LA BIBLIA - INTRODUCCIÓN

La Biblia no ha caído del cielo. Aquí están libros que no se proclamaron desde las nubes, con algún parlante celestial, sino que se reunieron pacientemente a lo largo de siglos en el seno del Pueblo de Dios, gracias a la fe de sus minorías más conscientes.

Durante unos 18 siglos, desde Abraham hasta Jesús, el pueblo de Israel descubrió, cada vez con mayor lucidez, que el Dios Único se había ligado a él. Las experiencias de la comunidad nacional, los llamados de esos hombres, llamados profetas, que hablaban de parte de Dios, las inquietudes que se desarrollaban entre los creyentes: todo esto pasó de una que otra manera a esos libros. Y fueron los responsables religiosos de Israel los que recibieron, escogieron y acreditaron estos libros, integrándolos al Libro Sagrado.

Así se formó el Antiguo Testamento de la Biblia.Testamento se refiere a que estos libros era como la herencia más preciosa entregada por Dios a su pueblo escogido.

Después de tantas experiencias, llegó para el pueblo de Israel un tiempo de crisis en que Dios quiso llevarlos de una vez a la madurez de la fe. Para eso vino Jesús. Con él se llevó a cabo la experiencia más trascendental de toda la historia. Jesús, sus esfuerzos para salvar al pueblo judío de una destrucción inminente, su rechazo, su muerte y, luego, su Resurrección: ésta fue la última palabra de Dios.

La trayectoria de Jesús originó la predicación de la Iglesia y los libros que en ella se escribieron. Aquellos libros que fueron aprobados por los responsables de la Iglesia pasaron a integrar el Nuevo Testamento.

El Nuevo Testamento comprende:

LOS CUATRO EVANGELIOS. La palabra Evangelio significa la Buena Nueva. Esos son los libros en que los apóstoles de Jesús escribieron lo que habían visto y aprendido de él.

Luego viene el libro de los HECHOS DE LOS APÓSTOLES, escrito por Lucas, el mismo que escribió el Tercer Evangelio.

Luego vienen más de veinte CARTAS que los apóstoles dirigieron a las primeras comunidades cristianas.

El Antiguo Testamento comprende:

Los LIBROS HISTÓRICOS. Aquí vemos la actuación de Dios para liberar a un pueblo que quier hacer que sea su pueblo. Lo vemos educar a ese pueblo y dar un sentido a su historia nacional. En estos libros se destacan:

El Génesis. El Exodo. El Deuteronomio. Los libros de Samuel.

LOS LIBROS PROFETICOS. Dios interviene en la historia por medio de sus profetas, encargados de transmitir su palabra.

LOS LIBROS DE SABIDURÍA destacan la importancia de la educación y del esfuerzo del individuo para llegar a ser un hombre responsable y un creyente.

Ediciones Paulinas - Verbo Divino

miércoles, 22 de diciembre de 2010

44

Las nueves leyes del culto

44 1 Y me hizo volver hacia la puerta del santuario exterior, la que miraba al oriente y estaba cerrada. 2 Y me dijo Yavé: “Esta puerta estará cerrada; no se abrirá y no pasará nadie por ella; porque por ella ha entrado Yavé, Dios de Israel, y permanecerá cerrada. 3 El propio príncipe, por ser príncipe, se sentará en ella para comer el pan en la presencia de Yavé; llegará por el camino del vestíbulo y saldrá por ahí mismo.” 4 Y me llevó por el camino de la puerta del norte hacia la fachada de la Casa. Miré y vi que la Gloria había llenado su Casa y me postré sobre el rostro. 5 Y me dijo Yavé: “Hijo de hombre, considera en tu corazón, mira atentamente y escucha con cuidado todo lo que digo acerca de las ceremonias de la Casa de Yavé y en orden a las leyes que le tocan. Aplicarás tu corazón a observar los ritos del templo en todas las cosas que se practican en el santuario. 6 Y dirás: Al pueblo rebelde, al de Israel, esto dice Yavé: Gente de Israel, basta ya de todas sus maldades 7 que cometían al introducir gente extranjera no circuncidada ni en carne, ni en el corazón, para que entren a mi santuario. Ellos profanaban mi casa cuando ustedes me ofrecían los panes, la grasa y la sangre. Así ustedes rompían mi alianza además de todas sus maldades. 8 No han guardado las leyes de mi santuario sino que a ésos los pusieron como ministros de mi santuario.
9 Eso dice Yavé: Ningún extranjero no circuncidado en el corazón, ni en la carne, ningún hijo de extranjero que habite entre los hijos de Israel, entrará a mi santuario. 10 Incluso los descendientes de Leví, que en la apostasía de los hijos de Israel se alejaron de mí, y se desviaron detrás de sus ídolos, pagarán su maldad. 11 Estos serán porteros de las puertas de mi Casa, y sirvientes de ella; ellos degollarán los animales ofrecidos en holocausto por el pueblo y estarán ante él para servirlo, 12 ya que sirvieron a los ídolos y fueron ocasión de escándalo para Israel, llevándolos al pecado, por eso levanté mi mano contra ellos y pagarán su maldad, dice Yavé.
13 Y no se acercarán a mí para ejercer las funciones de sacerdotes míos; ni se llegarán a ninguna de mis cosas santas ni santísimas; sino que cargarán con la confusión y la pena de las maldades que cometieron. 14 Los pondré; por eso, de porteros en la Casa y sirvientes de ella, para todo cuanto se necesite.
15 Pero los sacerdotes levíticos, hijos de Sadoc; que observaron las ceremonias de mi santuario, cuando los hijos de Israel se apartaron de mí, éstos se acercarán a mí para servirme, y estarán en mi presencia para ofrecerme la gordura y la sangre. 16 Dice Yavé: Ellos entrarán en mi santuario y se presentarán ante mi mesa para servirme; ellos cuidarán mis ceremonias.
17 Y en cuanto entren en las puertas del patio interior, se vestirán de ropas de lino; no llevarán encima nada de lana, mientras ejercen su ministerio dentro de las puertas del patio interior y en la Casa. 18 Llevarán turbantes de lino en la cabeza, y también usarán calzoncillos de lino. No usarán nada que los haga transpirar. 19 Cuando salgan al patio exterior se quitarán las vestiduras con que ejercen el ministerio. Las dejarán e las piezas del santuario y se vestirán con otras ropas para no contaminar al pueblo con sus vestiduras sagradas.
20 No se raparán la cabeza, ni se dejarán crecer el cabello, sino que lo cortarán cuidadosamente. 21 Cuando el sacerdote tenga que entrar al atrio no beberán vino. 22 No se casarán con viuda ni con repudiada, sino con una virgen de raza israelita, pero también podrán casarse con viuda de otro sacerdote. 23 Enseñarán a mi pueblo a distinguir entre lo santo y lo profano, entre lo puro y lo impuro. 24 Ellos son los que juzgarán en los pleitos, juzgarán según mis leyes, observarán mis leyes y preceptos en todas mis solemnidades y santificarán mis sábados.
25 No se acercarán donde haya un cadáver, para no contaminarse. Solamente si se trata de padre, madre e hijo, hermano o hermana que no haya tenido marido, podrán contraer la impureza. 26 Y cuando se hayan purificado de esta impureza se les contarán siete días. 27 Y el día que entren en el santuario, en el atrio interior para ejercer mi ministerio, presentarán la ofrenda por el pecado, dice Yavé.
28 Los sacerdotes no tendrán propiedades; Yo soy su bien, a ellos no se les dará ninguna heredad en Israel, porque Yo soy su heredad. 29 Ellos comerán de la ofrenda de harina, de la víctima ofrecida por el pecado y por el delito; y todas las ofrendas que Israel haga por voto serán de ellos. 30 De los sacerdotes serán también las primicias de todo y la mejor parte de toda clase de primicias de las masas para que esto atraiga la bendición sobre las casas de ustedes. 31 Los sacerdotes no comerán cosa de ave o animal que haya muerto por sí mismo o desgarrado por otro animal.

