ¿Cómo, pues, desapareciste? Eras en el Nilo como un cocodrilo que resoplaba por las narices; agitabas las aguas con el pie y ensuciabas la corriente.
3 Esto dice el Señor Yavé: “Tenderé mis redes sobre ti y la multitud de tus pueblos y con ellos te sacaré fuera. 4 Te arrojaré en tierra, te dejaré en medio del campo y haré que bajen sobre ti todas las aves del cielo y que bajen sobre ti todas las aves del cielo y las bestias de la tierra, para que se ceben en ti. 5 Pondré tus carnes sobre los cerros y llenaré las colinas con tu cadáver. 6 Regaré las montañas con tu sangre podrida, y con ella se llenarán los valles. 7 Cuando te maten, oscurecerá el cielo, y las estrellas se pondrán sombrías. Cubriré de nubes el sol, y la luna no dará luz. 8 Haré que todos los astros del cielo se vistan de luto por ti, y llenaré de tinieblas tu país, dice el Señor.
9 Llenaré de terror el corazón de muchos pueblos cuando les haga llegar la noticia de tu desgracia a los pobladores de países que tú no conoces. 10 Haré que muchas naciones queden espantadas de tu desgracia; que sus reyes tiemblen por causa tuya, llenos de gran espanto, en cuanto mi espada comience a brillar delante de sus ojos. Todos, de repente, se pondrán a temblar por su vida en el día de tu ruina.
11 Dice el Señor, Yavé: Vendrá sobre ti la espada del rey de Babilonia. 12 Con las espadas de esos valientes, derrotaré tus numerosas tropas. Todas esas gentes son invencibles; humillarán la soberbia de Egipto, y sus ejércitos quedarán deshechos. 13 Haré morir todos sus animales que pastan a la orilla de sus abundantes aguas, y no las enturbiará más el pie del hombre, ni las embarrará la pata del animal. 14 Yo haré que sus aguas sean muy limpias y que sus ríos corran como aceite, dice el Señor, Yavé.
15 Cuando yo arres la tierra de Egipto, éste quedará privado de todos los bienes que encierra y todos sus habitantes caerán heridos. Así conocerán que yo soy Yavé.
16 Esta es la canción dolorosa con que se lamentarán: la cantarán las ciudades de las naciones, la cantarán sobre Egipto y su pueblo, dice el Señor, Yavé.”

17 El día quince del mes doceavo del año doce, Yavé me dirigió la palabra. 18 Me dijo: “Hijo de hombre, canta una lamentación sobre el pueblo de Egipto; 19 lánzalo a lo profundo de la tierra. Porque yo los lanzaré ahí donde están los que bajan al sepulcro 20 y serán reunidos con todos los demás que fueron pasados a cuchillo. Egipto ha sido entregada y la llevan con todos sus habitantes. 21 En el reino de los muertos los héroes más valientes junto con los auxiliares del faraón le dirán: “¿Por qué serían tratados mejor que los demás? Baja y quédate entre los incircuncisos, que perecieron al filo de la espada.
22 Allí está Asiria y todo su pueblo rodeado de tus templos: todos perecieron al filo de la espada. 23 Pusieron sus tumbas en lo más profundo del abismo; toda su gente yace alrededor de su sepulcro; todos murieron pasados a cuchillo; los mismos que en otros tiempo llenaban de espanto la tierra de los vivientes.
24 Allí está Elam y todo su pueblo alrededor de su sepulcro: todos murieron pasados a cuchillo y bajaron incircuncisos a lo más profundo de la tierra. Los que aterrorizaron la tierra de los vivos, ahora están humillados junto con los que bajan al sepulcro. 25 En medio de los que fueron muertos se colocó el lecho para él y para todos los pueblos que están sepultados a su alrededor; todos son incircuncisos muertos a cuchillo. Porque aterrorizaron a la tierra de los vivos y ahora están humillados en medio de los que bajan al sepulcro; fueron colocados en medio de los muertos.
26 Allí están Masoc, Tubal y toda su gente con sus sepulcros a su alrededor. Todos incircuncisos muertos a cuchillo, por haber aterrorizado la tierra de los vivos. 27 Pero no están con los héroes caídos antiguamente y que bajaron al sepulcro con sus armas. Debajo de la cabeza les pusieron las espadas y los escudos sobre los huesos porque sus grandes hazañas causaron terror entre los valientes.
28 Tú, en cambio, serás pisoteado en medio de los incircuncisos y dormirás con los que murieron al filo de la espada.
29 Allí está Edom y sus reyes y todos sus jefes a pesar de su valentía, puestos en medio de los muertos a cuchillo, 30 y todos los príncipes del norte y todos los sidonios. 31 Faraón los verá y así se consolará por toda su gente muerta. Pues Faraón y todo su ejército serán muertos a espada, dice el Señor Yavé. 32 A pesar de que lo hice temible entre todos los vivos Faraón con su ejército será puesto en medio de los incircuncisos que perecieron al filo de la espada, dice el Señor, Yavé.”