45

45 1 Cuando por sorteo repartan la tierra, separen como primicia para Yavé y consagrada a él, una parte tierra, de doce mil quinientos metros de largo por diez mil de ancho. Este espacio será una tierra santa en toda su extensión.
2 De ese espacio de tierra se tomará para el santuario un cuadrado de doscientos cincuenta metros de lado y veinticinco metros de espacio vacío por todos lados.
3 Separarán la mitad de ese territorio, o sea, un espacio de doce mil quinientos metros de lago y cinco mil de ancho, incluyendo la tierra santísima del santuario. 4 Esta porción de tierra santa será para los sacerdotes ministros del santuario que se ocupan en el servicio del Señor. Allí construirán y será una tierra santa perteneciente al santuario.
5 La otra mitad de doce mil quinientos metros de largo por cinco mil de ancho será para los levitas servidores de la Casa, que tendrán este terreno en propiedad, como ciudades en que habitar.
6 Reservarán el territorio de la Ciudad de dos mil quinientos metros de ancho y doce mil quinientos de largo, junto a la porción dejada para el santuario; lo destinarán para toda la gente de Israel.
7 Al príncipe le corresponderá como propia una porción que incluirá la parte del santuario y la parte separada para la ciudad. Esta porción irá desde el mar hasta el límite oriental del país 8 y tendrá el mismo ancho que las otras porciones del país. Así los príncipes tendrán una propiedad propia en Israel y no despojarán ya más en el futuro a mi pueblo, sino que le repartirán la tierra tribu por tribu.
9 Dice el Señor Yavé: Príncipes de Israel, que eso les baste. Dejen la maldad y la rapiña; hagan justicia y pórtense rectamente; no agobien a mi pueblo con impuestos. 10 Que la balanza de ustedes sea justa 11 y que las medidas para semillas y para líquidos sean exactos. El efá y el bat serán iguales y de una misma medida, de modo que el bat sea la décima parte del jómer y el efá también. 12 El siclo tiene veinte ébolos, sesenta siclos hacen una mina.
13 Así serán las primicias que ofrezcan: De cada jómer de trigo ofrecerán la sexta parte de un efá, lo mismo respecto de la cebada. 14 En cuanto al aceite, la sexta parte de un bat para cada jómer, porque diez bat hacen un jómer. 15 De cada rebaño de doscientas ovejas de los pastos de Israel se tomará un corderito, para los sacrificios por le pecado y los sacrificios de comunión. 16 Todo el pueblo estará obligado a dar estas primicias al príncipe de Israel. 17 A cargo del príncipe estarán los holocaustos, las ofrendas y las libaciones en los días solemnes, en las juntas nuevas, en los sábados y en todas las festividades de la nación e Israel. El proporcionará las víctimas sacrificadas por el pecado y el holocausto y las víctimas para los sacrificios de comunión para la expiación de la Casa de Israel.
18 Esto dice el Señor, Yavé: En el primer mes, el día primero del mes, tomarás un ternero sin defecto, y lo ofrecerás para la purificación del santuario. 19 El sacerdote tomará de la sangre de la víctima ofrecida por el pecado y rociará con ella los postes de la puerta del templo y los cuatro ángulos del altar y los postes de la puerta del atrio inferior. 20 Lo mismo harás el día séptimo del mes por todos los que pecaron por ignorancia o por error, y purificarás la Casa. 21 El primer mes, el día catorce, celebrarán la solemnidad de la Pascua, comerán panes ázimos durante siete días. 22 En ese día el príncipe ofrecerá por sí y por todo el pueblo de la tierra un ternero por el pecado. 23 Durante los siete días de la solemnidad ofrecerá a Yavé en holocausto siete terneros y siete carneros sin defecto, cada día durante los siete días, y un macho cabrío por el pecado cada día. 24 Con cada ternero ofrecerá una medida de harina y con cada carnero otra, y un hin de aceite por cada medida de harina. 25 El séptimo mes, a los quince días del mes en que se celebra la Solemnidad, hará durante siete días lo que arriba se ha dicho, tanto en el sacrificio por el pecado, como en el holocausto, la oblación y el aceite.

46

46 1 Esto dice el Señor, Yavé: La puerta del atrio interior que mira al oriente deberá estar cerrada los seis días de trabajo; pero el día sábado se abrirá y también el día de la luna nueva. 2 El príncipe entrará por el vestíbulo de la puerta de afuera. Se parará en el umbral y los sacerdotes ofrecerán por él el holocausto y el sacrificio de comunión, y hará su adoración desde el umbral de la puerta y se saldrá, pero la puerta no se cerrará hasta la tarde. 3 El pueblo hará su adoración delante de Yavé, a la entrada de esa puerta, en los sábados y en las lunas nuevas.
4 Y éste es el holocausto que el príncipe ofrecerá a Yavé el día sábado, seis corderos sin defecto y un carnero sin defecto, 5 y la ofrenda será de una medida de harina con el carnero y lo que él quiera con los corderos, y además, un hin de aceite por cada medida de harina. 6 En el día de la luna nueva ofrecerá un ternero que no tenga defecto y seis corderos y un carnero también sin defecto. 7 Con el ternero ofrecerá una medida de harina y otra medida con el carnero, pero con los corderos dará la cantidad por cada medida, y además, un hin de aceite por cada medida de harina. 8 El príncipe, cada vez que deba entrar, lo hará por el camino del vestíbulo de la puerta. Saldrá por el mismo camino.
9 Cuando el pueblo entre a la presencia de Yavé en las solemnidades, que el que entre por la puerta del norte para adorar salga por la del sur y viceversa, nadie salga por la puerta que entró, sino por la que está enfrente de ella.
10 El príncipe entrará en medio de ellos cuando entren y saldrá cuando salgan. 11 En las ferias y solemnidades se ofrecerá, con cada ternero, una medida de harina por cada uno, y por los corderos, lo que quiera, y además un hin de aceite por cada medida de harina. 12 Cuando el príncipe ofrezca al Señor un sacrificio voluntario, le abrirán la puerta oriental y ofrecerá su holocausto y sus sacrificios de comunión como suele hacerse el día sábado. Cuando salga se cerrará la puerta.
13 Ofrecerán todos los días en holocausto al Señor un cordero primal, sin defecto, lo ofrecerán por la mañana. 14 También cada mañana ofrecerán con él la sexta parte de una medida de harina y la tercera parte de un hin de aceite para mezclarse con la harina; ésta es una ley para siempre. 15 Ofrecerán el cordero, la ofrenda y el aceite cada mañana; será el holocausto perfecto.
16 Esto dice el Señor, Yavé: Si el príncipe hace una donación a uno de sus hijos, ésta pasará en herencia a los hijos de éste; los que la poseerán por derecho hereditario. 17 Pero si la donación se hace a uno de sus servidores, éste la poseerá hasta el año del jubileo, y entonces lo que dio de su heredad a sus servidores volverá al príncipe; por tanto, lo que le pertenece quedará para sus hijos. 18 El príncipe no tomará por la fuerza cosa alguna de la heredad del pueblo y de cuanto éste posea; sino que de sus propios bienes dará herencia a sus hijos, para que ninguno de mi pueblo sea despojado de sus bienes.
19 Después, por una entrada que estaba junto a la puerta, me introdujo en las piezas del santuario, las que estaban al norte, y ahí había un lugar al extremo del lado occidental. 20 Y me dijo: "Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán las víctimas ofrecidas por el pecado y por el delito; donde cocerán las oblaciones de harina a fin de que no se saquen al patio exterior y el pueblo no quede consagrado." 21 Y me sacó afuera, al atrio exterior, y me llevó por los cuatro ángulos. 22 En cada ángulo había un patio cerrado. Estos patios, dispuestos en los cuatro ángulos, tenían veinte metros de largo y quince de ancho, los cuatro tenían una misma medida. 23 Estaban rodeados por una pared al pie de la cual todo en torno estaban los fogones. 24 Y me dijo Yavé: Este es el lugar de las cocinas en el cual los servidores de la Casa cocerán las víctimas ofrecidas por el pueblo."

lunes, 20 de diciembre de 2010

47

El torrente que sale del Templo

47 1 Me hizo volver a la entrada de la Casa, y vi que brotaba agua debajo del umbral de la Casa hacia oriente, pues la fachada de la Casa miraba a Oriente, y el agua bajaba del lado derecho del templo, al sur del altar. 2 Me llevó fuera por la puerta del norte y me hizo dar la vuelta por fuera hasta la puerta exterior que da al oriente; vi agua salir a chorros hacia el sur.
3 Ese hombre, pues dirigiéndose al oriente, y teniendo en la mano el cordel para medir, midió quinientos metros. En seguida me hizo pasar el estero. El agua me llegaba a los tobillos. 4 Midió después otros quinientos metros y ahí me hizo pasar el agua, la que me llegaba hasta la cintura. 5 Medidos otros quinientos, era ya tan grande el estero que no pude pasarlo, porque las aguas habían crecido y había que pasarlo a nado; de modo que ya no podía atravesarse.
6 Me dijo entonces: “¿Hijo de hombre, lo has visto bien?” Y me hizo salir y me volvió a la orilla del estero. 7 En cuanto salí, había a ambos lados una gran cantidad de árboles.
8 Y me dijo: “Estas aguas corren hacia la región oriental y bajan a la Arabá; y en cuanto lleguen al mar Muerto, sus aguas quedarán saludables. 9 Todo ser vivo que hormiguea por donde pasa el estero, tendrá vida. Habrá gran cantidad de peces después que lleguen estas aguas y donde quiera que llegue el estero, habrá vida.
10 Los pescadores se detendrán junto a estas aguas; desde Engadí hasta Engalú se pondrán redes a secar. Las especies de peces serán muchísimas y en gran abundancia, como los peces del Mar grande. 11 Pero en sus orillas, sus lagunas y pantanos no serán saludable y sólo servirán para salinas.
12 A lo largo del estero, a ambos lados, nacerá toda clase de árboles frutales; no se les caerá la hoja, ni les faltarán los frutos. Cada mes tendrán frutos nuevos, ya que las aguas saldrán del santuario. Sus hojas servirán como medicina y sus frutos, de comida.

13 Esto dice Yavé: “Estos son los límites dentro de los cuales tendrán ustedes la posesión de la tierra dividida entre las doce tribus de Israel. A José le corresponde doble porción. 14 Esta tierra prometida con juramento por mí a sus padres, todos la poseerán igualmente, cada uno lo mismo que su hermano. Esta tierra será la herencia de ustedes. 19 Estas son las fronteras del país: al norte, desde el mar Grande por el camino de Hetlón hasta Sedad, 16 Jamat Berota, Sibrayim, que está en los confines de Damasco, y Hamot, Haser-Hat-Ticón, hacia el territorio de Haurán. 17 La frontera se extenderá desde el mar hasta Haser_Enon, dejando al norte el territorio de Damasco, así como el de Jamaty. Este es el lado norte. 18 Por el oriente, entre Haurán y Damasco entre Galaad y el país de Israel, el Jordán servirá de frontera hasta el mar Muerto, hasta Tamar. 19 Este es el lado oriental. Al sur será dese Tamar hasta las aguas de Meribá-Cadés, hacia el torrente de Egipto, hasta el mar Grande. 20 Esta es la parte sur. AL este el mar Grande, desde la frontera sur hasta llegar al frente de Jamat. 21 Este el lado occidental. Y esta es la tierra que se repartirán entre las tribus de Israel.
22 Las sortearán para herencia de ustedes y de los extranjeros que se unan a ustedes y tengan hijos entre ustedes. A ellos deben mirarlos como del mismo pueblo de los hijos de Israel: sortearán la tierra con ustedes y tendrán su herencia en medio de las tribus de Israel. 23 En cualquier tribu que se encuentre el extranjero, en ella le darán su posesión, dice Yavé.