33

SOBRE EL REESTABLECIMIENTO DE ISRAEL

El profeta, centinela del pueblo

33 1 Me llegó nuevamente una palabra de Yavé. Me dijo: 2 “Hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: Cuando yo mando la espada sobre algún país, tal vez el pueblo de ese país designó a uno de sus habitantes como centinela. 3 Si éste, viendo venir al enemigo, toca la bocina y avisa al pueblo, 4 el que oye el sonido de la bocina y no se pone a salvo será culpable de su propia muerte cuando llegue el enemigo y lo mate. 5 Oyó el sonido de la bocina y no se puso a salvo; solamente él tiene la culpa. En cambio, el que avisó es inocente.
6 Al contrario, si el centinela ve venir al enemigo y no hace sonar la bocina, y el pueblo no se pone a salvo, y llega el enemigo y mata al alguno de ellos, el que muera, muere por culpa del centinela; por eso, a éste le pediré cuenta de la vida del que murió.
7 Ahora bien, hijo de hombre, yo te he puesto, a ti por centinela de la gente de Israel; las palabras que oigas de mi boca se las anunciarás de parte mía. 8 Si yo digo: Malo, morirás sin reinado, 9 y tú no lo le hablas para que se aparte de su mala vida, el malo morirá por su maldad, pero a ti te pediré cuenta de su vida. Pero si tú procuras apartar al malo de su mal camino para que se convierta y él no deja su mala vida, morirá por su maldad, pero tú te salvarás.
10 Por eso, tú, di a la gente de Israel: Ustedes han dicho: Se nos piden cuentas por nuestras maldades y pecados y por eso nos vamos consumiendo, ¿cómo podremos quedar con vida? 11 Pero así dice el Señor Dios: Juro que no quiero que el impío muera sino que cambie su mala conducta y viva. Conviértanse, conviértanse de sus malas costumbres. Gente de Israel, ¿por qué tendrían que morir?
12 Hijo de hombre, dile a los hijos de tu pueblo: cuando peque el bueno, el bien que hizo anteriormente no lo salvará del castigo. Lo mismo cuando el malo se convierta de su maldad anterior, ésta no lo perjudicará. Siempre que el bueno peque, no podrá vivir. 13 Aunque yo le haya dicho al bueno: Tú vivirás, si él, confiado en sus buenas obras, comete la maldad, todas sus buenas obras serán olvidadas y morirá a causa de la maldad que cometió.
14 Pero si yo digo al malo: Morirás sin remedio, y éste hace penitencia de sus pecados y practica obras buenas y justas, 15 y devuelve la prenda y restituye lo robado, cumple los mandamientos que dan vida y no hace nada injusto, tendrá vida segura y no morirá. 16 No le será achacado ninguno de los pecados que cometió; hizo obras buenas y justas seguramente que vivirá.
17 Pero los hijos de tu pueblo dijeron: El proceder del Señor no es justo; en realidad el proceder injusto es el de ellos. 18 Porque cuando el bueno se aparte de sus buenas obras y haga obras malas, en ellas hallará la muerte. 19 Lo mismo, siempre que el malvado abandone su maldad y haga obras buenas y justas, en ellas hallará la vida.
20 Y ustedes dicen: No es justo el proceder de Dios. ¡Oh gente de Israel! Yo juzgaré a cada uno según sus obras.”

21 El día cinco, del décimo mes del duodécimo año de nuestro destierro, vino a mí uno que había huido de Jerusalén y me dijo: “La ciudad ha caído.”
22 Pero ya en la tarde anterior a que llegara este fugitivo, Yavé me hizo sentir su poder y me abrió la boca antes que ese hombre se me presentara por la mañana. Desde entonces pude hablar y dejé de ser mudo.
23 Yavé me dirigió esta palabra: 24 “Hijo de hombre, los que viven entre las ruinas de la tierra de Israel hablan de esta manera: Abraham era un solo hombre y tuvo esta tierra por herencia; nosotros somos muchos y se nos ha dado poseerla. 25 Por tanto, les dirás de parte del Señor, Yavé: Ustedes que comen sangre y levantan sus ojos a sus ídolos y que derraman sangre, ¿piensan acaso que son dueños de esta tierra? 26 Han tenido siempre la espada en la mano y han cometido mil infamias, todos han engañado a la mujer del prójimo ¿y van a ser dueños de la tierra?.
27 Diles también de parte del Señor, Yavé: Juro que los que viven entre las ruinas morirán al filo de la espada, los que están en el campo serán entregados a las fieras para que los devoren y los que viven en lugares protegidos o en cavernas, morirán de peste. 28 Esta tierra la dejaré reducida a una soledad y desierto, se acabará su antiguo poder, y los cerros de Israel quedarán arruinados de modo que no habrá nadie que pase por ellos. 29 Cuando transforme su país en soledad y destierro, conocerán que yo soy el Señor que castigo todos los pecados que han cometido.
30 En cuanto a ti, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo hablan de ti junto a la muralla y en las puertas de las casas y dice un vecino al otro: 31 Vamos a oír lo que nos dice Yavé, se sientan delante de ti y escuchan tus palabras; pero no las ponen en práctica, siguen con sus engaños y solamente procuran sus propios intereses.
32 Tú vienes a ser para ellos como su músico que tiene hermosa voz y toca bien el arpa. Ellos escuchan tus palabras peor no las ponen en práctica. 33 Pro cuando sucede lo que fue anunciado (y eso sucederá luego), entonces conocerán que ha habido un profeta entre ellos.

martes, 25 de enero de 2011

34

Los pastores de Israel

34 1 Me fue dirigida la palabra de Yavé: 2 ”Hijo de hombre, habla de parte mía contra los pastores de Israel; háblales y diles: Pobres de ustedes, pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos. ¿No deberían los pastores dar de comer al rebaño? 3 Pero ustedes se han tomado la leche, se han vestido con la lana y se comieron las ovejas más gordas. Y no se preocuparon por el rebaño. 4 No han fortalecido a las débiles, ni atendido a las enfermas, ni vendado a las heridas. No han reunido al rebaño, a la oveja apartada, ni buscado a la perdida. Al contrario, ustedes la han dominado y oprimido con violencia. 5 Se han dispersado por falta de pastores, y se han convertido en presa de las fieras. 6 Mis ovejas se han perdido por todos los cerros y por las altas lomas de todo el país, si que nadie las cuide ni las busque.
7 Por eso, pastores de Israel, escuchen la palabra de Yavé: 8 Porque mis ovejas han pasado a ser presa de todas las fieras, por falta de pastor; porque mis pastores no se han preocupado de mis ovejas, 9 y porque los pastores se cuidaban a sí mismos y no a mis ovejas, escuchen esta palabra. 10 Así dice el Señor Yavé; voy a pedir cuentas a los pastores, les reclamaré mis ovejas. Se las quitaré para que no dispongan más de ellas a su gusto. Arrancaré de sus bocas mis ovejas, y ya no se las comerán.
11 Así dice Yavé: Yo mismo cuidaré de mis ovejas y las vigilaré como un pastor vigila su rebaño, cuando está en medio de sus ovejas dispersas. 12 Así yo también visitaré las mías y las sacará de todos los lugares donde se habían dispersado en el día de nubes y tinieblas. 13 Las sacaré de los países donde estén, y de todas las naciones extranjeras; las reuniré y las llevare a su propia tierra, y las cuidaré por todos los cerros de Israel, por todos los valles y lugares poblados. 14 Las llevaré a pastorear a pastos fértiles, a descansar en un buen corral de los altos cerros de de Israel. 15 Yo mismo cuidaré mis ovejas y las haré descansar, dice el Señor Yavé.
16 Buscaré la oveja pedida, traeré a la descarriada, vendaré a la herida, fortaleceré a la enferma, y eliminaré a la que se hizo gorda y robusta. Las apacentaré a todas con justicia.
17 En cuanto a ustedes, ovejas mías, sepan que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y chivo. 18 ¿No les bastaba pastar en buenos pastos?, ¿por qué, pues, se pusieron a pisotear el resto? Después de beber agua limpia, ¿por qué enturbiaban el agua para las demás? 19 Y mis ovejas tienen que pastar donde ustedes han pisoteado, y beber el agua que ustedes han enturbiado.
20 Por eso, yo mismo voy a juzgar entre las ovejas gordas y las flacas. 21 Ustedes han empujado con el costado y la espaldilla, y han corneado a las ovejas más débiles, hasta echarlas afuera. 22 Por eso, yo vendré a defender a mi rebaño, para que no esté expuesto al despojo. Yo juzgaré entre oveja y oveja.
23 Yo haré surgir un único pastor que está al frente de ellas y las apaciente y será príncipe en medio de ellas. Yo, Yavé, seré su Dios, y mi siervo David será jefe en medio de ellos. 25 Yo, Yavé, he dicho: Estableceré con ellas una alianza de paz, suprimiré las fieras de este país, así podrán vivir tranquilos en el desierto y dormir en los bosques. 26 Los instalaré en los alrededores de mi cerro de Sión y mandaré a su tiempo la lluvia, que será una lluvia de bendición. 27 El árbol del campo dará su fruto, y la tierra, sus productos, mientras ellos vivirán seguros en su suelo.
Sabrán que yo soy Yavé, cuando rompa su yugo y los libre de sus opresores. 28 No serán más presa de las demás naciones, ni los devorarán las fieras, sino que vivirán seguros y nadie más los atemorizará. 29 Haré crecer para ellos plantas escogidas, de manera que nadie ya sufrirá hambre ni desprecio de parte de las demás naciones. 30 Así sabrán que Yo, Yavé, su Dios, estoy con ellos y que ellos son mi pueblo. 31 Ustedes, mis ovejas son mi rebaño y yo soy su Dios: palabra del Señor, Yavé.”