48

Distribución de la tierra entre las doce tribus

48 1 Esta es la disposición de las tribus. Al extremo norte a lo lardo del camino de Etlón para ir a Jamat, y Haser-Enon, dejando el territorio de Damasco al norte, a lo largo del camino de Jamat; de la frontera orienta hacia occidente, será la parte de Dan.
2 Junto al territorio de Dan, de la frontera orienta a la occidental será la parte de Aser. 3 Después de Aser, de la frontera oriental a la occidental se extenderá la porción de Neftalí. 4 Después de Neftalí, de oriente a occidente, la parte de Manasés. 5 Después de Manasés, de oriente a occidente, la porción de Efraím. 6 Después de Efraím, de oriente a occidente, la porción de Rubén. 7 Después de Rubén, de oriente a occidente, la porción de Judá.
8 Después de Judá, de oriente a occidente, estará la porción que fue reservada como primicia; ésta tendrá doce mil quinientos metros de largo y se extenderá de la frontera oriental a la occidental como cada una de las porciones; y en medio estará el santuario. 9 Las primicias de la tierra que separarán para Yavé serán de doce mil quinientos metros de largo y cinco mil de ancho.
10 Esta será la parte santa reservada para los sacerdotes: doce mil quinientos metros de lago hacia el norte, cinco mil de ancho hacia el occidente y hacia el oriente y doce mil quinientos de largo hacia el sur; y en medio estará el santuario de Yavé.
11 Todo éste será lugar santo destinado para los sacerdotes, hijos de Sadoc; los cuales observaron mis ceremonias y no cayeron en el error cuando los hijos de Israel se extraviaron lo mismo que los levitas. 12 Y ellos lo tendrán en medio de la porción reservada de la tierra como cosa santísima al lado del territorio de los levitas. 13 Pero a éstos igualmente se les señalará, junto a los límites de largo y cinco mil de ancho. Toda la longitud será de doce mil quinientos metros y cinco mil de ancho. 14 Esto no podrán venderlo ni permutarlo; ni traspasar a otros las partes reservadas, porque están consagradas a Yavé. 15 Y los dos mil quinientos metros de largo que quedan de los doce mil quinientos metros de largo, serán un espacio profano para edificio de la ciudad y arrabales: la ciudad estará en medio.
16 Estas son sus medidas: al lado norte, al sur, al oriente, y al occidente: dos mil quinientos metros. 17 Los suburbios de la ciudad tendrán ciento veinticinco metros por los cuatro lados: al norte, sur, oriente y poniente. 18 Lo que quede del largo, junto a la parte santa reservada, cinco mil metros a oriente y otro tanto a poniente, los frutos de ese terreno servirán para alimentar a los que sirven en la ciudad.
19 Los de todas las tribus de Israel que se empleen en el servicio de la ciudad, lo cultivarán. 20 Toda la porción reservada será de doce mil quinientos metros. Así ustedes reservarán un territorio cuadrado al lado del territorio de la ciudad.
21 Lo que sobra alrededor de la porción señalada al santuario y de la parte señalada a la ciudad enfrente de los doce mil quinientos metros de las primicias hasta el límite oriental, será del príncipe, lo mismo será de él parte que se extiende al occidente, enfrente a los doce mil quinientos metros hasta el límite del mar, y la parte reservada como lugar santo del Templo quedará en medio.
22 Desde el límite de los levitas y el de la ciudad todo será la porción del príncipe; pertenecerá al príncipe lo que está entre los límites de Judá y los de Benjamín.
23 En cuanto a las demás tribus, de oriente a occidente, se extenderá la porción para Benjamín. 24 Después de Benjamín, de oriente a occidente, la porción de Simeón, 25 Y desde el término de Simeón, de oriente a occidente, la porción de Isacar. 26 Y desde el tér,ino de Isacar, de oriente a occidente, la porción de Zebulón, 27 y desde la porción de Zebulón, de oriente a occidente, la porción de Gad. 28 El límite de Gad, hacia el sur, será el límite del país, desde tamar hasta las aguas de Meribá-Cadés; y el torrente de Egipto hasta el mar Grande. 29 Esta es la tierra que se repartirán como herencia las tribus de Israel y ésas son sus porciones, dice el Señor Yavé.
30 Y éstas son las salidas de la ciudad: su lado norte medirá dos mil doscientos cincuenta metros. 31 Las puertas de la ciudad tomarán su nombre de las tribus de Israel: tres puertas al norte: una puerta de Rubén, otra de Judá y otra de Leví. 32 Al lado oriente medirás dos mil doscientos cincuenta metros; y habrá tres puertas: una de José, una de Benjamín y otra de Dan. 33 Al sur medirás dos mil doscientos cincuenta metros y habrás tres puertas: una de Simeón, una de Isacar y otra de Zabulón. 34 Y al lado poniente medirás dos mil doscientos cincuenta metros; y habrás tres puertas: una de Gad, una de Aser y otra de Neftalí.
35 Su contorno será de nueve mil metros. Y el nombre de la ciudad dese ese día será: “Yavé está aquí.”

lunes, 13 de diciembre de 2010

OSEAS

INTRODUCCIÓN A OSEAS

Oseas ha pasado a la historia como el profeta engañado por su esposa, a la que, a pesar de todas sus infidelidades, no dejó de amar. Dio, que lo llamó para hablar en su propio nombre a un pueblo idólatra y materializado, quería que su profeta hubiera experimentado el dolor y la vergüenza del esposo traicionado. Los profetas nos revelan a un Dios que siente por los hombres un amor tan real y tan personal que se puede expresar con palabras humanas. El profeta, después de ser llamado por Dios, ha recibido el privilegio de sentir y ver las cosas a la manera de Dios. Oseas entonces va a llevar la misma cruz que él: amar y perdonar constantemente a una esposa liviana e infiel. Y, por otra parte, gritará a Israel la indignación de Yavé frente a sus pecados.
Oseas empezó a predicar como en el año 746, es decir, al final del próspero reino de Jeroboam II, en Israel del norte. Inmediatamente después, iban a empezar los veinte años de decadencia que tendrían por conclusión la toma de Samaria y el destierro de sus habitantes (año 721).
Oseas se levanta para acusar y amenazar al pueblo que vive despreocupado. Continúa su predicación mientras el reino va decayendo anuncia el castigo del pueblo irresponsable e infiel a la alianza de su Dios. Pero comprende que Dios es un educador y que no permite sinrazón las desgracias y aun la destrucción de la nación. Por ese medio, Israel va a volver a ser lo que era cuando Yavé lo tomó de la mano al sacarlo de Egipto: será un pueblo pobre y humilde, capaz de seguir a su Dios con fe y amor.

El libro de Oseas comienza con el relato del fracaso de su vida conyugal. De allí saca una lección para Israel, infiel a Yavé (caps. 1-3)
Después vienen los capítulos 4-13, en que se mezclan reproches, amenazas, invitaciones a la conversión y anuncio del destierro.
Un último párrafo 14,2-10, abre una esperanza para el futuro, cuando Yavé haya quitado a Israel todas las riquezas en que confiaba.

1

1 1 Palabras que Yavé dirigió a Oseas, hijo de Beeri, en el tiempo que reinaba Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, y en el tiempo que reinó Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel.

Cásate con una mujer que se prostituye

2 Cuando Yavé comenzó a hablar por medio de Oseas, le dijo al profeta:
“Anda y cásate con una de esas mujeres que se entregan a la prostitución sagrada y ten hijos de esa prostituta. Porque el país se está prostituyendo al apartarse de Yavé.”
3 Fue, pues, y se casó con Gomer, hija de Diblayim, quien quedó esperando y le dio luego un hijo. 4 Yavé entonces le dijo: “Ponle el nombre de Jezrael, porque dentro de poco haré pagar a los reyes de la familia de Jehú la sangre que derramó en Jezrael. Y destruiré la familia de los que reinan en Israel. 5 Ese día yo haré que Israel sea derrotado en el valle de Jezrael.”