lunes, 24 de enero de 2011

35

Contra Edom

35 1 Me llegó esta palabra de Yavé: “Hijo de hombre dirige tu cara contra la montaña de Seir y profetiza con relación a ella. 2 Le dirás: Esto dice el señor: Montaña de Seir, me presento a pelear contra ti. Descargaré mi mano sobre ti y te dejaré desierta. 4 Arrasaré tus ciudades y quedarás despoblada; así conocerás que yo soy Yavé.
5 Tú siempre has sido la contraria de Israel y los has perseguido, espada en mano, cuando estaban afligidos y padecían grandes calamidades. Por eso dice el Señor, eres como quien ha derramado sangre, y la sangre te perseguirá; 6 yo juro que por haberla derramado, la sangre te perseguirá. 7 Y dejaré arrasados y desiertos los cerros de Seir, y ya se llenarán de cadáveres; los que traspase la espada caerán en tus laderas, en tus valles y en tus esteros. 8 Te reducirá a una soledad definitiva y tus ciudades quedarán desiertas, y ustedes conocerán que yo soy Yavé.

domingo, 23 de enero de 2011

36

Israel será reunido

36 1 Pero tú, hijo de hombre, habla de parte mía respeto de los cerros de Israel. Di: Cerros de Israel, escuchen la palabra de Yavé. 2 esto dice el Señor: El enemigo dijo de ustedes: Bueno, está bien. Los montes eternos se nos dieron a nosotros en herencia.
3 Por eso, dice el Señor: Porque ustedes han sido destruidos y pisoteados por todas partes y han llegado a ser la propiedad de otras naciones, hechos la burla de la gente. 4 Por eso, cerros de Israel, óiganla palabra del Señor, que dice a los cerros, a las colinas, a los esteros, a los valles, a las ruinas desiertas y a las ciudades abandonadas. 5 Llevado por mi enojo, mandaré mi palabra contra las otras naciones, especialmente Edom, las que, llenas de gozo y de desprecio, se han apoderado de la tierra mía y la saquean.
6 Por eso, habla de parte mía respecto de la tierra de Israel y di a los cerros y quebradas, a las alturas y a los valles. Esto dice el Señor: 7 Porque ustedes han sufrido los insultos de las naciones que están alrededor de ustedes, ellas mismas cargarán con su vergüenza.
8 En cambio, cerros de Israel, que broten sus plantas y den fruto para mi pueblo de Israel, porque su vuelta está cercana. 9 Yo vengo y me vuelvo hacia ustedes; serán arados y sembrados. Multiplicaré en ustedes la gente de Israel y las ciudades serán pobladas y los lugares arruinados serán reconstruidos. 11 Los llenaré de hombres y animales, que se multiplicarán y crecerán, y haré que se pueblen como antiguamente y les daré bienes más grandes de los que tuvieron desde el principio, y conocerán que yo soy Yavé.
12 Por ustedes pasarán los hombres de mi pueblo de Israel, y éste será dueño hy heredero de ustedes. Tierra de Israel, tú no permanecderás por más tiempo privada de tus hijos. 13 esto dice el Señor Yavé: Dicen de ti que erres una tierra que devora a los hombres y deja sin hijos la nación. 14 Tierra de Israel, en adelante no devorarás más a los hombres ni matarás más a tus hijos, dice el Señor. 15 Yo haré que no oigas más los insultos de las naciones, ni tengas ya que sufrir los desprecios de los pueblos, ni pierdas jamás tus habitantes, dice el Señor Yavé.”

16 Me llegó una palabra de Yavé: 17 “Hijo de hombre, los hijos de Israel habitaron en su tierra y la infestaron con sus acciones y sus costumbres: a mis ojos su vida era como el paño sucio de mujer menstruada. 18 Y descargué sobre ellos mi indignación, en castigo de la sangre que derramaron sobre la tierra que mancharon con sus ídolos, 19 y los dispersé entre las naciones y fueron arrojados aquí y allá a todos los vientos; los juzgué de acuerdo a sus obras y su conducta.
20 Llegados a las naciones donde estuvieron, fueron una causa de desprecio para mí, ya que decían de ellos. Este es el pueblo de Yavé y, sin embargo, tuvieron que salirse de la tierra de él. 21 Pero yo cuidaré el honor de mi nombre, que ha sido deshonrado por la gente de Israel entre las naciones a las que fueron desterrados.”