6 Nuevamente Gomer quedó embarazada y dio a luz una niña. Y Yavé dijo a Oseas: “Ponle el nombre de No Amada, 7 porque yo no tendré más compasión de Israel para seguir perdonándolo.”
8 Cuando la niña ya estaba grandecita, Gomer dio a luz un hijo. 9 Y dijo Yavé: “Ponle el nombre de No mi Pueblo, porque ustedes no son mi pueblo, y tampoco, Yo Soy para ustedes.”

2

4 1 ¡Acusen a su madre, acúsenla,
porque ella ya no es mi esposa,
ni yo soy su marido!

Que limpie su rostro de todos esos adornos seductores
y tire esas figuras obscenas que se recuestan en su pecho.
5 Porque si no, la voy a desnudar completamente
para que quede como cuando nació;
será entones igual como un desierto.
como tierra sin agua, y morirá de sed.

6 Ya no querré más a sus hijos,
porque son hijos de una prostituta.
7 Sí, puesto que su madre se ha entregado
y ha perdido su decencia.
¿No era ella que decía:
“Déjenme partir con mis amantes
que me dan mi pan y mi agua,
mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas?”
8 Pero ella no sabía que era yo
el que le daba el trigo, el vino y el aceite,
y quien le proporcionaba en abundancia
la plata y el oro, con que hizo sus Baales.

11 Por eso vendré a recuperar mi trigo en la cosecha,
y mi vino, en la vendimia;
y le quitaré mi lana y mi lino
con que cubría su cuerpo.
12 Y dejaré desnuda su figura marchita
en presencia de sus amantes.
y nadie me podrá impedir que lo haga.

13 Yo pondré fin a sus diversiones,
a sus fiestas mensuales y semanales,
y a todas sus demás solemnidades.
14 Echaré a perder su viña y sus higueras
que ella tanto quería
porque se las habían dado sus amantes.
Dejaré que se las coma la maleza
y que las pisoteen los animales.
15 Yo la castigaré por esos días
en que ofrecía incienso a los Baales
y en que se ponía sus aros y collares
para correr detrás de sus amantes;
y de mí, la ingrata, se olvidaba.

9 Por eso voy a impedir su paso con espinos,
voy a cerrarle el camino
para que no sepa cómo ir.
Perseguirá inútilmente a sus amantes,
tratará de encontrarlos, pero en vano.
10 Entonces se dirá: “Me volveré a juntar con mi marido.
16 Y yo la volveré a conquistar
la llevaré al desierto y allí le hablaré de amor.

17 Le devolveré sus viñas,
convertiré el valle de la Mala Suerte
en un lugar de esperanzas.
18 Y allí ella me responderá como cuando era joven,
como en los días en que salió de Egipto.
y no me llamará más por “Señor mío”,
sino que me dirá: “Marido mío”.
19 Sacaré de su lengua la palabra “baal”,
para que no la pronuncie más en adelante.

20 Ese día haré un pacto con las fieras salvajes,
con las aves de rapiña y las serpientes de la tierra,
para que no le hagan daño.
Romperé el arco y la espada,
alejare la guerra de su tierra.
Y haré que la gente duerma segura ahí.
21 Yo te desposaré para siempre.
Nuestro matrimonio será santo y formal,
fundado en el amor y la ternura.
22 Tú serás para mí una esposa fiel,
y así conocerás quién es Yavé.

23 En ese día, palabra de Yavé,
escucharé a los cielos
y ellos atenderán a la tierra.
24 La tierra responderá al trigo, al vino y al aceite;
y éstos harán honor al nombre de Jezrael.
25 Yo sembraré para mí en el país,
amaré a No Amada
y diré a No mi Pueblo: “Tú eres mi pueblo”;
y él me contestará: “Tú eres mi Dios.”

3

3 1 Yavé me dijo: “Vuelve a querer de nuevo a tu mujer que te ha engañado con otro, así como Yavé ama a los hijos de Israel a pesar de que lo han dejado por otros dioses y que les ofrecen tortas de pasas.”
2 Recuperé, pues, a mi esposa, pagando por ella quince monedas de plata y una carga y media de cebada. 5 Y le dije: “ Te quedarás aquí conmigo por un buen tiempo, sin ofrecerte a nadie y sin traicionarme con ningún hombre. Y yo me portaré igual contigo.”
4 Porque también por muchos días los hijos de Israel, quedarán sin rey, sin jefe, sin sacrificios, sin piedras sagradas, sin consultas a Yavé, sin ídolos para proteger la casa
5 Después volverán los hijos de Israel, buscarán a Yavé, su Dios, y a David, su rey. Cuando llegue el momento acudirán llenos de respeto a Yavé para recibir sus beneficios.

2 1 Y los hijos de Israel serán tan numerosos como la arena del mar, que no pueden contarse ni medirse. Entonces, en vez de decirles: “Ustedes no son mi pueblo”, les dirán: 2 “Ustedes son los hijos del Dios vivo.” Se reunirán los hijos de Judá y los de Israel bajo un solo gobierno y se extenderán por todo el mundo; porque ese día será un día extraordinario para Jezrael. 3 Ustedes llamarán a sus hermanos: Mi pueblo, y sus hermanas: Amada.

4

4 1 Sepan, hijos de Israel, que Yavé tiene un pleito pendiente con ustedes, porque no encuentra en su país ni sinceridad ni amor, ni conocimiento de Dios.
2 Sólo hay juramentos en falso y mentiras, asesinato y robo, adulterio y violencia, crímenes y más crímenes. 3 Por eso todo el país está de duelo y están deprimidos sus habitantes. Hasta los animales salvajes desaparecen, las aves del cielo y los peces del mar. 4 Pero que nadie acuse o se defienda, pues contra ti, sacerdote, es mi demanda.
5 Tú, pecas noche y día, y contigo también peca el profeta, y así induces al mal a tu pueblo. 6 Como tú no te preocupas de enseñar, mi pueblo languidece sin instrucción, por eso yo te echaré de mi servicio. Y como tú ya no te acuerdas de mi Ley, también yo me olvidaré de tus hijos.
7 Todos por igual me han ofendido, pues me han dejado a Mí, su Gloria, por seguir a los ídolos, su vergüenza. 8 Y como comen de la carne ofrecida por el pecado, les conviene que mi pueblo siga pecando.
9 Pero, tanto al sacerdote como al pueblo, yo los castigaré por su conducta y les retribuiré según sus obras. 10 Comerán, pero sin quedar satisfechos, se rebajarán, pero no ganarán nada. Porque traicionaron a Yavé, 11 y no entienden más que de prostitución, vino y aguardiente.

12 Mi pueblo va a consultar a un palo y espera la respuesta de un bastón; pues un espíritu de infidelidad lo arrastra a engañar a su Dios con otros dioses. 13 En lo alto de los cerros ofrecen sacrificios, y sobre las lomas queman incienso bajo cualquier encina, álamos o espino, cuya sombra sea agradable.
Por esto, si sus hijas se hacen prostitutas o si sus nueras engañan a sus maridos, 14 no las castigaré ni a sus hijas ni a sus nueras porque sean prostitutas o infieles, pues ustedes mismos se encierran con las prostitutas y sacrifican con las consagradas a las prostitutas. De este modo, un pueblo que no entiende acaba por perderse.
15 Si Israel es infiel, tú al menos, Judá, no cometas la misma falta. No vayan a Guilgal ni suban a Betaven, mi juren allá por la vida de Yavé.
16 Si Israel se muestra rebelde como una vaquilla salvaje, ¿cómo podrá Yavé llevarlo a pastar como un cordero a pleno campo? 17 Efraím ha aliado con los ídolos, ¡que lo deje pues! Se despiertan de su borrachera para salir con prostitutas, y prefieren su deshonra a mi Gloria. 18 Pero todo esto se lo llevará el viento para que se avergüencen de sus prácticas paganas.