El corazón nuevo

22 Dice Yavé: “No hago esto por tenerles lástima a ustedes, sino para salvar el honor de mi Nombre, que a causa de ustedes ha sido despreciado en todas las naciones donde han llegado. 23 Yo mostraré la santidad de mi gran Nombre que ustedes han profanado. Y las naciones sabrán que yo soy Yavé, cuando manifieste mi santidad en ustedes a la vista de ellas.
24 Los recogeré de todos los países, los reuniré y los conduciré a su tierra. 25 Derramaré sobre ustedes agua purificadora y quedarán purificados. Los purificaré de toda mancha y de todos sus ídolos. 26 Les daré un corazón nuevo, y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Les quitaré del cuerpo el corazón de piedra y les pondré un corazón de carne. 27 Infundiré mi Espíritu en ustedes para que vivan según mis mandatos y respeten mis órdenes. 28 Habitarán en la tierra que yo di a sus padres. Ustedes serán para mí un pueblo y a mí me tendrán por su Dios. 29 Los limpiaré de sus manchas. Mandaré trigo y lo multiplicaré y no les dejaré pasar más hambre. 30 Multiplicaré los frutos y los productos del campo, y no serán más humillados ante los demás pueblos, padeciendo hambre.

31 Entonces ustedes recodarán sus costumbres perversas y sus malos afectos, y mirarán con amargura sus maldades y perversidades. 32 Pero esto, no lo haré por amor a ustedes, dice el Señor, ténganlo bien entendido. Humíllense y avergüéncense de su conducta, gente de la casa de Israel.
33 Esto dice el Señor, Yavé: El día en que los purifique de todas sus maldades, poblaré sus ciudades y levantaré lo que está en ruinas, 34 y se verá cultivada la tierra desierta, donde antes el viajero no veía sino destrucción. 35 Dirán: Esta tierra abandonada, ahora está transformada en un jardín delicioso, y las ciudades desiertas abandonadas y destruidas, ahora se encuentran reedificadas y fortificadas. 36 Y todas las naciones que estén alrededor de ustedes conocerán que yo, Yavé, reedifiqué lo arruinado, y transformé en campos de cultivo lo que estaba sin cultivar; porque yo, Yavé, lo prometí y lo puse por obra.
37 Esto dice el Señor: haré también esto para la gente de Israel: Yo multiplicaré los hombres como rebaños, 38 como un rebaño santo, como el rebaño de Jerusalén en sus fiestas, del mismo modo las ciudades desiertas estarán llenas como de rebaños de hombres, y conocerán que yo soy Yavé.

37

Huesos secos, escuchen la palabra de Yavé

37 1 Yavé puso sobre mí su mano, y su espíritu me llevó, dejándome en una llanura llena de huesos. 2 Me hizo pasar en todas direcciones en medio de ellos; los huesos completamente secos, eran muy numerosos sobre la superficie de la llanura.
3 Yavé me preguntó: “¿Piensas que podrán revivir estos huesos?” Yo le contesté: “Señor Yavé, tú sólo lo sabes.” 4 Entonces me dijo: “Habla de parte mía sobre estos huesos y les dirás: Huesos secos, escuchen la palabra de Yavé. 5 Voy a hacer entrar un espíritu en ustedes y volverán a vivir. 6 Pondré sobre ustedes nervios y haré crecer carne y los cubriré con piel y pondré en ustedes mi Espíritu, de manera que vivirán y sabrán que Yo soy Yavé.”
7 Yo hablé como Yavé me lo había dicho. Mientras lo hacía, se produjo un ruido y un alboroto: los huesos se juntaron, se cubrieron de nervios, se formó carne, y la piel se extendía por encima, 8 pero no había espíritu en ellos.
9 Yavé entonces me dijo: “Habla de parte mía al Espíritu, llámalo, hijo de hombre, y dile de parte del Señor Yavé: Espíritu, ven por los cuatro lados y sopla sobre estos muertos para que vivan.” 10 Lo hice según la orden de Yavé y el Espíritu entró en ellos. Se reanimaron y se pusieron de pie; eran un ejército grande, muy grande.
11 Entonces, Yavé me dijo: “Estos huesos son todo el pueblo de Israel. Ellos andan diciendo: Se han secado nuestros huesos. Se perdió nuestra esperanza, el fin ha llegado para nosotros. 12 Por eso, anúnciales esta palabra: Yo, Yavé, voy a abrir sus tumbas. Pueblo mío, los haré salir de sus tumbas y los llevaré de nuevo a la tierra de Israel. 13 Ustedes sabrán que Yo soy Yavé, cuando abra sus tumbas, pueblo mío, y los haga salir. 14 Infundiré mi Espíritu en ustedes y volverán a vivir, y los estableceré sobre su tierra, y ustedes entonces sabrán que Yo, Yavé, digo y pongo por obra.”

15 Otra palabra de Yavé me llegó: 16 “Hijo de hombre: toma una varilla y escribe en ella: a Judá y a los hijos de Israel, que están con él. Toma otra varilla y escribe en ella: A José, rama de Efraín, a todos los que están con ella. 17 Acerca una varilla a la otra, como para formarse una sola de las dos; las dos formarán una sola en tu mano. 18 Cuando los hijos de Israel te pregunten: ¿No nos explicarás qué quieres significar con eso?, 19 tú les responderás: Esto dice el Señor: Yo tomaré la vara de José que está en la mano de Efraím y las tribus de de Israel que le están unidas; las juntaré con la vara de Judá, y haré de ellas una sola vara, y en mi mano serán una sola. 20 Y tendrás a la vista de ellos, en tu mano, las varillas en que escribiste. 21 Les hablarás así. Esto dice el Señor: Yo tomaré a los hijos de Israel de en medio de las naciones adonde fueron, y los recogeré de todas partes y los llevaré a su tierra. 22 Formaré con ellos una sola nación en la Tierra y en los cerros de Israel y un único rey será el rey de todos ellos. Ya nunca más formarán dos naciones, ni en el futuro estarán divididos en dos reinos. 23 No se mancharán más con sus ídolos ni con sus perversidades ni maldades. Yo los liberaré de todos los pecados que cometieron, y yo seré su Dios. 24 Mi siervo David será su rey, y uno solo será el pastor de todos ellos; observarán mis leyes y guardarán mis mandamientos, y los pondrán por obra.
25 Vivirán en la tierra que di a mi siervo Jacob y que habitaron sus padres, ahí mismo vivirán ellos y sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre. David, mi siervo, será perpetuamente su príncipe. 26 Haré con ellos una alianza de paz, que será una alianza definitiva, les daré una estabilidad segura, los multiplicaré y colocaré para siempre mi Templo en medio de ellos. 27 Junto a ellos tendré mi morada; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 28 Las naciones conocerán que yo soy Yavé, el que santifica a Israel, cuando mi santuario esté en medio de ellos para siempre.”

domingo, 16 de enero de 2011

38

Gog y Magog

38 1 Me fue dirigida la palabra de Yavé: 2 “Hijo de hombre, vuélvete hacia el país de Magog, y habla de parte mía contra Gog, su rey. 3 Le dirás: Me levanto contra ti, Gog, seño r de Masoc y Túbal. 4 te haré dar media vuelta y obedecerme. Te haré salir con todo tu ejército, caballos y hombres, todos cubiertos de corazas, un gentío inmenso empuñando lanzas, escudos y espadas. 5 Saldrán también armados los ejércitos de Persia, Etiopía, Put, todos con el caso y el escudo, 6 y Gomer con sus tropas, y el pueblo de Togorma en el extremo norte con sus tropas y su gente numerosa. 7 Prepárate, tú y los que se juntaron a ti y están a tu servicio.
8 Después de muchos días recibirás órdenes. Después de muchos años, marcharás hacia esta tierra que se había convertido en desierto; ahora viven allí estos hombres que escaparon a la espada y que fueron reunidos de entre una multitud de pueblos. Esta nación sacada de entre las naciones vivirá entonces segura. Tú y tus aliados y sus numerosos pueblos 9 subirán y avanzarán como huracán, como un nubarrón que oscurece toda la tierra.
10 Así habla Yavé: aquel día proyectarás planes perversos. 11 Pensarás: Voy a subir contra un país sin defensa, marcharé contra gente tranquila que vive en paz. Todos habitan ciudades sin murallas, cerrojos ni puertas. 12 Iré a saltear un pueblo que fue reunido de entre las naciones. Atacaré ciudades repobladas después de haber sido arruinadas. 13 Iré a robar a un pueblo que vive en el ombligo de la tierra, entregado al comercio y a la crianza del ganado.
14 Por eso, hijo de hombre, habla de parte mía. Dirás a Gog: Esto dice el Señor, Yavé: En esos días en que mi pueblo vivirá seguro, tú te pondrás en marcha. 15 Tú partirás de tu país, allá en el norte, llevando contigo muchas tropas, todos soldados de a caballo, que formarán una gran muchedumbre, un ejército poderoso. 16 Y subirás contra mi pueblo de Israel, a manera de nubes que cubren toda la tierra. Esto sucederá al final de los tiempos. Yo haré que vengas contra mi tierra, con el fin de que las naciones me conozcan; sí, tú me darás la oportunidad de manifestar a la vista de ellos que Yo soy santo. 17 Esto dice el Señor Yavé: Tú eres aquel de quien yo hablé antiguamente por medio de mis servidores los profetas de Israel. Anunciaron en aquellos tiempos que yo te traería contra ellos.
18 Dice el Señor: En aquel día en que Gog llegue a la tierra de Israel, desahogaré mi indignación y mi furor. 19 Así lo decreté, lleno de celo y de encendida cólera. En aquel día habrá un terrible temblor en la tierra de Israel.
20 Y temblarán ante mí los peces del mar, las aves del cielo, los animales del campo y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra, como también los hombres que hay en ella.
21 Los montes se desmoronarán, caerán las rocas y todas las murallas se vendrán al suelo. Y llamaré contra él la espada, para defender a mi país y a mis cerros. Ellos se matarán unos a otros. 22 Los castigaré con peste y con sangre; caerá una lluvia torrencial de piedras, granizos, fuego y azufre sobre él y sobre sus tropas y sobre los numerosos pueblos que se juntaron a él. 23 Mostraré que Yo soy Grande y Santo, y me daré a conocer a innumerables pueblos, los cuales sabrán en adelante que yo soy Yavé.