5

Contra los jefes

5 1 Escuchen esto, sacerdotes, estén atentos los jefes de Israel, presten atención los de la casa del rey. Ustedes van a ser juzgados, pues han sido como un lazo de cazador en Mispá y como una red tendida en el Tabor. Yo los voy a castigar a todos porque se han hundido hasta el cuello en la corrupción.
2 Sé quién es Efraím y no me es desconocido Israel. 3 Tú, Efraín, te has entregado; tú, Israel, te has ensuciado.
4 No sólo su conducta les impide volver a su Dios, sino que en su corazón ya no lo quieren, puesto que no lo conocen. 5 El orgullo de Israel lo condena. La maldad de Efraím lo lleva a pecar, y hace pecar también a Judá. 6 Con sus ovejas y sus bueyes irán en busca de Yavé, pero no lo encontrarán porque se ha alejado de ellos. 7 Resultados de las traiciones a Yavé son los hijos ilegítimos que tienen; por eso el destructor los devorará a ellos junto con sus campos.


8 Toquen el cuerno en Gueba, la trompeta en Rama. Ténganlo por seguro, tribus de Israel, 9 que cuando llegue su hora, Efraím seré destruido. 10 Como los reyes de Judá han tratado de ensanchar sus dominios, mi furor los va a pasar a llevar como un torrente. 11 Efraím es un opresor, no actúa correctamente, pues se deja llevar por las apariencias.
12 Pues bien, yo seré como polilla para Efraín y como carcoma para la gente de Judá. Efraím sabe que está enfermo, 13 y Judá, que tiene úlceras. Por eso Efraím ha ido a Asiria y ha mandado mensajeros al gran rey, pero éste no podrá sanarlos sin curarles las llagas.
14 Porque yo me portaré como un león con Efraím y como un cachorro con la gente de Judá. Yo, sí, yo mismo lanzaré un zarpazo y huiré, me llevaré mi presa y nadie me la podrá quitar. 15 Por ahora me vuelvo a mi casa hasta que se reconozcan culpables y vengan a verme, pues en su angustia tratarán de encontrarme.

martes, 7 de diciembre de 2010

6

6 1 “Vengan, volvamos a Yavé.
pues si él nos lesionó, él nos sanará,
si él nos hirió, él vendará nuestras heridas.
2 Dentro de poco nos dará la vida,
al tercer día nos resucitará
y viviremos en su presencia.
3 Empeñémonos en servir a Yavé:
caerá sobre nosotros como el aguacero,
como la lluvia de primavera que riega la tierra.”

4 ¿Qué he de hacer contigo, Efraím?
¿Cómo he de tratarte, Judá?
El cariño que me tienen es como una nube matinal,
como el rocío que sólo dura algunas horas.
5 Les envié los profetas para destrozarlos
y de mi propia boca salió su sentencia de muerte.

6 Porque yo quiero amor, no sacrificios,
y conocimiento de Dios,
más que víctimas consumidas por el fuego.

7 Pero ellos no cumplieron mi Alianza en Adam, pues allí me traicionaron. 8 Galaad, ciudad de malhechores, está llena de huellas de sangre. 9 Como una banda de salteadores, los sacerdotes se juntan para asaltar a los que pasan por el camino de Siquem. 10 En verdad, su actitud es condenable. Peor aún es lo que he visto en Betel; pues allá Efraím se comporta como una prostituta: Israel se deshonra. 11 (A ti Judá, sin embargo, te espera una buena cosecha cuando traiga de vuelta a los desterrados de mi pueblo.)

7

7 1 Justamente cuando quería sanar a Israel, he descubierto el pecado de Efraím y la malicia de Samaria, pues no actuaron con sinceridad. En efecto, los ladrones roban en las casas y los bandidos asaltan los caminos. 2 Pero ellos ni se preocupan en pensar que yo tengo presente su maldad. Ahora mismo sus obras están delante de mí acusándolos.
3 Entusiasman al rey con su astucia, y a los cortesanos con sus mentiras. 4 Todos están ardiendo de pasión, calientes como un horno que ha dejado encendido el panadero mientras amasa y espera que la masa se levante.
5 El rey se pone a beber con los malvados, y él con sus cortesanos cae al suelo bajos los efectos del vino. 6 Mientras tanto el ánimo de los conspiradores se va enardeciendo y termina por estallar, como ocurre con un horno que, apagado durante la noche, se enciende al amanecer. 7 Y una vez que estalla la conspiración, devora como en un honor a sus gobernantes. Así han perecido todos sus reyes sin que ninguno de ellos me pidiera auxilios.
8 Efraím se mezcla con otros pueblos. Efraím es una tortilla que se ha quemado por un solo lado. 9 Los extranjeros consumen sus energías sin que se dé cuenta. Su cabeza está de canas y él no lo nota. 10 Su misma arrogancia condena a Israel, pero no se han vuelto a Yavé, su Dios, ni tratan, a pesar de todo, de buscarlo. 11 Efraím es como una paloma tonta y sin juicio, pues o bien llaman a Egipto. O bien parten a Asiria. 12 Pero, adonde quiera que vayan, yo les pondré una trampa y caerán como las aves del cielo, castigaré por todas sus maldades.
13 Por haberse alejado de mí serán unos desgraciados y, por haberme traicionado, les sobrevendrán calamidades. Yo quería liberarlos pero ellos me calumniaban. 14 Cuando gemían en sus lechos, no se acordaron de invocarme sinceramente, cuando les faltaba el trigo o el vino, se lastimaban, pero seguían alejados de mí.
15 Yo les di la fuerza necesaria, pero la emplean en maquinar contra mí. 16 Piden auxilio pero no lo encuentran; son como un arco que no apuntan. Sus jefes morirán acuchillados, por haber proferido tantas injurias. Y en Egipto se reirán de ellos.