39

39 1 Hijo de hombre, ahora habla en contra de Gog. Dile: esto dice el Señor, Yavé. Ahora estoy en tu contra, Gog, soberano de Masoc y de Túbal. Yo te llevaré, te haré venir del norte y te conduciré sobre los montes de Israel. 3 Destrozaré el arco que tienes en la mano izquierda y de tu derecha haré caer las flechas. 4 Tú, todas tus tropas y los pueblos que te acompañan caerán muertos en los cerros de Israel; te daré para que te devoren a las fieras, a todas las aves y bestias de la tierra. 5 Tú morirás en medio del campo, porque yo lo he decretado, dice el Señor.
6 Lanzaré fuego contra Magog y sobre los habitantes de las islas que viven sin ningún temor, y conocerán que yo soy Yavé. 7 Haré que mi santo Nombre sea famoso en medio de mi pueblo de Israel y no permitiré que en adelante sea profanado mi santo Nombre; y las naciones conocerán que yo soy Yavé, el Santo de Israel. 8 Ya llega el momento, y todo se cumplirá, dice el Señor, Yavé; éste es el día del que yo hablé.
9 Saldrán los habitantes de las ciudades de Israel, recogerán para el fuego y quemarán las armas y los escudos pequeños y grandes; los arcos y las flechas; las mazas y las lanzas, y por siete años alimentarán el fuego. 10 De modo que no traerán leña de los campos ni la irán a cortar a los bosques; porque harán fuego con las armas, y gozarán con los despojos de aquellos que los habían saqueado, y tomarán el botín de los mismos que les habían r4obado a ellos, dice el Señor.
11 En aquel día, yo señalaré a Gog, para sepultura suya, un lugar famoso en Israel, en el valle de Abarim, que está al oriente del mar y cierra el paso a los pasajeros; allí enterrarán a Gog y a toda su gente; y le quedará el nombre de Valle de la Muchedumbre de Gog. 12 Y la gente de Israel los estará enterrando durante siete meses, a fin de purificar la tierra. 13 Concurrirá a enterrarlos todo el pueblo del país; ésta será su gloria en el día que yo me haga famoso, dice el Señor Yavé.
14 Destinarán hombres que recorran continuamente el país en busca de los cadáveres que quedaron sin sepultura en la tierra, con estas pesquisas después de los siete meses. Girarán y recorrerán el país. 15 Al ver un hueso humano, pondrán cerca una señal, hasta que los sepultureros los entierren en el Valle de la Muchedumbre de Gog. 16 Así dejarán purificada la tierra.
17 Esto te dice el Señor a ti, hijo de hombre: Diles a todas las aves y a todas las bestias del campo. Reúnanse, apúrense y surjan de todas partes a mi sacrificio y banquete. Los invito a mi gran sacrificio que celebraré en los cerros de Israel; para que coman carne y beban sangre. 18 Comerán las carnes de los valientes y beberán la sangre de los príncipes de la tierra; todos ellos serán como carneros y corderos, machos cabríos; toros y animales cebados de Basán. 19 Ustedes comerán hasta llenarse de la gordura de las víctimas que yo mataré para ustedes, y beberán de su sangre hasta emborracharse. 20 En la mesa que les voy a preparar; se llenarán con caballos y robustos jinetes y toda clase de guerreros, dice el Señor, Yavé. 21 Manifestaré mi gloria en medio de las naciones, y todos los pueblos verán el juicio que voy a hacer y cómo descargo mi mano sobre ellos. 22 Y las naciones comprenderán que los de Israel, en castigo de sus maldades, fueron llevados cautivos por que me abandonaron, y yo aparté mi rostro de ellos, y los entregué en poder de sus enemigos; con eso perecieron todos al filo de la espada. 24 Yo los traté como merecía su inmundicia y sus pecados, y aparté de ellos mi rostro. 25 Por tanto, esto dice el Señor, Yavé: Ahora yo haré volver a los desterrados de Jacob, me compadeceré de toda la familia de Israel y me mostraré celoso de la honra de mi santo Nombre. 26 Y ellos olvidarán su humillación y las infidelidades que cometieron contra mí, en el día que habiten tranquilamente en su tierra, sin temer a nadie. 27 En cuanto los saque de en medio de los pueblos, y los reúna de las tierras de sus enemigos, mostraré en ellos mi santidad ante los ojos de muchísimos pueblos. 28 Conocerán que yo soy Yavé, su Dios, cuando después de llevarlos a las naciones, los traiga a su país, sin dejar allá a ninguno de ellos. 29 Ya no les ocultaré más mi rostros cuando haya derramado mi Espíritu sobre toda la gente de Israel, dice el Señor, Yavé”.

jueves, 13 de enero de 2011

40

EL NUEVO ISRAEL

40 1 A los veinticinco años de nuestro destierro, al principio del año, el día décimo, catorce años después de que cayó la ciudad de Jerusalén, en ese mismo día se dejó sentir en mí el poder de Dios y me condujo allá.
2 Me llevó en una visión divina a la tierra de Israel me puso sobre un cerro muy alto, en el que los edificios de una ciudad se extendían hacia el sur. 3 Me llevó allá, y había un hombre cuyo aspecto era como de bronce. Tenía en la mano una cuerda y un palo para medir, y estaba parado a la puerta. 4 Este hombre me dijo: Hijo de hombre, mira con tus ojos, aplica bien tus oídos para escuchar, y trata de recordar bien todas las cosas que te voy a mostrar; porque te trajeron para acá para mostrártelas. Luego contarás a la gente de Israel todo lo que veas. 5 Yo vi el muro exterior de la Casa. El hombre usó para medirlo una vara de tres metros que tenía en la mano. Midió la anchura de la construcción y su altura; ambas eran de una vara. 6 Fue después ala puerta que da al oriente y subió las gradas. Midió el umbral de la puerta: una vara. 7 Lo mismo, los demás umbrales. Cada pieza tenía tres metros de alto por tres de ancho. Entre pieza y otra, el pilar era de dos y medio metros. El umbral de la puerta cerca del vestíbulo tenía tres metros. 8 El vestíbulo de la puerta 9 era de cuatro metros y de un metro sus pilares, el vestíbulo de la puerta estaba hacia dentro. 10 Las piezas de la puerta oriental eran tres a un lado y tres al otro; las tres piezas eran iguales, lo mismo los pilares de las puertas. 11 Midió la anchura de la entrada de la puerta; cinco metros de ancho y seis y medio de longitud. 12 Delante de las piezas había una barrera de medio metro y las piezas de ambos lados tenían tres metros por lado. 13 Midió la puerta desde el techo de una pieza al de la otra: doce metros y medio de ancho. Las entradas estaban frente a frente. 14 Midió el vestíbulo: diez metros. 15 El patio estaba todo alrededor del vestíbulo de la puerta. Desde la fachada interior de la otra puerta había veinticinco metros. 16 En las piezas y en sus pilares interiores había ventanas con rejas del lado interior de la puerta. Lo mismo en los vestíbulos había ventanas alrededor que daban al interior y había palmas sobre los pilares.
17 Me llevó al patio exterior y ahí vi piezas. El pavimento estaba empedrado, a su alrededor había treinta piezas. 18 El pavimento en la fachada de las puertas era más bajo de acuerdo al largo de las puertas. 19 Midió desde la fachada la puerta inferior hasta el principio del atrio interior: tenía cincuenta metros de oriente al norte. 20 Midió también la altura y el ancho de la puerta que da a al norte, 21 y las piezas, tres a cada lado, sus pilares y su vestíbulo eran semejantes a los de la otra puerta. Tenían veinticinco metros de largo y doce y medio de ancho. 22 Las ventanas, el vestíbulo y las palmeras eran de la misma medida que las de la puerta oriental. Para subir a ella había siete gradas, y delante había un patrio. 23 La puerta del atrio interior estaba frente a la del oriente; desde una a otra puerta midió cincuenta metros. 24 Y me llevó a la puerta del sur: Midió sus pilares y su vestíbulo. Eran de las mismas medidas que las otras. 25 Las ventanas y los patios alrededor eran como los otros: veinticinco metros de largo y doce y medio de cinco metros de largo y doce y medio de ancho. 26 Se subía por siete gradas, Delante había un patio y palmas talladas sobre ambos lados de la fachada. 27 El atrio interior tenía también una puerta hacia el sur; y midió de puerta a puerta: cincuenta metros. 28 Y me hizo entrar al patio interior por la puerta del sur y midió la puerta: era de las mismas medidas que las otras. 29 Las piezas, pilares, patios y ventanas tenían las mismas medidas: 30 veinticinco metros de largo y doce y medio de ancho. 31 El vestíbulo daba al patio exterior; también había palmas en la fachada y ocho gradas para subir a la puerta. 32 Me introdujo al patio exterior por la parte orienta y midió la puerta. Era de la misma medida que las otras. 33 Las piezas, pilares y el vestíbulo, eran tal como se dijo más arriba; tenían las ventanas y el vestíbulo alrededor: veinticinco metros de largo y doce y medio de ancho. 34 El vestíbulo daba al exterior y ambos lados de la fachada tenían palmas talladas.
35 Me llevó a la puerta que miraba al norte y tenía las mismas medidas que las otras. 36 Sus piezas, pilares y ventanas alrededor tenían veinticinco metros de largo y doce y medio de ancho. 37 El vestíbulo caía al atrio exterior, con palmas talladas en la fachada, a ambos lados. A la puerta se subía por ocho gradas. 38 Había también una pieza que tenía la entrada por el vestíbulo; allí llevaban las víctimas consumidas por el fuego. 39 En el vestíbulo de la puerta había dos mesas a cada lado, para degollar las víctimas para el holocausto, por el pecado y por el delito.
40 Al lado exterior que sube al pasadizo de la puerta que mira al norte había dos mesas a cada lado, delante del patio de la puerta. 41 Cuatro mesas a cada lado, ocho mesas para inmolar víctimas. 42 Las cuatro mesas estaban hechas de piedras cuadradas, de setenta y cinco centímetros de largo, de ancho y de alto, para poner los instrumentos usados en los sacrificios y la víctima. 43 Todas ellas tenían alrededor un reborde de una cuarta, doblado hacia adentro. Sobre las mesas se ponían las carnes ofrecidas.
44 Me hizo entrar al patio interior; había dos piezas en el atrio interior; una estaba al lado de la puerta que mira al norte y su fachada miraba al sur; la otra estaba al lado de la puerta oriental cuya fachada miraba al norte. 45 Y me dijo: Esta pieza que mira al sur, será para los sacerdotes encargados del servicio de la Casa. 46 Esa pieza que da al norte, será para los sacerdotes que cuidan del altar. Estos son los hijos de Sadoc, descendientes de Leví, que se acercan a Yavé para servirle. 47 Y midió el atrio. Era cuadrado y tenía cincuenta metros por lado. El altar estaba delante de la fachada de la Casa.
48 Y me introdujo en el vestíbulo de la Casa. Midió sus pilares y tenían dos metros y medio por lado. El ancho de la puerta era de siete metros, y sus costados, de un metro y medio por cada lado. 49 El largo del vestíbulo era de diez metros y su ancho de seis metros. Se subía por diez gradas. Cerca de los pilares había dos columnas, una a cada lado.


miércoles, 5 de enero de 2011

41

41 1 Me introdujo en el Templo y midió las columnas: tres metros de ancho por los dos lados. 2 El ancho de la puerta era de cinco metros, y sus costados tenían dos metros y medio cada uno. Midió el largo que era de veinte metros, y el ancho, de diez.
3 Habiendo entrado al interior, midió un poste de la puerta que era de un metro, y la puerta de tres y su ancho de dos metros y medio. 4 Midió la longitud del templo: diez metros de largo y diez de ancho. Me dijo: Este es el Lugar Santísimo. 5 Midió la pared de la Casa: tres metros, y la anchura de los lados por todo el rededor de la Casa: dos metros. 6 Las piezas laterales estaban dispuestas en tres pisos, treinta por cada uno. Había salientes en la pared de la Casa por los lados, alrededor, a fin de que la sostuvieran, sin que sus vigas penetraran en la pared interior de la Casa. 7 El ancho de las piezas iba aumentando en todo a medida que se subían; porque el corredor del edificio aumentaba gradualmente en todo alrededor de modo que el interior era más ancho en lo más alto, y así desde el pavimento se subía al piso del medio, y de éste al más alto. 8 Observé la altura de la casa alrededor: las piezas del fondo tenían tres metros. 9 El ancho de la pared exterior era de dos metros y medio; y la casa estaba rodeada de estos pasadizos. 10 Entre las piezas había un espacio de diez metros alrededor de la casa por todos los lados. 11 Había una puerta al norte y otra al sur. El espacio libre tenía dos metros y medio de ancho por todos lados.
12 El edificio situado frente al patio mirando al oeste tenía treinta y cinco metros de ancho; la pared del edifico dos metros y medio de ancho por todas partes; su largo era de cuarenta y cinco metros. 13 La longitud de la Casa: cincuenta metros; cincuenta metros tenía el edificio con el patio y los muros. 14 El ancho de la fachada de la Casa hacia el oriente era de cincuenta metros. 15 La Casa, sus vestíbulos y las galerías, todos estaban revestidos de madera, las ventanas tenían rejas. Todo estaba revestido de madera desde el pavimento hasta las ventanas, las cuatro estaban cubiertas.
16 Había una decoración sobre toda la pared alrededor, por dentro y por fuera. 17 Había querubines tallados y entre ellos, palmas,; cada querubín tenía dos caras; 19 una de hombre hacia la palma y otra de león hacia la otra palma; esculpidas de relieve alrededor de todo el templo. 20 Estas esculturas estaban en la pared del templo, desde el pavimento hasta la altura de la puerta. 21 La entrada de la Casa tenía postes cuadrados y al entrar se veía 22 como un altar de madera. La altura del altar era de un metro y medio y un metro de largo. Tenía ángulos, la superficie y los lados eran de madera. Me dijo: Esta es la mesa delante del Señor Yavé. 23 En el templo y en el santuario había dos puertas dobles, 24 cada una de estas puertas tenía dos hojas, que se doblaban una sobre otra.
25 En dichas puertas había tallados querubines y palmas, como se veían también en relieve en las paredes. 26 Sobre la fachada del vestíbulo había ventanas con rejas y palmas en los capiteles de la galería, por los costados de la Casa y a lo largo de las paredes.