8

8 1 Prepárate a tocar la cometa, como un centinela que alerta a los de la Casa de Yavé, pues no han respetado mi alianza y han rechazado mi Ley; 2 Ellos me aclamaban: “Dios mío, nosotros los de Israel te conocemos.” 3 Pero Israel ha rechazado el bien y por eso el enemigo lo perseguirá. 4 Si han elegido reyes, pero sin mi consentimiento, se han dado jefes sin consultarme. Con su oro y su plata se han fabricado ídolos, que los llevarán a la ruina. 5 Odio tu ternero, Samaria, y estalla mi cólera contra él. ¿Hasta cuándo serán incapaces de purificarse?
6 Tu becerro, Israel, no es un Dios, pues ha sido hecho por un escultor. Por eso, el ternero de Samaria, será presa de las llamas. 7 Como siembran vientos, cosecharán tempestades. Su trigo no echará espigas, la espiga no dará harina, y si llega a dar algo, se la comerán los extranjeros.
8 Israel ha sido devorado y ahora aparece en medio de las naciones como una cosa que no sirve. Efraím era un burro orgulloso. 9 Pero miren cómo subió a Asiria llevando regalos a sus amantes. 10 Sin embargo, por más que se hayan hecho de amigos en las naciones, pronto les voy a dispersar y dentro de poco no podrán ungir más reyes ni príncipes.

11 Efraím multiplicó los altares, pero éstos solo le han servido para pecar. 12 Para él escribí los numerosos preceptos de mi Ley, pero los considera como si fueran de un extraño. 13 Si me ofrecen sacrificios, es sólo por el interés de comerse la carne. Pero Yavé no los acepta y, en adelante, va a tener presente su falta, va a castigar sus pecados y los va a mandar nuevamente a Egipto.
14 Israel se ha olvidado de su creado y construye palacios. Judá, por su parte, multiplica las ciudades fortificadas. Pero yo prenderé fuego a sus ciudades e incendiaré sus castillos.

9

Anuncio del destierro

9 1 No te alegres, Israel, no te regocijes como las naciones paganas, porque tú te has alejado de tu Dios para irte con otros. Y, con tal de que te dieran algo, te entregabas en cualquier era donde se trillara. 2 Pero ni la era ni el lagar les proporcionarán el sustento necesario, y hasta el vino les faltará. 3 No vivirán más en la tierra de Yavé: Efraím volverá a Egipto y, en su destierro de Asiria, comerán alimentos impuros.
4 Ya no derramarán más vino en homenaje a Yavé, ni le ofrecerán más sacrificios. Su pan será como el pan que se sirve en un velorio, que deja impuros a todos los que lo comen. Por eso se quedarán solos con su pan, pues no lo aceptarán en la Casa de Yavé.
5 ¿Qué harán ustedes el día de la peregrinación para la Fiesta de Yavé? 6 Ustedes saldrán, pero huyendo después de la derrota. Egipto los recogerá y en Menfis serán sepultados. Las ortigas guardarán sus tesoros de plata y las zarzas crecerán en sus casas. 7 Ha llegado la hora del castigo, ha llegado la hora del desquite. Todo Israel verá cómo se vuelven locos sus profetas y cómo deliran fue grande tu pecado, enorme será tu desastre. 8 Efraím monta guardia ante mi Dios y el profeta trata de impedir que el enemigo llegue de sorpresa, anunciando el ataque contra el templo de sus ídolos. 9 Se han corrompido profundamente como aquel día en Guibea; pero Yavé se acordará de su culpa y castigará sus pecados.
10 Yo encontré a Israel tirado como uva silvestre y me fijé en sus padres como si fueran las primeras brevas; pero no llegaban todavía a Palestina, cuando ya se habían deshonrado y se habían hecho tan aborrecibles como el objeto de su pasión. 11 Efraím verá cómo se vuela su gloria como un pájaro, recién nacida…en el serio…apenas concebida. 12 Por más que críen hijos, se los quitaré antes que lleguen a hombres. ¡Ay de ellos cuando me aparte ellos!
13 Yo soñaba con ver a Efraím plantado en verdes praderas, pero Efraím tendrá que llevar a sus hijos al matadero. 14 Dales, Yavé…¿Qué les darás? ¡Haz que sus entrañas sean estériles y que se sequen sus pechos.
15 En Guilgal salió a relucir toda su maldad. Allí fue donde les tomé odio. Los echaré de mi casa por su conducta depravada; no les tendré más cariño, pues todos sus reyes me han desobedecido. 16 Efraím se está muriendo; sus raíces se han secado y ya no habrá más frutos. Y aunque tengan hijos, yo haré morir el apreciado fruto de su seno. 17 Como no le hicieron caso, mi Dios los echará de su presencia y andarán como vagabundos por la tierra.

10

10 1 Israel era una viña excelente que daba uva en abundancia. Cuanto más aumentaba su producción, más multiplicaba sus altares; mientras más prosperaba el país, más embellecía sus monumentos paganos.
2 Su cariño está repartido, pero no lo van a pagar, Yavé mismo derribará sus altares y demolerá sus monumentos. 3 Ahora andan diciendo: “Nos quedamos sin rey por no haber respetado a Yavé. Pero, ¿qué podía haber hecho el rey a favor nuestro?” 4 Y mientras decían estas cosas, juraban en falso y celebraban convenios, sin pensar que preparaban su sentencia como crece la hierba venenosa entre los surcos de los sembrados. 5 Los habitantes de Samaria se lamentan por sus terneras de Betaven; su pueblo hace duelo por el ternero, junto con los sacerdotes que lo pasaban bien con él. Pues a su glorioso ídolo, 6 se lo llevaron lejos a Asiria, como regalo para el gran rey. Para Efraím será una afrenta: ¡qué vergüenza para Israel! 7 Su rey será sacado de Samaria como se limpia la espuma de la superficie de un estanque.
8 Sus santuarios situados en lugares altos, donde pecaba Israel, serán destruidos, zarzas y cardos cubrirán sus altares. Entonces dirán a las montañas: “Escóndannos”, y a los cerros: “Caigan sobre nosotros.”
9 Desde aquel día, en Guibea, que estás pecando, Israel, no has cambiado nada. ¿No serán castigados como lo fueron los malvados en Guinea? 10 Yo los castigaré y las naciones se juntarán contra ellos por su doble crimen.

Amenazas y llamamiento a la conversión

11 Efraím es una vaquilla bien domesticada, acostumbrada a trillar; sin embargo, yo pondré un pesado yugo sobre su hermosa cabeza para que tire. 12 Israel arará, Jacob rastrillará. Siembre, pues, conforme a la Ley, para que cosechen amor; cultiven lo que está sin cultiva. Ahora busquen a Yavé hasta que venga a traerles la justicia.
13 Pero ustedes han sembrado el mal, han cosechado la injusticia y se han comido el fruto de la mentira. Ya que tú te ufanabas de tus carros y de tu ejército numeroso, 14 reinará la confusión en tus ciudades y serán demolidas tus fortalezas, como pasó cuando Salmán destruyó a Betabel y que aplastaron a las madres con sus hijos entre los brazos. 15 Así te voy a tratar, Israel, por tu inaudita maldad. El huracán arrasará para siempre a los reyes de Israel.

11

De Egipto llamé a mi hijo

11 1 Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. 2 Pero, mientras los llamaba yo, más se alejaban de mí. Ofrecieron sacrificios a los baales y quemaron incienso ante los ídolos.
3 Yo, sin embargo, le enseñé a andar a Efraím, sujetándolo de los brazos, pero ellos no entendieron que era yo quien cuidaba de ellos. 4 Yo los trataba con gestos de ternura, como si fueran personas. Era para ellos como quien les saca el bozal del hocico y le ofrece en la mano el alimento.
5 Pero, ya que no han querido volver a mí, volverán de nuevo a Egipto y tendrán por rey a Asiria. 6 La espada arrasará sus ciudades, exterminará a sus hijos y se saciará con sus fortalezas.

7 Mi pueblo está pagando ahora su infidelidad, pues invocan a Baal, pero nadie lo ayuda. 8 ¿Cómo no te voy a rescatar, Israel? ¿Será posible que te abandone como a Adma o que te trate igual que a Seboim? Mi corazón se conmueve y se remueven mis entrañas. 9 No puedo dejarme llevar por mi indignación y destruir a Efraím, pues soy Dios y no hombre. Yo soy el Santo que está en medio de ti, y no me gusta destruir.
10 Ustedes seguirán a Yavé, que rugirá como león. Sí, rugirá y sus hijos vendrán temblorosos desde el occidente. De Egipto acudirán como pájaros, del país de Asur como palomas, y haré que vuelvan a habitar sus casas. Palabra de Yavé.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

12

12 1 Efraím me ha rodeado de mentira, la gente de Israel de falsedad; pero Judá sigue todavía a su Dios; es fiel con el Santo. 2 Efraím se llena de viento, corre tras el viento de oriente, sin cesar multiplica la mentira y la violencia, hace alianza con Asiria y lleva perfume a Egipto.
3 Yavé ha presentado una querella contra Israel, va a tratar a Jacob conforme a su conducta y le dará su merecido por lo que ha hecho.
4 Ya en el seno materno, suplantó a su hermano y, cuando era hombre, peleó con Dios. Luchó con el ángel, lo venció. 5 Luego le suplicó llorando que le diera la bendición. Lo volvió a encontrar en Betel y allí le habló. 6 Sí, el Señor de los Ejércitos se llama Yavé. 7 Por eso tú regresa donde tu Dios; actúa con amor y justicia, y confía siempre en él.
8 Efraím, tú acostumbrabas a meter trampas con balanzas mal ajustadas. 9 Y sin embargo dices: “Yo me he enriquecido y he amasado una fortuna, pero todas mis ganancias son legítimas, no veo nada de malo en ellas.” 10 Desde aquellos días en Egipto, yo soy Yavé, tu Dios. Yo te haré vivir de nuevo en tiendas de campaña, como vivías cuando nos encontramos en el desierto. 11 Hablaré a los profetas, multiplicaré las visiones y dictaré sentencias, por medio de los profetas.
12 Si Galaad no es más que pecado, ellos no son más que mentira; en Guilgal ofrecían sus sacrificios a los becerros, por eso sus altares quedarán reducidos a un montón de escombros desparramados por el campo.
13 Huyó Jacob a las llanuras de Aram, sirvió Israel por una mujer, y por una mujer guardó rebaños. 14 Por medio de un profeta hizo subir Yavé a Israel de Egipto y por medio de un profeta lo guardó. 15 Pero Efraím lo ha colmado con sus provocaciones, por eso hará que recaiga sobre él la sangre que ha derramado, y su Señor le devolverá las ofensas que le ha hecho.

13

13 1 Cuando Efraím hablaba, todos temblaban de espanto, pues era poderoso en Israel; pero decayó apenas se puso a pecar con el Baal. 2 Y todavía siguen pecando, pues se fabrican estatuas de metal fundido, ídolos de plata inventados por ellos, y ejecutados por artesanos. Y a esto lo llaman Dios, y hombres como ellos besan reverentes a un ternero. 3 Por eso serán como neblina matinal, como el rocío que pronto se seca, como paja barrida por el viento, como el humo que escapa por la ventana.
4 Sin embargo, yo soy Yavé, tu Dios, desde la tierra de Egipto; no conoces otro Dios, fuera de ni, ni hay más Salvador que yo. 5 Yo te di de comer en el desierto, en esa tierra seca. 6 Yo les di de comer de sobra; pero cuando estuvieron satisfechos, se llenó de orgullo su corazón y se olvidaron de mí. Pues bien, yo fui para ellos como un leopardo; 7 me ponía al acecho en su camino como una pantera; 8 me lanzaba sobre ellos como un oso al que le han quitado sus crías; desgarraba su pecho hasta el corazón y, como leona, allí mismo los devoraba y los destrozaba como fiera salvaje.
9 Israel, yo que era tu socorro, voy ahora a destruirte. 10 ¿Dónde está, pues, tu rey para que te salve? ¿Y tus generales, para que te protejan? ¿No eran ellos los que tú me pediste? 11 Te di un rey para que no me molestaras más, y ahora te lo quito porque ya me aburriste. 12 La falta de Efraím es mantenida en secreto y se guarda en reserva su pecado. 13 Pero le llegan los dolores de parto y el niño está listo para nacer, pero no sale, pues es un hijo tarado.
14 ¿Yo los libraré del poder sepulcro? ¿Yo los salvaré de la Muerte? ¿Dónde están, oh Muerte, tus plagas? ¿Dónde están, oh Sepulcro, tus azotes? 15 Se acabaron esas miradas compasivas con Efraím, que crecía lozano en medio de sus hermanos, pues sobre él soplará Yavé el viento caliente del desierto, y se secarán, sus vertientes y se agotarán sus manantiales; su tierra será devastada y desaparecerán todos sus tesoros.

14

14 1 Samaria recibirá su castigo por haberse rebelado contra Yavé: sus habitantes serán acuchillados, sus niños serán pisoteados y les abrirán el vientre a sus mujeres embarazadas.

2 Vuelve, Israel, junto a Yavé, tu Dios,
pues tus faltas te hicieron tropezar.
3 Preparen sus palabras de disculpa
y preséntense a él para decirle:
“Oh tú, que tienes compasión del huérfano,
perdona nuestros pecados y acepta nuestras excusas.
En vez de bueyes te ofreceremos
las alabanzas que salen de nuestros labios.

4 Asiria no nos salvará
ni confiaremos más en los caballos,
ni a la estatua que hbicieron nuestras manos
volveremos a decirle: Dios nuestro.”

5 Yo sanaré su infidelidad,
los amaré con todo el corazón
pues ya no estoy enojado con ellos.
6 Yo seré para Israel como el rocío;
florecerá como una azucena
y extenderá sus raíces como el árbol del Líbano.

7 Sus retoños brotarán por todas partes,
tendrá como el olivo mucha prestancia
y será su perfume como el del Líbano.
8 Volverán a sentarse bajo mi sombra;
cosecharán el trigo en abundancia,
cultivarán sus viñas,
y sus vinos serán tan renombrados como los del Líbano.

9 Efraín, ¿qué tengo yo que ver con tus ídolos?
Yo te miro y aguardo tu respuesta.
Yo que soy un ciprés siempre verde
y que te da la posibilidad de tener frutos.

10 Si alguien es sabio, que comprenda estas palabras.
y si es inteligente, que las entienda.
Pues los caminos del Señor son derechos
y por ellos caminan los buenos
mientras que los malos en ellos se extravían.