42

42 1 Y me sacó al patio exterior hacia el norte y me llevó a las piezas que estaban enfrente del patio y del edificio separado al norte. 2 Desde la puerta del norte, había cincuenta metros de ancho y otros tantos de largo. 3 Frente a las puertas del atrio exterior, había un pórtico de tres pisos.
4 Delante de las piezas había una galería de cinco metros de ancho que miraba a la parte interior y tenía cincuenta metros de largo. Las puertas deban al norte. 5 Las piezas del piso superior eran más bajas por estar sobre los pórticos sobresalientes en la parte baja y media del edificio. 6 Porque había tres pisos y esas cámaras no tenían columnas, por eso iban disminuyendo del piso inferior al del medio y al superior. 7 El recinto exterior a lo largo de las piezas que estaban a la pasada del patio de afuera delante de las piezas, tenía veinticinco metros de largo. 8 Porque la longitud de las piezas del patio exterior era de veinticinco metros, y el largo delante de la fachada del templo, de cincuenta metros. 9 Debajo de estas piezas había un pasadizo al oriente, para entrar en ellas desde el patio externo.
10 A lo ancho del recinto del patio externo, al edificio, hacia el oriente, había piezas con un pasadizo delante de ellas. 11 Eran semejantes a las piezas que estaban al norte: su longitud era como la de aquéllas, lo mismo la anchura, sus entradas, sus figuras y sus puertas.
12 Estas puertas eran como las de las cámaras que estaban al sur; tenían una puerta al principio del pasadizo, éste estaba delante del pórtico, separado, para quien venía del lado oriente, 13 Y me dijo: “Las piezas del norte y las del sur que están delante del edificio separado son cámaras santas, en las que comerán los sacerdotes que se acercan a Yavé en el santuario; allí pondrán las cosas santísimas y la ofrenda por el pecado y por el delito, porque ese lugar es santo. 14 Cuando los sacerdotes salgan, no irán directamente del Lugar Santo al patio exterior, sino que dejarán allí las vestiduras con que ejercen su ministerio, porque son santas, y tomarán otra ropa, y así saldrán con el pueblo.”
15 Cuando acabó de medir el edificio interior, me sacó fuera por la puerta que miraba al oriente y midió la Casa por todos lados. 17 Por la parte oriental: quinientas medidas. 18 Por el norte: igual cosa. 18 Lo mismo por el sur. 19 Igual media por el poniente. 20 Midió por los cuatro lados y dio: quinientos medidas de largo y quinientas de ancho. Esta pared hace la separación entre el santuario y el lugar destinado al pueblo.

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43 1 Y me llevó a la puerta que miraba al oriente 2 y la Gloria de Dios de Israel venía del oriente. Su rumor era como el de abundantes aguas y la tierra resplandecía del resplandor de su Gloria. 3 Fue una visión parecida a la que tuve cuando vino para destruir la ciudad y a la que vi cerca del río Quebar, y me postré rostro en tierra. 4 La Gloria de Yavé entró en la Casa por el camino de la puerta del oriente.
5 El Espíritu me arrebato y me llevó al atrio interior: la Casa estaba llena de la Gloria de Yavé. 6 Y oí que alguien me hablaba desde la Casa mientras el hombre se quedaba a mi lado. 7 Me dijo: “Hijo de hombre, tú has visto el lugar de mi trono y donde descansaré los pies, y donde tendré para siempre mi habitación entre los hijos de Israel. Ellos no profanarán más mi santo Nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus prostituciones, ni con los cadáveres de sus reyes, cuando mueran. 8 Ellos edificaron su puerta y sus postes junto a los míos, y no había más que una pared entre yo y ellos, y profanaron mi santo Nombre con los pecados que cometieron, por eso, lleno de indignación, los acabé. 9 Por eso, arrojen lejos de mí sus idolatrías y los cadáveres de sus reyes, y yo habitaré para siempre en medio de ellos. 10 Pero tú, hijo de hombre, describe la Casa a los de Israel. Que se confundan de sus maldades y midan la construcción. 11 Si se avergüenzan de toda su conducta, muéstrales el plano de la Casa y las salidas y entradas del edificio, y todo el plano. Les enseñarás las ceremonias y el orden que debe observarse en ella y todas sus leyes y lo escribirás todo a vista de ellos, para que observen sus leyes y sus ceremonias y las pongan en práctica.
12 Esta es la ley de la Casa: todos sus recintos con sus alrededores sobre lo alto del cerro son santos.”
13 Estas son las medidas del altar: la superficie de sesenta centímetros por lado, y el remate que se levanta por todo alrededor tiene veinte centímetros de alto. Desde el pavimento hasta la base inferior: un metro de altura; ancho: medio metro; 14 y desde la base inferior hasta la superficie: un metro de altura y medio metro de ancho. 15 El hogar tenía dos metros y de él se levantaban hacia arriba cuatro cuernos. 16 El hogar tenía seis metros de largo y seis de ancho. Era un cuadrado de lados iguales. 17 El borde de su base tenía siete metros de largo y siete de ancho en los cuatro ángulos; y alrededor había una cornisa de medio metro y su hondura de medio metro alrededor y sus gradas miraban a oriente.
18 Y me dijo aquél: “Esto dice el Señor: Estas son las ceremonias referentes al altar; para cuando sea construido, a fin de que se ofrezca sobre él el holocausto y se derrame la sangre.
19 Tú darás a los sacerdotes y a los levitas que son descendientes de Sadoc y se acercan a mi presencia, dice Yavé, un ternero que me ofrezcan por el pecado. 20 Tú tomarás de su sangre y lo echarás sobre los cuatro cuernos del altar. 21 Luego tomarás el ternero ofrecido por la purificación del altar y lo quemarás en un lugar reservado del Templo, fuera del santuario. 22 En el segundo día ofrecerás un macho cabrío, sin defecto, por el pecado, y se purificará el altar, como se purificó con el ternero. 23 Cuando termines de purificarlo, ofrecerás un ternero sin defecto. 24 Y los ofrecerás en la presencia de Yavé. Los sacerdotes echarán sal sobre ellos y los ofrecerán en holocausto al señor. 25 Durante siete días ofrecerás diariamente un macho cabrío por el pecado, un ternero y un carnero del rebaño, sin defecto. 26 Por siete días purificarás el altar y lo consagrarás. 27 Cumplidos los días, en el octavo, y en adelante, los sacerdotes inmolarán las víctimas consumidas por el fuego y los sacrificios de comunión. Y yo me reconciliaré con ustedes, dice el Señor.”